Neurología

Un nuevo biomarcador permite detectar de forma precisa el alzhéimer en fases iniciales

Los niveles de la proteína GFAP en la sangre contribuirá a un mejor diagnóstico de la enfermedad

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En el caso de la enfermedad de Alzheimer, los expertos resaltan la importancia de un diagnóstico muy temprano.

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EFE

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Un equipo de investigadores ha confirmado la relación entre los niveles en sangre de la proteína GFAP y el desarrollo del alzhéimer, un hallazgo que ayudará a mejorar el diagnóstico preciso de esta enfermedad.

Además, el estudio, realizado por científicos de la Fundación CIEN-Centro de Investigación de Enfermedades Neurológicas, ha establecido por primera vez en humanos la relación entre esta proteína y la activación de los astrocitos en el cerebro, que es clave en los procesos inflamatorios de la patología.

Los detalles de esta investigación se han publicado este jueves en la revista 'Brain'. Junto con los depósitos de proteínas tau y amiloide, los astrocitos (células cerebrales) son uno de los tres elementos necesarios para iniciar el desarrollo del alzhéimer.

Estudios recientes han sugerido que su activación es un paso necesario entre la patología amiloide y la tau que conduce a la muerte neuronal del alzhéimer.

Progresión de la enfermedad

Para investigarlo, el equipo estudió la relación entre los niveles de GFAP en sangre y el daño cerebral de la enfermedad de Aazheimer utilizando una cohorte de pacientes con demencia del Centro Alzhéimer Fundación Reina Sofía.

El equipo, liderado por Pascual Sánchez Juan, director científico de la Institución y miembro del grupo de estudio de demencias de la Sociedad Española de Neurología, estudió los niveles de GFAP en tres momentos: en el ingreso de los ancianos, en un momento intermedio y en una evaluación pre mortem.

Los resultados demostraron que los niveles altos de GFAP se asocian con una mayor progresión de la enfermedad, mayor deterioro cognitivo y un menor peso del cerebro.

800.000 personas en España

También revelaron que los niveles de GFAP se asocian a la activación de los astrocitos en el cerebro, lo que sugiere que este 'tercer elemento' funciona como un nexo entre la patología amiloide y la patología tau.

El estudio constató el papel de esta proteína como biomarcador para el diagnóstico y el seguimiento del alzhéimer, "incluso en pacientes con demencia avanzada y patología mixta, mostrando de forma fehaciente, por primera vez, la correlación de la GFAP con la activación astrocitaria en cerebros humanos", subraya Sánchez Juan.

El hallazgo no solo implica que los astrocitos son una diana terapéutica muy prometedora en la búsqueda de tratamientos, sino que allana el camino para comprender los mecanismos que desencadenan esta enfermedad que afecta a unas 800.000 personas en España.