ENTREVISTA

Marc Ribas: «¿Chef sexi? Puede. Pero eres más guapo porque sales en la tele»

El presentador de 'Cuines' y 'Joc de cartes' dice disfrutar con sus trabajos en la tele aunque él se considera antes todo cocinero

MARC RIBAS

MARC RIBAS / periodico

INÉS ÁLVAREZ

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Marc Ribas (Girona, 1976) aterrizó en la tele sin ninguna presión, porque era ante todo chef, y resulta que presenta en TV-3 dos programas gastronómicos líderes de audiencia: 'Cuines' y 'Joc de cartes', concurso en el que se valora y da visibilidad a restaurantes catalanes. Aunque no pierde la cabeza. Porque la tele le divierte, pero lo suyo es la cocina. Y ahí está, disfrutando con recetas rescatadas del modernismo en el Panot (Casa Fuster), de Barcelona, y en la Taverna del Ciri, en Terrassa. Y en la tele, claro. Este mes de agosto ha vuelto con 'Joc de cartes estiu'. 

Nueva temporada de' Joc de cartes'. Sí, comenzamos con la edición de verano y ya no paramos hasta Navidad. Lo que queríamos conseguir este año era hacer más de 200 restaurantes y visitar todas la comarcas de Catalunya y lo hemos conseguido.

Dice que está de prestado en la tele. Pues para ser así, encabeza dos programas líderes... Pues sí, los dos funcionan muy  bien.  'Cuines' cada día es el programa no informativo más visto, y hace un 20 y pico de 'share' de lunes a viernes. Y 'Joc de cartes',  lo mismo: también funciona, pero en 'prime time'. Espero que también funcione esta temporada. Que una de cada cuatro personas que ven la tele me escoja a mí, es algo que me hace feliz.

Cuando comenzó en el 'Cuines' dijo que si lo de la tele no funcionaba, volvería a sus fogones y listo. Y no para. ¿No se esperaba el éxito?  No, la verdad es que no. Ni me lo espero ahora. La intención continúa siendo la misma. Soy cocinero, mi pasión es cocinar y cuando lo de la tele deje de funcionar, lo dejaré. Aunque puede ser también posible que yo acabe saturado de tele y cocina,  y si tengo que escoger una de las dos cosas, me quedaré con los fogones y no con las cámaras. 

Pero mientras el cuerpo aguante… Pues sí, porque me lo estoy pasando muy bien. El equipo de 'Joc de cartes' somos una familia y 'Cuines' es un programa muy chulo que puedes hacer con libertad. Solo es salir y cocinar. Estás más cómodo. 

"'Cuines' y 'Joc de cartes' funcionan. Me hace feliz que una de cada cuatro personas que ven la tele
me escojan"

¿La clave del éxito de 'Joc de cartes' es la mala leche de los restauradores? Un poco de todo. Primero, que es un concurso, y siempre engancha, porque tú quieres saber quién ganará. La mala leche no está siempre y, a veces, agota si es muy fuerte, porque puede ser desagradable, pero en 'Joc de cartes' no llega nunca a un límite extremo. Siempre hay algo que te lo rompe. Porque no es ni siquiera un programa de gastronomía, sino básicamente de humor. Y luego está que lo pasamos muy bien haciéndolo y eso traspasa la pantalla.

Se suprimió aquella tertulia que no parecía mucho de TV-3... Sí, aunque yo no entraba en eso. Pero murió por una cuestión muy práctica: en la primera temporada, cuando acaba el programa no tienes nada más que explicar, pero en la segunda,  solo hace falta hacer una reemisión de la primera y el 'share' funciona. Puedes hacer un 23% de 'share' y acto seguido poner un programa de la anterior temporada y hacer un 16%. También lo nota el restaurante cuando se hace la reemisión, porque vuelven a tener una subida de reservas. La visibilidad que logran es lo más bonito que pasa con el programa. Como restaurador, te das cuenta de que eso les va bien.

¿Se nota que hay un nivel? Sí. Y hay  una gran variedad. De hecho, hay restaurantes que al verlos por fuera dirías: «Aquí no entro ni aunque me maten». Pero con el programa entras, y ves que se come muy bien. Coges la primera cucharada y dices: «¡Brutal!». Además,  sirve para ver la realidad. Parece que aquí solo hacemos una cosa u otra y la realidad del país es muy variada. 

