Investigación en marcha

Identificados 10 menores por quemar coches en Sant Cosme tras la operación antidroga

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Desmantelado un edificio convertido en factoría de marihuana en El Prat de Llobregat

Desmantelado un edificio convertido en factoría de marihuana en El Prat de Llobregat / CAPTURA VÍDEO MOSSOS

Guillem Sánchez

Guillem Sánchez

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Los Mossos d’Esquadra y la Policía Local de El Prat de Llobregat (Baix Llobregat) han identificado a una decena de menores sospechosos de quemar seis coches y una veintena contenedores en las últimas dos semanas en respuesta a una operación antidroga activada en el barrio de Sant Cosme, del citado municipio del Baix Llobregat. Siete de ellos fueron localizados tras prender varios fuegos en la noche del viernes de la semana pasada y otros tres lo han sido este miércoles.

Rafael Pino, jefe de la Policía Local de El Prat de Llobregat, subraya que los episodios de quemas de contenedores o de lanzamientos de piedras contra el transporte público se habían dado en el pasado en esta parte de Sant Cosme conocida como 'la séptima fase'. Pero tras la operación contra el tráfico de marihuana activada a finales de abril, reconoce, se había incrementado sensiblemente la intensidad de los incidentes. La sospecha tanto del cuerpo municipal como de los Mossos es que la mayoría de esta ola de incidentes formaban parte de una reacción de protesta al desmantelamiento de más de 2.000 plantas y la detención de una veintena de personas por parte de la policía.

El golpe antidroga

Agentes de los Mossos y de la policía local irrumpieron hace dos semanas en el vecindario de 'la séptima fase', siete bloques de protección oficial que controlan dos clanes familiares y que han convertido en un gueto en el que no entran ni carteros, ni repartidores, ni ambulancias sin la protección de los policías. En la intervención policial se registró uno de los siete bloques y se hallaron plantaciones de cannabis en 15 de los 17 domicilios. 

En las noches inmediatamente posteriores a esa operación, un grupo de jóvenes -que la policía ya sospechaba que serían menores- lanzó piedras contra la comisaría de los Mossos, ubicada a escasos metros de ‘la séptima fase’, y prendió fuego a una veintena contenedores, decenas de papeleras y también a seis vehículos.

Para identificar a los chicos, los Mossos y la policía local crearon un dispositivo conjunto que combinó agentes uniformados y de paisano de ambos cuerpos y que se mantuvo de guardia entre las nueve de la noche y la una de la madrugada, una franja que coincidía con la mayoría de fuegos declarados. El pasado viernes el grupo prendió varias papeleras, alguna alejada del barrio, y un vecino llamó para denunciarlo y facilitó una descripción ajustada de los incendiarios. 

Todos menores

Activados por esa llamada, los policías esperaron a los menores en Sant Cosme y cuando regresaron al barrio identificaron a siete de ellos. La mayoría tenían poco más de 14 años. Eran todos menores de edad. Este miércoles la cifra de identificados ha ascendido a 10 después de localizar a otros tres sospechosos. Será complicado discernir quién ha participado en cada uno de los incidentes pero para los agentes existen pocas dudas de que la mayoría están detrás de la ola de incendios posterior a la operación antidroga.

Manel Hermida, jefe de la comisaría de los Mossos en El Prat de Llobregat, ha subrayado que las familias de los menores identificados ya están al corriente de que deberán responder económicamente por los desperfectos causados por los chicos, muchos de los cuales mantienen lazos familiares con los dos clanes afectados por la operación contra la marihuana. Desde esa comunicación, la ola de incendios ha remitido. 

Gueto de marihuana

Los Mossos creen que hay marihuana en los siete bloques de 'la séptima fase', que se ha ido convirtiendo paulatinamente en un gueto debido a la fiebre de la marihuana, iniciada en 2015. Dos clanes vinculados al narcotráfico expulsaron a las familias a las que se les había asignado un piso de protección oficial en este vecindario bajo coacciones. Y usaron sus pisos para instalar plantaciones 'indoor' de cannabis.

Para llevar a cabo su propósito, han derribado paredes maestras, excavado los cimientos para pinchar luz y agua de la red general y vaciado los tejados. "Ya no hay baños ni cocinas", lamentó Hermida en rueda de prensa acerca de la suerte que han corrido casas construidas con dinero público para alojar familias sin recursos.

Riesgo de incendio

El riesgo de incendio en este bloque y en el resto, en consecuencia, es gravísimo porque las instalaciones son inestables. También es elevado el peligro de colapso de los edificios porque la estructura ha sufrido reformas de forma descontrolada. Hace pocos años un fuego causado por una de estas plantaciones atrapó a cuatro menores que fueron rescatados in extremis por los bomberos, cuyo parque está, como la comisaría, ubicado justo al lado. 

Este rincón de Sant Cosme se conoce como 'séptima fase' porque fue la última de las siete etapas a partir de las cuales se ejecutó la reconstrucción del barrio, que se derruyó y levantó de nuevo entre los 80 y los 90 para sustituir las casas baratas que habían alojado a familias procedentes del 'barraquismo' por pisos de alquiler social, aclara un portavoz municipal. Los inquilinos de la 'séptima fase' vivían en las llamadas '801 viviendas', el hogar de los vecinos más conflictivos. Sant Cosme actualmente, según subrayan fuentes vecinales, es un barrio que ha reflotado socialmente. 'La séptima fase', sin embargo, sigue anclado a su pasado.

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