No vinculante

El G7 crea un código de conducta para regular la inteligencia artificial

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Los líderes del G7 visitan el Memorial Park para las víctimas de la bomba atómica en Hiroshima, entre protestas

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Carles Planas Bou

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El G7 ha anunciado este lunes la creación de un código de conducta internacional para minimizar los riesgos de la inteligencia artificial (IA).

A principios del pasado mes de septiembre, los representantes de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido llegaron a un acuerdo para elaborar una normativa unificada. Tras semanas de debates y visiones antagónicas, finalmente se ha impuesto la nipona, a medio camino entre la 'laissez faire' estadounidense y la regulación ética europea.

La tercera vía de Japón habla del 'Proceso de Hiroshima sobre IA', una propuesta más laxa que la de los países de la UE, pero que aborda cuestiones como la protección de los datos personales o los derechos de autor. Este punto intermedio ha sido aceptado este lunes por todos los miembros del G7. Se espera que otros países como España ayuden a impulsar este código de conducta.

Reglas definidas

El código de conducta solicitará a las grandes empresas que impulsan el desarrollo de la IA que se comprometan a tomar medidas para frenar el impacto social de esta tecnología emergente, así como crear sistemas de gestión de riesgos e invertir más en controles de ciberseguridad. También contempla otras reglas como la transparencia, compartir información e implementar medidas que defiendan la privacidad y la propiedad intelectual.

"Reconocemos la necesidad de gestionar los nuevos riesgos y desafíos para las personas, la sociedad y los valores democráticos, y de aprovechar los beneficios y oportunidades que ofrecen los sistemas avanzados de IA", remarcó la declaración del G7 publicada en septiembre.

No vinculante

Sin embargo, la propuesta del G7 es problemática, pues no será vinculante. Así, gigantes tecnológicos como Alphabet (Google), Microsoft o Meta (Facebook) no tendrán obligación alguna de cumplir con las medidas establecidas por el foro que reúne a algunas de las mayores potencias mundiales.

Aun así, el gesto del G7 evidencia los vientos de regulación que soplan en contra de la industria tecnológica. El pasado junio, el Parlamento Europeo aprobó el proyecto con el que Bruselas pretende regular la IA, clasificando y restringiendo sus usos según los riesgos que entrañan. La ley, aún por cerrar, convertirá la Unión Europea en la primera región del mundo que establece un marco legal para controlar esta tecnología, cada vez más extendida.

En EEUU, los legisladores aún se encuentran en una fase inicial de consultas para una futura regulación en la que los pesos pesados del sector tratan de influir. Mientras tanto, el presidente Joe Biden ha anunciado este lunes una orden ejecutiva para poner normas al desarrollo de la IA e intentar así mitigar su impacto.