Sequía

Un vecino de Artés ofrece 1.000 litros de agua que le sobran a la semana gracias a un sistema doméstico que ha diseñado

El ayuntamiento estudia aprovechar el excedente para el riego y la limpieza de las calles

Jordi Arnau

Jordi Arnau / OSCAR BAYONA

Jordi Escudé

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Reaprovechar el agua en un contexto de emergencia por sequía como el actual. Este es el objetivo de Jordi Arnau, un vecino de Artés (Barcelona) que ha montado un sistema de recuperación y tratamiento de aguas grises en su casa que le permite reutilizar una parte para la limpieza o el riego en lugar de utilizar agua potable. El excedente que le queda todavía, de unos mil litros semanales de agua tratada, lo ha puesto a disposición del ayuntamiento, que está estudiando la viabilidad de la propuesta.

La idea de Arnau de diseñarse él mismo el sistema de recuperación de las aguas grises surgió a raíz de las obras que tuvo que afrontar a finales del año pasado después de que se derrumbara parte del techo del edificio donde vive. Se trata de una vivienda con sótano (que también sirve de garaje) y dos pisos situado en el barrio antiguo de Artés, donde Arnau vive con otros cuatro miembros de su familia en el primer piso. La planta superior está habilitada como vivienda de uso turístico.

Después de estudiar qué tipos de aguas podrían ser aptas para el reaprovechamiento en función de los olores o la suciedad que acumulan, decidió "aprovechar solo la de la ducha y la secadora". A partir de ahí diseñó un sistema de conducción de este agua (tanto la de su piso como la del turístico) hacia unos depósitos de mil litros cada uno que tiene en el sótano. De un primer depósito, el agua se filtra, y de ahí se separa y se canaliza hacia otros dos depósitos. A uno llega el agua filtrada pero sin tratar, y que se utiliza para regar las plantas; mientras que el resto se trata con cloro para desinfectarla y se conduce hacia un tercer depósito, de donde se extraerá para limpiar el suelo o bien para llenar el depósito del inodoro, sin tener que utilizar agua potable cuando se tira de la cadena. Esta red se completa con un cuarto depósito de reserva, "por si hay mucha agua sobrante, o para recoger agua de la lluvia", apunta Arnau.

Desde que disponen de este sistema, la familia de Arnau ahorra agua para los sanitarios, para fregar o para regar, porque utiliza agua regenerada al cien por cien, y aún le sobra. Arnau calcula que entre los cinco miembros de la familia y los inquilinos que pueda haber en la vivienda de uso turístico, "en tres o cuatro días ya llenamos el primer depósito". La autosuficiencia no es suficiente para reaprovecharla toda, «y eso nos genera un excedente de unos mil litros semanales que por ahora van a parar a la cloaca», calcula Arnau. «Sabe mal tener que tirarla, y más en una situación de sequía como la actual», por lo que propone que se pueda reaprovechar. Se ha ofrecido para cederla al Ayuntamiento de forma gratuita.

Estudio municipal

Arnau considera que el excedente de agua clorada podría servir para limpiar calles, «sobre todo las del barrio antiguo, que están especialmente sucias», y también por la proximidad al lugar donde se encuentran los depósitos. Y es que, la cuestión logística es uno de los arrecifes que debería resolver el Ayuntamiento si finalmente decide reaprovechar esta agua, aparte de los permisos que necesitan ambas partes para cumplir las normas sanitarias que requeriría una iniciativa como esta, apunta la concejala de medio Ambiente, Elisabet Cónsul.

Esto no quita el interés que la propuesta ha generado en el gobierno municipal, asegura la concejala. «Hay ganas de poderlo salir adelante, y de encontrar una utilidad en esta agua antes de que se pierda», añade Cònsul, si bien dice que, junto con los técnicos municipales, hay que estudiar bien su viabilidad y la forma de aplicarlo, tanto en lo que se refiere a la recogida de este agua como a su almacenamiento.