TÚ Y YO SOMOS TRES

Frank, equilibrios con escopeta

'Wild Frank' abordó la caza (D-Max). Tú y yo somos tres, por Ferran Monegal

'Wild Frank' abordó la caza (DMax).   / periodico

Ferran Monegal

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En vista de que Vox intenta poner de moda las armas, Frank Cuesta (Wild Frank, DMax)Wild Frank se ha adentrado en el mundo de la caza. Ha querido hacer un equilibrismo sobre la marcha. ¡Ah! Frank debería saber que las acrobacias sobre el alambre, con escopeta en la mano, no suelen dar buenos resultados. Primero se ha desplazado a lo montes de Ciudad Real y ha asistido a una jornada cinegética. De buena mañana,  desayuno de campaña, seguido de rezo del Padrenuestro y gritos de «¡Arriba España!». Uno, en plan estupendo, añadió un «¡Viva Catalunya!» con ánimo de hacer una gracia. Piezas a abatir: jabalís y venados. Resultado final, 14 cadáveres. También se desplazó a los montes de Castellón, y allí asistió a la muerte de una cabra montesa macho por disparos de rifle de precisión con mira telescópica. Luego estuvo en A Coruña, en una manifestación contra la caza. Una activista resumió su ideario: «Siempre es el ser humano el que destroza el equilibrio natural». Preguntó entonces Frank«¿Solución?», y otra activista, con un sentido del humor un poco macabro, contestó. «Acabar con el ser humano». La broma concitó carcajadas.

Deseo entender el ejercicio televisivo de Frank: ha querido contentar al mundo de la caza y a la vez a los colectivos de defensa de los animales. No creo que lo haya conseguido. Tuvo un momento muy hermoso y vibrante cuando dijo: «No aguanto a los que se hacen fotos sonriendo junto al animal que han matado. Es obsceno». ¡Ah! Tome nota el emérito y regio cazador de elefantes. No obstante, en las promociones del programa, sí vimos a Frank posando junto a animales abatidos. Es verdad que no sonreía. Y también es verdad que en todo este capítulo no le vimos empuñar ni una sola vez un arma.

LOS ALCALDABLES Y LAS CALLES. – Les preguntó Jordi Évole (Salvados) a Ada Colau y Manuel VallsSalvadosAda ColauManuel Valls si le pondrían una calle al conde de Godó («Sí, bueno, quizá», dijeron), a Isidre Fainé («No, a banqueros no», dijo Colau«Sí, naturalmente que sí», dijo Valls), a Juan Antonio Samaranch, añadió Valls («A ese no, que era franquista», dijo Colau), y así mucho rato. ¡Ah! Si las calles llevasen nombres de la flora y de la fauna, avenida del Jilguero, pasaje del Pulpo, calle del Clavel, callejón de la Cigarra... Si así fuera, sería una gozada. No tendríamos que cambiarlos cada vez que cambia la ideología del que manda.