El final de una temporada controvertida

«En el tema de la infidelidad somos un poquito cínicos»

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INÉS ÁLVAREZ
BARCELONA

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Lleva 13 años dando vida a Antonio Alcántara, el patriarca de la televisiva familia de Cuéntame cómo pasó. Pero aún ha tenido tiempo para meterse en la piel del misionero catalán Vicente Ferrer en un telefilme coproducido por TVE y TVC, y que TV-3 emitirá en la versión en catalán el sábado, 14 de junio. Hoy finaliza la 15ª temporada de la longeva ficción sobre los Alcántara en (TVE-1, 22.30), e Imanol Arias (León, 1956) no duda en hablar de los últimos acontecimientos vividos y de lo que vendrá.

-Vicente Ferrer le ha dejado una gran huella, pero Antonio Alcántara ya forma parte de su carrera y de su vida. ¿Seguirá disfrutándolo?-TVE quiere dos temporadas más y creo que tienen buena voluntad. Pero las televisiones públicas no pueden producir a no ser que ahorren. Entonces, o hay una devolución del IVA o no hay que pagar una olimpiada, porque, si no, no hay dinero para lo demás. Y  puede pasar como con Isabel, que tienen que coproducir. Pero yo, para no ponerme nervioso, firmo año por año. Prefiero no agobiar con el contrato, porque a la televisión pública, ahora que no tiene publicidad, hay que mimarla un poco. Demasiada competencia tiene con teles vinculadas con medios escritos. Es injusto competir con eso.

-Pero Cuéntame... acabará antes de que decaiga su interés, ¿no?

-Por supuesto. Y es difícil, ya que la historia debería haber empezado a decaer a los cuatro o cinco años. Los autores de Mad men y los de Breaking bad dicen que al quinto año se nota la caída; la sexta temporada de Los Soprano fue para ellos un infierno, y nosotros llevamos ya 15. Aunque no decayera, debe tener un final.

-¿Le gustaría vivir en la serie las transiciones de Juan Carlos y Felipe?

-Lo que pasa es que Antonio Alcántara debería tener entonces 100 años. Han tenido que decidir cosas como si me ponían en la cabecera de la serie Anillos de oro, que protagonicé, y ven los Alcántara. Y no lo han hecho. Pasará con La muerte de Mikel, Demonios en el jardín, Bearn... De hecho, ya ocurrió un par de veces. En 1979, fui  el primer actor de la Compañía Nacional y Madrid se llenó de carteles con mi cara. En las imágenes de exterior se borró porque aparecía yo.

-Pero ¿usted ya le echaría el cierre? -Lo ideal es que sea lo que tenga que ser y que cuando se acabe, se la eche de menos. Y que sea una enciclopedia. Porque cuando se hace una obra tan grande en la tele pública, te entra una responsabilidad y piensas: «¿Servirá para algo en la historia?». Lo mismo que sirve en México para entender muchas cosas de España.

-¡La que se ha montado con el asunto de la infidelidad de Antonio!-Ha sido muy duro para nosotros, porque Ana [Duato] y yo hemos trabajado menos juntos. Y trabajar con ella me gusta mucho. Hemos echado mucho de menos habitaciones, cigarros en la oscuridad, secretos... Y nos ha sorprendido lo importante que es ese tema para la sociedad española. Somos un poquito cínicos. O, al menos, no nos gusta a ver a nuestro padre en eso. Sin embargo, ha aumentado mucho la audiencia, hay más fidelidad, más confrontación... Y nos ha permitido llegar lejos en el conocimiento del personaje.

-Adelante algo de lo que viene.

-He visto mucha preocupación por el final de la serie. Que si nos cargamos personajes... Tranquilos: puede ser más duro, pero no va por ahí. A Antonio debe pasarle algo, porque está bebiendo y fumando mucho, y algún médico deberá decirle: «Para». Y entonces habrá cambios de roles importantes. Porque, ¿qué es ese empeño de Antonio en hacer negocios? Tiene buenas ideas, ama lo que hace, pero no ha estudiado Económicas como Merche. Habrá que poner la casa a nombre de ella. ¡Aunque tal vez también esta hace una antoñada!-¿Echará de menos a Antonio?

-Tengo muchas cosas de él. No, no. Lo que me cambiará es la vida, porque tenía un trabajo continuado, una estabilidad económica fuerte. Pero tengo ganas de vivir en el umbral de mi economía siempre por debajo, que es como me gusta. Yo nací en un pueblo, soy hijo de un obrero... Echaré de menos a mis hijos Ricardo [Gómez] y Pablo [Rivero]. Y a Ana. Somos el matrimonio perfecto: no discutimos, no dormimos juntos, pero tenemos una responsabilidad el uno sobre el otro muy grande.

-Y hay vida después de Cuéntame... -Haré un filme importante sobre el agente secreto Anacleto y recuperaré el teatro con Los puentes de Madison. Acabaré la serie y marcharé a América. Estaría muy bien desaparecer un añito. Sobre todo para no cansar.