¿Se ha encontrado a mucho friki? Menos de lo que pensaba. Porque este negocio lleva eso: todos los que nos dedicamos a esto estamos un poco locos y piensas: supongo que se están conteniendo. Y hay, claro. Yo soy el primer friki. Si me hicieran uno a mí sería algo extraño. 

Ya cocinó en 'Joc de cartes'... Sí, en la primera temporada.

r"Yo de presentador tengo poco. Soy un cocinero que presenta. Y no hago un papel. Soy yo"

¿Y le criticaron mucho? No, pero intentaban devolvérmela. Aunque yo tampoco me porto mal con ellos, porque sé el trabajo que hay detrás, y que no es fácil cocinar el día que vienen 20 personas a comer, con un equipo técnico que te lo cambia todo, y que tus rivales analizarán hasta el último detalle. Es fastidiado. Es un cambio de rutinas y eso te puede desbaratar la cocina. Como lo sé, muchas veces voto pensando en lo que son capaces de hacer y no en lo que hacen ese día. Después de tantos días en la cocina, sabes quién ha limpiado el día anterior porque viene la tele y quién lo hace cada día.

Está de prestado en la tele, dice, pero en la gastronomía, aunque comenzó haciendo Bellas Artes, ahora ya está de pleno derecho. Sí, es lo que quiero hacer. Todos estamos un poco de prestado en la vida; de paso. Pero sí que es cierto que no es que quiera dejar un legado, ni mucho menos, pero que la cocina es lo que me apasiona. En la tele me lo paso bien, pero no me apasiona. Si me pregunta por cocineros, le diré muchos, pero si me pregunta por grandes presentadores, le diré dos. Y no sé si serán tan grandes…

"Cada día voy al gimnasio. Me da igual la hora. Necesito liberar tensiones. Pongo música y no pienso"

Y uno será Marc Ribas. No. Yo, de presentador, poco. Soy un cocinero que presenta. Se nota que no soy presentador. Eso que dicen de «¡qué fresco!», «¡qué natural!» es porque no hago un papel: soy yo. 

¿Y cómo compagina todo eso? Trabajando mucho, no hay descanso (ríe). Pero tampoco tengo ganas de que haya descanso. No me quejo. Me va la guerra: por eso soy cocinero. Pero, además, tengo ganas de vivir todo eso que me está pasando. Lo que me preocupa es si no soy capaz de rendir al máximo en todo, porque tengo un nivel de autoexigencia muy alto. Y, sobre todo, lo que más me preocupa es dejar colgado al equipo: el de Joc de cartes y Cuines y el de el Panot y la Taverna del Ciri. Eso me angustia.

¿Ir al gimnasio es sagrado? Voy cada día. Me da igual la hora (ríe). Pero no porque quiera ser campeón de nada. Es una cuestión mental, porque necesito liberar tensiones. Lo canalizo por ahí. Es el único momento que tengo para mí. Cuando estoy en el restaurante intento que quienes vengan al Panot y a la Taverna del Ciri estén felices, por lo que salgo a hablar con ellos. También intento motivar al equipo. Y en el rodaje, que dura 12 horas, si estás mal, el equipo, también. Tú  no puedes fallar, porque si fallas, el trabajo de 40 personas no irá bien. Y otra vez vuelve a haber una presión. Y en el 'Cuines' todo empieza por mí y acaba en mí. Yo pienso una receta, miramos si funciona, hacemos la escaleta y la grabamos. Por lo que el momento de ir al gimnasio es eso: vas allá, pones música y no piensas.

Y aún ha tenido tiempo para sacar un libro de recetas: 'Brutal. Las recetas de Marc Ribas'. Sí. Y saldrá otro, pensado para el Sant Jordi del 2020, que explica las experiencias del chef en la cocina. Anécdotas que hacen gracia, porque hay muchas cosas que el restaurador y el cocinero reciben y no pueden contestar, porque el cliente siempre tiene la razón. He hecho la recopilación de estas anécdotas. Como la de un señor que me devolvió un carpaccio de ternera porque lo quería más hecho. ¡Y cómo le dices a ese señor que el carpaccio es carne cruda!

