La crítica de Monegal: La asesina de la Guardia Urbana protesta desde la cárcel

El pasado martes día 5 EL PERIÓDICO informaba de la petición de Rosa Peral, ‘la asesina de la Guardia Urbana’, de que se paralizase el estreno en Netflix de la serie ‘El cuerpo en llamas’, por considerar que esta serie, ficcionada, sobre su caso, distorsiona su imagen. El Tribunal de Justicia de Catalunya no admitió la petición.

La serie se acaba de estrenar. Seis capítulos. Úrsula Coberó encarna a Rosa. Su cómplice en el asesinato, el también Guardia Urbano Albert, lo interpreta Quim Gutiérrez. Me he tragado los seis capítulos de golpe, con notable esfuerzo porque creo que con tres o cuatro habría habido bastante. La productora, Arcadia Motion Pictures, tiene en su haber muy notables y prestigiosos trabajos (‘As bestas’, ‘Mediterráneo’, ‘No habrá paz para los malvados’...), pero en esta ocasión su trabajo narrativo parece haberse moldeado como un chicle, alargándolo de forma excesivamente ralentizada. Conocíamos previamente este caso gracias a los siempre impecables análisis de Carles Porta (‘Crims’ en TV-3 , y también en castellano en Movistar+ Plus). Ahora, este largo ejercicio ficcionado, podríamos discutirlo. Pero lo más ardiente de este asunto es que ha propiciado un nuevo protagonismo de la sentenciada y encarcelada Rosa Peral. Desde la cárcel ha protestado. «¡Esa no soy yo!» viene a decirnos, airada. Aunque su reclamación, judicialmente, no se ha atendido, plantea una cuestión interesante. La justicia ya ha condenado a Rosa. Lleva en la cárcel desde hace seis años y le quedan 19 más por lo bajo. Y ella considera que, al estar ya está purgando su delito, es injusto que se le añada otra condena suplementaria por parte de la tele, con una serie que, según ella, desfigura su personalidad. Es posible que el malestar de Rosa Peral se mitigue con dinero. De hecho Netflix ha realizado una maniobra inteligente: además de la serie, ha estrenado paralelamente el documental, producido por Brutal Media, ‘Las cintas de Rosa Peral’. Allí, por primera vez, podemos ver y escuchar a la auténtica Rosa desde la cárcel. Dice, en tono de denuncia: «He visto barbaridades sobre mí en la tele (..) Los medios han creado el personaje que les convenía: el de ‘la viuda negra’».

En este documental es significativo el testimonio, autocrítico, del conocido periodista de sucesos Carlos Quilez diciendo: «Sobre este caso no se informó con equidistancia. Yo mismo lo hice, y me avergüenzo». Una valerosa rareza.

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