'Lo de Évole'

El episodio 'MeToo' de Maruja Torres: "Me intentó besar y le arranqué un trozo de labio"

La periodista y escritora hace un repaso exhaustivo de su larga trayectoria vital, profesional y afectiva en el programa de Jordi Évole

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EVOLE 02 / La Sexta

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Periodista irreductible, reportera con el don de la empatía con el débil, entrevistadora de las que no se deja ninguna pregunta en el tintero por muy arriesgada que esta sea, escritora apasionada -ganadora del premio Planeta-, polemista imbatible y, ante todo, una persona libérrima que siempre ha antepuesto la pasión y el oficio a seguir los cánones establecidos.

Con este currículo y su enorme carisma, estaba claro que Jordi Évole algún día debía llevar a a su programa a la periodista Maruja Torres, ahora disfrutando del retiro profesional y de una vejez espléndida a los 80 años, para que le contase los entresijos de su faceta profesional, en un viaje de ambos a Roma en el que han hablado de literatura, de beber, de follar y de amar, de envejecer, de la vida y de la muerte.

"El sexo con uno mismo no se acaba nunca"

Hablando sin tapujos de la masturbación y, también, de sus múltiples relaciones sentimentales, la mayoría de ellas pasajeras, Maruja Torres no ha podido dejar de señalar cómo le ha condicionado una infancia traumática, con un padre maltratador y alcohólico que les acabó abandonando, en sus relaciones afectivas posteriores: "Mi padre nos abandonó cuando tenía 7 años. Eso te marca con los tíos, buscas hombres que te dejen".

A pesar de haber disfrutado mucho del sexo en pareja, Torres ya no lo echa de menos porque según ha confesado a Évole: "El sexo con uno mismo no acaba nunca. Yo, cuando me masturbo, pienso en el dedo o en el dildo, pero no pienso en nada más", ha detallado.

Marcada por un mundo machista

Entregada totalmente al "oficio" del periodismo y batallando por hacerse un hueco en un mundo dominado por los hombres -"Comencé a hacer periodismo cuando acabé una larga relación", ha explicado-, Maruja Torres cree que el secreto de escribir bien está en “leer mucho, leer a los mejores y leer en voz alta. Y cuando escribas, lee en voz alta”.

Torres ha explicado a Évole varios episodios en los que los hombres han intentado someterla, incluso dentro del gremio. La primera vez tras una fiesta en la sala barcelonesa La Paloma en la que, tras ligar "con un hombre muy guapo", éste demostró que era una especie de psicópata: "Entramos en su habitación y vi todos los cuadros rarísimos que tenía hechos por él. Entonces, empezó a cagarse en las mujeres y yo hice eso que hacía cuando mi padre, salirme, quedarme muerta", ha detallado Maruja Torres que acto seguido vio como el chico la penetraba para posteriormente ponerse a llorar confesándole que "no tenía una buena relación con las mujeres".

En otro caso tuvo que lidiar con su jefe, que le pidió ir a tomar un whisky y ella, que contaba solo con 21 años, accedió. Luego, al montarse en el coche de su jefe, se dio cuenta que el motivo de la invitación era otro bien distinto: "Buscaba primero si podía follarme y luego poder desprestigiarme, porque yo trabajaba muy bien en ese periódico", se ha sincerado la escritora.

Torres se defendió mordiéndole el labio, algo que dejase seña. Al día siguiente, según ha contado jocosa la periodista, su jefe fue comentando a quien le preguntaba por la herida que se la había hecho "comiendo marisco". Ella tiene claro el motivo de este acoso: "No es el sexo, es la humillación, el poder".

"Los viejos de ahora somos la hostia"

Maruja Torres se encuentra en plena plenitud vital entrando en los 80 años y es algo que ha querido reivindicar delante de Évole.

"Veo vejeces que son impostadas, es decir, que las han aceptado. O sea, quitarles a los viejos el miedo a la vejez", ha explicado la periodista, que ha querido reivindicar la capacidad para vivir situaciones nuevas sea cual sea tu edad: "Eres tan joven en tu vejez como joven fuiste en tu adolescencia, porque todo te sucede por primera vez".

"Hay que ser más valiente para ser viejo que para ir a la guerra, porque el que va a la guerra cree que va a sobrevivir y el viejo ya va sabiendo que su decrepitud avanza. Y esa es la verdadera guerra", ha explicado.

"El éxito de la vejez, es tener comida, tener un techo y tener una pensión. Todo lo que no sea eso es una vergüenza para las instituciones", ha querido recordar señalando las dificultades que se encuentran los mayores en la sociedad actual."

"Las adicciones son buenas acompañantes, pero malas amas"

Una de las etiquetas que más le han acompañado a Maruja Torres durante toda su azarosa vida era la de 'borracha', algo que la periodista ha querido matizar en su viaje a Roma con Évole: "Todo el mundo sabe que soy una bebedora, si alguno cree que soy una borracha, pues ese es su problema. Y si alguno cree que soy una alcohólica, está equivocado porque eso es una enfermedad que no tengo.

"Afortunadamente puedo beber. Bebo lo normal que me admite el cuerpo, que es bastante", ha explicado dejando una de esas sentencias que son literatura pura: "Todas las adicciones son buenas acompañantes, pero malas amas".