Perfil
Amand Calderó: un centrocampista al frente de las prisiones de Catalunya
El actual secretario de Medidas Penales ocupa cargos públicos desde 1990 y sus conocidos lo califican de resiliente y hábil negociador
El bloqueo de las prisiones catalanas deja a 4.000 internos en sus celdas
J. G. Albalat
Redactor
Ha trabajado en el Diario de Barcelona, El País y AVUI. Desde hace años en El Periódico cubriendo los acontecimientos judiciales. Premios Ortega y Gasset, Save the Children, Ramon Barnils y Josep Maria Planes por la investigación del 'caso Maristas' sobre abusos sexuales en los colegios. En el 2016, mención honorífica de la Generalitat en el Día de la Justicia. Colaborador de publicaciones jurídicas. Profesor asociado Master de Criminología de la Universitat de Barcelona.
Germán González
Periodista.
Amand Calderó Montfort (Barcelona, 1959) es un ‘culé’ empedernido. El futbol le apasiona. Le viene de lejos. Militó en el fútbol base del FC Barcelona y, entre 1977 y 1980, fue centrocampista en el Sant Andreu de Barcelona, en Segunda B. Y en los 90 jugó en la sección deportiva de la cárcel Modelo. Era un repartidor de juego. Pero también disfruta con los paseos por la montaña, el canto coral (hasta hace poco ha participado en la coral de la Conselleria de Justícia), cocinar, la buena mesa con amigos y escuchar a Elton John, Els Pets, Llach y Serrat. Y si puede ser debajo de una higuera en el Empordà, mejor.
Calderó se ha distinguido por su defensa de las segundas oportunidades y de la reinserción de los presos
Sin embargo, estos últimos días ha pasado más tiempo en su despacho de la Conselleria de Justícia que en su casa. Ha tenido que lidiar (no es la primera vez) desde su cargo como secretario general de Mesures Penals, Reinserció i Atenció a la Víctima con los combativos sindicatos de funcionarios de prisiones, que durante días han bloqueado los centros penitenciarios en protesta por el asesinato de la cocinera de Mas d'Enric. Reclamando, no solo mejoras en la seguridad de las prisiones, sino también su dimisión. Dimisión que condicionan a cualquier diálogo con la conselleria.
Quienes le conocen aseguran que Calderó es dialogante, preparado intelectualmente, conversador y hábil negociador. Le definen como "una persona cercana” que se adapta a las circunstancias fácilmente. Un resiliente ante las adversidades, como lo está demostrando.
Cuando visita una prisión, baja a la arena a hablar con empleados y reclusos
Cuando visita una prisión no se limita a acercarse al equipo directivo del centro, sino que baja a la arena para hablar con los empleados de la cárcel, desde funcionarios a educadores, y con los reclusos, sin dar importancia al tiempo que ocupe esa labor.
En su curriculum figura la gestión de los presos del 'procés' y del confinamiento en pandemia
Desde su puesto en Justícia, se ha erigido en un fiel defensor de las segundas oportunidades y de la reinserción de los presos. Públicamente, también ha defendido el trabajo de los funcionarios de prisiones como pieza clave del sistema penitenciario; una defensa que los empleados de las cárceles cuestionan como real.
Licenciado en Derecho por la Universidad de Barcelona, con varios másteres de dirección a sus espaldas, Calderó es funcionario de carrera del Cuerpo Superior de la Administración de la Generalitat. En su larga trayectoria en la Administración, ha pasado por las Consellerias de Benestar Social, Justícia, Interior, Vicepresidència y Presidència, asumiendo cargos técnicos y de confianza. Antes de entrar en el servicio público, trabajó como educador en la Escuela Sant Felip Neri y en un despacho de abogados.
De Benestar Social a Justícia
Calderó cuenta con una extensa experiencia profesional. Ha sido jefe de la sección de recursos jurídicos de la Secretaria General de Benestar Social, jefe del servicio de rehabilitación y subdirector general de Asuntos Penitenciarios en Justícia y secretario de la delegación territorial del Govern en Barcelona.
En marzo de 2023, hace ahora un año, ya sufrió la ira de los sindicatos de funcionarios por la falta de seguridad
En 2016, volvió a la que ahora es su casa, Justícia, como director general de servicios penitenciarios, hasta que en la siguiente legislatura, en enero de 2019, fue nombrado secretario de Medidas Penales, Reinserción y Atención a la Víctima, en el marco de la reestructuración que sirvió para agrupar servicios penitenciarios y justicia juvenil. Por lo tanto, ha visto pasar por sus ojos a ‘consellers’ de distintos partidos.
El procés y la pandemia
En 2021, cuando ERC dejó en manos de Junts la Conselleria de Justícia, Calderó duró solo unos meses en el cargo y presentó su dimisión a la entonces consellera Lourdes Ciurò, que la aceptó. Alegó que el tiempo que pasó al frente de prisiones, con la gestión de los presos del 'procés', entre otras cuestiones, fueron especialmente duros y que había optado por "comenzar una nueva etapa".
En esa etapa de gestión de los presos del 'procés' no faltaron quienes le acusaron de concederles a estos privilegios que otros reclusos no tenían, cosa que él siempre negó. Pero los sindicatos de funcionarios opinan que ese supuesto trato de favor lo ha blindado dentro de un Govern independentista.
Todavía con los políticos presos en prisión, tuvo que gestionar los momentos clave de la pandemia, cuando el confinamiento obligado de los presos y la prohibición de visitas amenazaba con convertirse en una bomba de relojería dentro de los recintos penitenciarios.
Fuera ya de Justícia, Ciuró nombró a un director general (el agente de los Mossos d'Esquadra César Galván, concejal de un municipio del Vallès) como responsable específico de Asuntos Penitenciarios, lo que vació en parte las atribuciones de Calderó, que emigró a la Conselleria de Interior como coordinador del Sistema de Seguridad Pública.
Estuvo solo unos meses en este puesto. La actual consellera, Gemma Ubasart, se lo 'robó' a Interior y le convenció para que volviera a Justícia. Desde el 18 de octubre de 2022 ocupa el cargo de secretario de Mesures Penals.
En marzo de 2023, hace ahora un año, ya sufrió la ira de los sindicatos de funcionarios por la falta de seguridad (como ahora), hasta el punto de que los trabajadores penitenciarios llegaron a ocupar el vestíbulo y el despacho de la cárcel de Brians 2, en Sant Esteve Sesrovires. Al final, hubo acuerdo, pero algunas de las medidas que los sindicatos reclamaban, como el uso de aerosoles y el sistema de videovigilancia, han sido descartadas. Y aquí está la raíz del conflicto.
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