Montañismo

El vertedero del K2: "Un grupo de tontos que suben a las montañas a satisfacer su ego"

Una alpinista, que hizo cima allí el mes pasado, critica el abandono de basura por parte de otros montañistas

Basura en el K2

Basura en el K2 / Instagram Flower Wayta

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¿Recuerdan las imágenes de las colas para subir una de las cimas más icónicas, y también de las de mayor dificultad, de los 'ochomiles' que tenemos en el planeta, el K2?

Pues más allá de aquellas controvertidas instantáneas, que han servido para denunciar la deriva comercial del turismo de alta montaña, ahora se añade otra polémica recurrente en el tiempo, pero no por ello menos necesariamente reivindicable, que sucede justo tras la conquista de la cima: la basura abandonada por la mayoría de los escaladores.

Ya sea por causas de fuerza mayor -de los temporales destrozan campamentos y dificultan su recogida a las situaciones de vida o muerte en el que hay que salir de allí urgentemente con lo puesto- o por una dejadez voluntaria y consciente que traiciona totalmente el espíritu con el que se acude a la montaña -la máxima de que 'lo que te llevas de tu casa, tiene que volver a tu casa'-, la imagen que queda es la de que el paso del hombre por el entorno natural acaba haciendo más mal que bien a esos ecosistemas.

Así lo ha denunciado la alpinista peruana Flor Cuenca, con un vídeo en el que registra el rastro de basura que queda abandonada el campamento C2 tras el paso de los alpinistas.

Al vídeo le ha acompañado un indignado texto en el que Cuenca no se corta a la hora de criticar la actitud de otros escaladores. "Cada vez que regresamos de la montaña y especialmente después de llegar a la cima, publicamos nuestras fotos muy orgullosos. Y yo les pregunto: ¿también estamos orgullosos de toda la basura que dejamos atrás?", ha comentado en la publicación de Instagram.

"He visto gente subir con un enorme material para dar comodidad a sus clientes. Pasan mucho tiempo cargando botellas de oxígeno, carpas y comida. Pero cuando descienden sólo hay un camino y no tienen capacidad para bajar todo lo que ha sido transportado hacia arriba", ha denunciado la alpinista, que hizo cima en el K2, de 8.611 metros, el pasado mes de julio.

En el vídeo se puede observar varias tiendas en perfectas condiciones aún ancladas y otras totalmente deshechas, además de un reguero de basura que emborrona lo que debería ser una postal idílica de un lugar salvaje y libre.

Esta experiencia le ha servido a la alpinista peruana para preguntarse sobre la esencia del montañismo. "¿De qué naturaleza pura podemos hablar cuando, año tras año, dejamos allí nuestros desechos y se van acumulando? ¿Qué pensamos, que todos estos residuos van a desaparecer como por arte de magia o los extraterrestres se encargaran de limpiarlos?", se ha cuestionado.

"Quizás se pueda hacer una excepción, cuando hay muy mal tiempo o la vida corre peligro, se puede dejar algo. Pero no siempre estamos en esas condiciones, algunos tienen un clima hermoso cuando regresan a los campamentos base", ha matizado antes de rubricar su escrito con una dura sentencia: "No somos montañeros, somos simplemente un grupo de tontos que suben las montañas para satisfacer su ego. Un montañero apasionado no le haría esto a la montaña".

Este vídeo a modo denuncia ha servido para que otros amantes de la alta montaña cuestionen este tipo de expediciones nacidas con el boom de los 'ochomiles' que ha abierto el debate acerca de la sostenibilidad del entorno y el respeto a un disciplina que pregona unos ideales que no se acaban cumpliendo.

Un negocio que convierte el alpinismo en una modalidad turística, generando pingües ingresos en el territorio pero con un gran coste medioambiental.