Dice que no es 'hipster'. Disculpe, fui yo quien le puse esa etiqueta... Lo sé. Entiendo que con la barba…

Pero resulta que el tupé no es de 'hipster', sino por Elvis Presley... Sí. Lo llevo desde los 11 o 12 años porque me gustaba el rock and roll. Y lo de la barba es una chorrada. Yo me iba a dejar una más corta, pero hicieron una película,  300, de un dibujante de cómics, Frank Miller, hace 12  años, en la que aparecía el rey espartano Leónidas, un tío musculoso y que gritaba desnudo, que llevaba una barba muy larga. Y mis compañeros de cocina (tenía 22 cocineros a mi cargo) me decían que cuando gritaba, parecía a Leónidas. Me sugirieron que me dejaran la barba más larga y ahora ya es historia.

"En el Panot recupero recetas catalanas.
e aburre el menú degustación porque
o hay rock and roll"

Será consciente de que parte de su éxito reside en que gusta al público femenino... Y masculino. Siempre he tenido un público masculino. Soy un tío con una voz grave, peludo, musculoso…

Entonces... ¿es el chef sexi? No le diré que no. Ya va bien (ríe).  Supongo que hacía falta en  la tele y por eso me cogieron. Aunque eres más guapo porque sales en la tele. 

Usted no es 'hipster', de acuerdo, pero la cocina del Panot, de la Casa Fuster, lo es un poco. Al menos 'vintage'. Mi intención es poner en escena la cocina catalana como lo que es. Intento reivindicar la transversalidad de esta cocina de bar, que hago en la Taverna del Ciri (restaurante que tengo con Artur Martínez), y la más señorial, que no deja de ser una mezcla de la francesa y catalana, y que se hacía en la época en la que se construyó la Casa Fuster, aunque ahora puede parecer muy moderna. Hemos recuperado técnicas olvidadas y recetas que hemos puesto al día. Además, me siento orgulloso de la ciudad. La Taverna del Ciri es Vallès y aquí quiero hacer Barcelona.  Que comas comida de Barcelona.

Suena muy bien. ¿Por ejemplo? Los Macarrons a la Barcelonina con una salsa Aurora, que mi abuela le enseñó a mi madre y esta, a mí. Aunque en el Panot les pongo foie y los llevo muy arriba. Es que me aburren los menús degustación, porque no hay rock and roll. Me gusta la caña, y cuando tienes un menú degustación, haces 70 platos y te vas a casa. 

¿Allá donde no le ven ni el tupé? Ya.  Pero intento que cuando estoy en casa, el tiempo sea de calidad. Porque tendo dos niñas pequeñas y mi mujer se ha tenido que encargar de todo. Pero cuando estoy, estoy. Sé todo lo que hace Ona, la mayor,  y qué le gusta y qué no. Bailamos, me hace jugar al futbol...Y creo que lo hace porque piensa que me gusta, y a mí  no me gusta el futbol... Pero jugamos.  Busco estar con ella y cuando estoy con ella es para conocernos.

"En casa no me ven el tupé, pero cuando estoy, estoy. Busco estar con mi hija Ona
y conocernos"

Le hemos visto en varios programas de TV-3 y hasta en las Campanadas, con unas alas a la espalda de su chaqueta... Se las pedí al diseñador Jordi Dalmau, que somos amigos, y él encantado. Le dije: «Ya que hago esto, quiero ser Elvis». Solo me faltaba la capa. 

Lo de la capa es más de Ramonchu. ¡Esa no! Me refiero a una capa de Elvis. Quería hacer un Viva Las Vegas.

¿Y se atrevería con 'La Marató'? Ya puestos... Lo más importante de le tele, como en la cocina, es el equipo. Parece que el presentador lo sea todo, o el chef, pero que algo brille depende del equipo. Y lo más brillante de 'La Marató' es la función que cumple. Yo cada año he participado de una manera u otra, pero si me dicen de presentarlo, no me pondría nervioso. Es un programa muy complejo, porque es muy difícil que no te afecte lo que te cuentan, que  no te deje vacío... Pero hay tanta energía en aquellos platós, que entras y te lo comerías todo. Por tanto, no;  no me da miedo.