Sexualidad sénior

El sexo a partir de los 65: "No hace falta llegar siempre al orgasmo, hay que disfrutar del camino"

Los divorcios senior se disparan un 40% en una década: cuando las mujeres dicen 'basta'

Tú quieres sexo y tu pareja no: la asimetría sexual, el gran 'hueso' de las terapias conyugales

Imagen ilustrativa. Adultos mayores en la intimidad.

Imagen ilustrativa. Adultos mayores en la intimidad. / 123rf

Patricia Martín

Patricia Martín

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La sociedad y, por ende, los afectados han normalizado que, a partir de una cierta edad, se usen gafas para ver de cerca, audífono o bastón. Pero está poco interiorizado que la vejez y los cambios en las hormonas, los órganos o los músculos afecten a las relaciones sexuales –su cantidad, calidad y duración–, a la vez que continúan el tabú y el rechazo social en torno al sexo sénior. Todo ello provoca que las relaciones sexuales en la vejez "sean más complicadas", según los sexólogos, pero ello no implica que deban desaparecer.

La dificultad radica, por un lado, en que el estereotipo social marca que las relaciones tienen que ser coitocentristas pero, con el envejecimiento, "la respuesta sexual es más lenta y pausada", según explica Roberto Sanz, sexólogo de la Fundación Sexpol. En los hombres, se da una pérdida paulatina de la erección, y en las mujeres, una menor excitación y más sequedad genital. Ambos procesos pueden provocar que muchas personas o parejas "se frustren o se enfaden", lo que a su vez empeora la situación y, al final del proceso, "tiran la toalla y dicen, 'con el sexo, hasta aquí he llegado'".

"No concebimos que las personas mayores sean sexualmente activas y mucha gente lo asume y deja de tener relaciones"

Roberto Sanz

— Sexólogo de la Fundación Sexpol

Rechazo social

A todo ello se une el rechazo social hacia el sexo en la vejez. "La sociedad no concibe que las personas mayores sean sexualmente activas y mucha gente lo asume y deja de tener relaciones". En este cóctel también interfieren los estereotipos clásicos de belleza que influyen en la atracción y que están muy alejados de las canas, la calvicie, la flacidez o las arrugas. Por no hablar de las enfermedades que pueden aparecer a partir de cierta edad.

"Es un proceso multifactorial donde solo hay un elemento bueno: cuando los hijos abandonan el hogar y los dos miembros de la pareja se jubilan, se dispone de mucha más libertad y tiempo" para dedicarlo al sexo, según el docente de la Fundación Sexpol.

Los aspectos positivos es que el deseo no desaparece y, sin hijos en casa ni trabajo, se dispone de más tiempo y libertad

Además, el deseo sexual fisiológicamente no desaparece. Ahí aparece, pues, otro elemento positivo, aunque también es cierto que disminuye si ya no se siente tanta atracción hacia la pareja o por la dificultad de llevar a cabo un coito o tener un orgasmo.

Viagra

A todo ello se une que, médicamente, no hay soluciones definitivas. Para las mujeres existen lubricantes que mejoran la sequedad, pero "no hay ninguna medicación que funcione cien por cien ante la pérdida de libido", explica Núria Jorba, sexóloga y terapeuta de parejas.

"La Viagra solo hace efecto cuando se ha activado el deseo sexual y muchos médicos no la recetan porque interfiere con otros medicamentos"

Y, en los hombres, la Viagra o medicamentos similares funcionan cuando "el motor sexual ya ha arrancado, cuando se ha despertado el deseo: por ejemplo, si estás a 10 por hora, te pone a 70, mejora la dureza y calidad de la erección. El problema es que nos vienen parejas a terapia porque no les funciona y se bloquean, lo que les provoca más ansiedad y da igual que tomen más o menos Viagra", indica la especialista.

A su vez, el sexólogo de la Fundación Sexpol explica que se trata de una medicación que tiene que ser recetada por el médico pero como interactúa con otros fármacos y en la vejez es habitual estar polimedicado, "lo normal es que el doctor no lo recete o lo haga en dosis muy bajas".

Adaptación

No obstante, como "la sexualidad es mucho más amplia que el coito y lo importante es disfrutar del camino y no solo del final –explica Félix López Sánchez, autor de 'La sexualidad y el amor después de los 50 y más'–, muchas personas en la madurez tienen relaciones sexuales placenteras". Con la pareja de toda la vida o con nuevas parejas, como pone de manifiesto que los divorcios sénior han aumentado casi un 40% desde 2013. El motivo fundamental de las separaciones no es la búsqueda de nuevas parejas sexuales, pero sí hay quien aspira a una tener una especie de segunda vida sexual, una vez los hijos se han independizado o llega a la jubilación, según los especialistas.

"Las caricias y la parte erótica, bien llevada, puede hacer que las parejas mayores incluso conecten mejor"

— Núria Jorba. Terapeuta

La clave, según explican y recomiendan los sexólogos en las consultas, es adaptarse a los cambios del cuerpo y las capacidades de cada uno. "El orgasmo no siempre es necesario y no pasa nada si no se llega siempre. Pero, mientras, hay que disfrutarlo, mantener la afectividad, la intimidad, las caricias y el piel con piel. Mantener la vida sexual lo más activa que se pueda", aconseja Sanz.

"Los afectos como el deseo, la atracción, el enamoramiento, más el apoyo, la amistad y la generosidad, todos ellos están vivos en la vejez y ayudan a mantener las relaciones sexuales", añade el catedrático López Sánchez. "Las caricias y la parte erótica, bien llevada, puede hacer que las parejas mayores incluso conecten mejor", precisa a su vez Núria Jorba.

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