Encuesta de condiciones de vida

La pobreza severa toca techo en Catalunya: el 11% de los niños sufren graves privaciones

La población más necesitada aumenta desde el 6'5% en 2015 hasta el 8,9% en 2023, según la 'Enquesta de condicions de vida. 2023' del Idescat

El estudio apunta que casi la mitad de los catalanes llegan justos a final de mes

Uno de tres catalanes no puede permitirse una semana de vacaciones al año

Población en Catalunya / Ricard Cugat

Población en Catalunya / Ricard Cugat

Francisco José Moya
Núria Marrón
Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Catalunya no solo es incapaz de bajar la tasa de pobreza severa, sino que este año ha vuelto a tocar techo. Se trata de uno de los datos más preocupantes de la 'Enquesta de condicions de vida.2023' que este lunes ha hecho público el Institut d'Estadística de Catalunya. Según el nuevo informe, el porcentaje de población que, entre otras privaciones, tiene problemas para comer carne, pollo o pescado cada dos días o pagar puntualmente los recibos domésticos ha aumentado desde el 6'5% en 2015 hasta el 8,9% en 2023 (con un pico también del 9% en 2021 en plena pandemia). De hecho, las luces de 'warning' se han activado de nuevo porque esta tasa escala hasta el 11% entre los menores de 16 años y los jóvenes de hasta 29 años. Una década atrás -y tras algunos vaivenes- el indicador de la privación severa se situaba en el 8,2% en el primer grupo y –atención–en el 7,5 en el segundo.

Lo cierto es que esta concentración de las dificultades en niños y jóvenes también vuelve a registrarse en la tasa europea de riesgo de pobreza o exclusión social (este indicador, llamado AROPE, tiene en cuenta la tasa del riesgo de pobreza, la baja intensidad del trabajo y la privación material y social severa). Pues bien. Teniendo en cuenta que el 24,4% de la población catalana se encontraba bajo el umbral de este parámetro en 2023 (sensiblemente inferior al 24,7% en 2022), el porcentaje se disparaba hasta el 33,1% entre los menores de 16 años, seis décimas más que en el ejercicio anterior. En este sentido, el único colectivo que ha mejorado sus condiciones de vida es la población mayor de 65 años, con una tasa del 16,2%, 3,4 puntos porcentuales menos que el año anterior. La radiografía general, no obstante, es tal que así: a rasgos generales, el 20% de las familias dicen tener problemas para mantener su casa a temperatura adecuada; una de cada tres personas no se puede permitir irse una semana de vacaciones y el 40% de catalanes no tienen capacidad para afrontar un gasto extra doméstico de 800 euros. Según el Idescat, casi la mitad de los catalanes (46,5%) llegan justos a final de mes: en total, dos puntos menos que en 2022.

Trabajadores pobres, familias y brecha de género

Respecto a los datos generales, cabe decir que el descenso de tres décimas del indicador de pobreza y exclusión de la tasa AROPE viene determinado por la (sensible) reducción del porcentaje de población con baja intensidad en el trabajo y, sobre todo, por el descenso de la tasa de riesgo de pobreza, que ahora se sitúa en el 18%: 1,9 puntos menos que el año anterior y el valor más bajo ya no solo desde la pandemia sino desde 2015.

Más allá del factor edad, lo cierto es que las geografías de la privación tienen otras variables. Por ejemplo, también aumenta la tasa AROPE en los hogares con hijos dependientes (28,6% en 2023, por 28,1% en 2022). De hecho, el indicador de pobreza en las familias con niños (22,7%) es significativamente mayor que en las que no hay menores (13%), lo que pone de relieve –afirman desde Save The Children– "la necesidad de contar con ayudas para la crianza que eviten que tener niños implique un riesgo" económico.

La privación, además, también acusa una brecha de género, la cual se ha ensanchado hasta tres puntos porcentuales, el valor más alto desde 2020: entre los hombres, la tasa del riesgo de pobreza es del 22,8% (descenso de 1,2 puntos), mientras que en las mujeres ha aumentado del 25,4% al 25,9% en un año. Por el contrario, el indicador de la privación ha disminuido entre los mayores de 16 años de nacionalidad extranjera, aunque hay que resaltar que los datos siguen siendo muy elevados: el 48% respecto al 50% del ejercicio anterior. Llama la atención también que el 16,3% de las personas con trabajo (por un 55,6% de las paradas) se encuentran igualmente en riesgo de exclusión.

Medidas contra el "círculo de la pobreza"

Desde la Taula del Tercer Sector, se han leído con preocupación los datos que arroja la encuesta. "Si bien mejoran los indicadores generales de pobreza e intensidad del trabajo, empeoran los de privación material severa, que miden las condiciones mínimas para vivir con dignidad", subrayan desde la organización, la cual lamenta que "aumenten las dificultades para mantener el hogar a una temperatura adecuada, para comer proteína animal almenos cada dos días y para afrontar gastos imprevistos". En su diagnóstico, también consideran "preocupante" "el incremento de la vulnerabilidad en las mujeres, los hogares con niños dependientes" y, especialmente, en la infancia, ya que las privaciones impactan con detonador a lo largo de sus vidas.

"Para romper el círculo hereditario de la pobreza y atacar esta cronicidad, urge una apuesta firme por políticas más efectivas, y una mejora de las prestaciones sociales, de su cuantía, y, sobre todo, estableciendo un sistema que las actualice según el contexto social y económico de cada momento", aseguran desde la Taula del Tercer Sector, quienes mantienen que los indicadores demuestran con tozudez que las políticas sociales no están atacando la pobreza estructural. "¿Este es el techo? Punto arriba o punto abajo, ¿siempre tendremos una bolsa de pobreza y exclusión que afectará a alrededor del 20% de la población?". Save the Children, por su parte, también ha criticado la poca efectividad de instrumentos como la Renda Garantida de Ciutadania y ha reclamado que incluya un complemento para la crianza.

*Se considera población con privación material y social severa al conjunto de personas que presentan una carencia forzada de al menos 7 de los 13 ítems siguientes: poder ir de vacaciones al menos una semana al año; poder comer una comida de carne, pollo o pescado (o el equivalente vegetariano) como mínimo cada dos días; poder mantener la vivienda a una temperatura adecuada; poder afrontar gastos imprevistos; poder pagar sin retrasos gastos relacionados con la vivienda (hipoteca o alquiler, recibos de gas, comunidad, etc.) o de compras aplazadas; poder permitirse un coche; poder sustituir muebles viejos o estropeados; poder sustituir la ropa estropeada; poder disponer de dos pares de zapatos o de un par adecuado para la época del año; poder reunirse con amigos/ familiares para comer o tomar algo al menos una vez al mes; poder participar regularmente en actividades de ocio; poder gastar una pequeña cantidad de dinero en sí mismo; poder disponer de conexión a internet.