Tú y yo somos tres

Detrás de Denver hay un actor, no un 'souvenir'

Jaime Lorente, 'Denver', en `Salvados'.

Jaime Lorente, 'Denver', en `Salvados'.

Ferran Monegal

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Apenas tenía un duro, pero era feliz. Y de pronto le llegó la serie ‘La casa de papel’, y su interpretación del personaje Denver le catapultó a la fama mundial.

Éxito planetario absoluto. Y no obstante el actor Jaime Lorente le ha contado a Gonzo en ‘Salvados’ (La Sexta): «Creí que había conseguido lo que siempre había querido, pero era un pozo. Me convertí en una persona triste». Y añadió: «Me para la gente por la calle. Me piden ¡un autógrafo, un autógrafo! Y resulta que me transforman en un ‘souvenir’».

¡Ah! Interesante ejercicio de psicodrama: el impacto en la mente del éxito televisivo. Es muy lúcida esta advertencia de Lorente: me han convertido en un ‘souvenir’. O sea, la audiencia metaboliza lo que ve en la pantalla de una forma inquietante: el personaje de ficción fagocita a la persona, al actor, que lo interpreta. No existe Jaime Lorente para la masa teleadicta: existe la sombra que proyecta en la tele, en forma de Denver.

Contó este estimable intérprete lo mucho que le ha afectado mentalmente esta situación. Se puso en manos de especialistas. Con buena intención, y por si le sirve de alivio, quisiera recordarle a mi admirado Lorente que eso ya le ocurría a Christopher Lee: estaba hasta el gorro de que le pidieran autógrafos identificándole como Drácula o Fu Manchú.

En esta misma sesión Gonzo también estuvo en campus universitarios hablando con alumnos. Estudiantes que les queda poco para terminar su carrera y no obstante su cerebro les avisa. Uno decía: «No puedo pensar en expectativas de futuro. Me genera ansiedad». Otro: «Acabaré la carrera en dos años y me pregunto ¿qué voy a hacer?». Efectivamente. Tener una carrera hoy ya no es pasaporte infalible para un destino laboral.

Tanto esfuerzo, tantos años de estudio ¿para acabar con qué tipo de empleo, caso de que encuentre uno? El antropólogo David Graeber publicó en 2018 un ensayo titulado ‘Un trabajo de mierda’ en donde reflexiona sobre estos asuntos. Y añade algo más: hay trabajos bien pagados, alto ‘standing’, que no obstante generan problemas mentales en quienes los desempeñan. Viven bien, pero al llegar a su casa por las noches se preguntan ¿qué mierda de trabajo estoy haciendo? ¿Para eso he venido yo a este mundo? ¡Ah! Decían ayer en el programa ‘This is Philosophy’ (La 2) que a lo mejor el mundo, para Dios, solo es un videojuego.

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