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Mosquitos 'fabricados' e infectados de bacterias para acabar con el dengue

Un proyecto prevé construir en Brasil una ‘fábrica de insectos’ a los que inocularán una bacteria que frenará la transmisión de varias enfermedades contagiosas

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Larva de mosquito Aedesaegypti, trasmisor de enfermedades como el dengue, el zica o la fiebre amarilla

Larva de mosquito Aedesaegypti, trasmisor de enfermedades como el dengue, el zica o la fiebre amarilla / Flávio Carvalho / WMP Brasil

Michele Catanzaro

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En 2009 se descubrió en Australia algo sensacional: si al mosquito que transmite enfermedades como el dengue se le inocula una bacteria común entre otros insectos, el animal ya no contagia la enfermedad. Además, los mosquitos inoculados se reproducían mejor que los no inoculados y acababan por reemplazarlos.

Desde entonces se han lanzados millones de mosquitos en ensayos llevados a cabo en ciudades de 14 países. Los resultados parecen milagrosos. La incidencia de enfermedades como el dengue, el chikungunya, el zika o la fiebre amarilla ha caído en picado en los sitios de los ensayos. El efecto parece aguantar en el tiempo: años después de los lanzamientos, las poblaciones locales de mosquitos siguen casi totalmente infectadas por la bacteria. 

Los ensayos se iniciaron en Australia bajo la guía de Scott O’Neill, el biólogo que hizo el descubrimiento. Hoy estan liderados por una organización sin ánimo de lucro financiada por fundaciones y estados llamada World Mosquito Program (WMP).

El proyecto más ambicioso del WMP es una planta que debería producir 5.000 millones de huevos de mosquito inoculados cada año. La 'fábrica', impulsada en colaboración con el Instituto de Biologia Molecular de Paraná, se debería construir en 2024 en una localización aún por definir en Brasil. "En diez años, podríamos proteger a 70 millones de personas con este sistema", afirma Luciano Moreira, investigador del WMP.

Bacteria milagrosa

La bacteria milagrosa se llama Wolbachia y está presente de forma natural en la mitad de las especies de insectos. Si se inocula en los mosquitos Aedes aegypti, los que transmiten el dengue entre otras enfermedades, activa diversos mecanismos que dañan la capacidad de reproducirse del virus, hasta el punto que los mosquitos pierden casi totalmente la posibilidad de transmitirlo. 

La bacteria se transmite a la descendencia de los mosquitos. Además, si una hembra no infectada por la bacteria se apareja con un macho infectado, no tiene huevos. Al contrario, las hembras infectadas sí tienen huevos infectados, lo que da una ventaja evolutiva a la población que lleva la bacteria. 

En diez años, podríamos proteger a 70 millones de personas con este sistema

— Luciano Moreira, investigador del WMP

Desde 2011, el WMP ha lanzado mosquitos con Wolbachia en decenas de ciudades, desde Colombia hasta Vietnam. "Se dejan contenedores con los huevos o se liberan directamente los adultos en la calle", explica Moreira. Los efectos son sorprendentes. Tras un ensayo en Indonesia en 2023, la incidencia del dengue bajó un 77%. En otro en el valle de Aburrá, en Colombia, los casos cayeron un 95%. "En sitios donde liberamos mosquitos hace 8 años, la población con Wolbachia sigue representando el 99% del total. Eso quiere decir que es una solución sostenible", afirma Moreira.

"Es una tecnología excitante. Parece milagrosa. Es una manera ideal de controlar una enfermedad, porque afecta al mosquito y no tanto a las personas", afirma Alex Perkins, epidemiólogo de la Universidad de Notre Dame no implicado en el WMP. 

Efectos beneficiosos de largo recorrido

La Wolbachia no tiene efectos dañinos conocidos para personas, animales o el medio ambiente, así que la operación debería ser segura. No obstante, se espera que la OMS presente en 2024 una guía formal sobre el uso de la técnica. Los expertos confían que los efectos beneficiosos tengan largo recorrido. "Cuando trabajas con organismos vivos siempre hay el riesgo de que los virus desarrollen resistencia", explica Perkins. En otras palabras: que se adapten a la bacteria para ganarle. "Sin embargo, esta usa tantos mecanismos distintos para combatirlos que no creemos que la resistencia aparezca pronto", afirma Moreira.  

Posiblemente, los retos principales del sistema sean de tipo social. En Río de Janeiro, la liberación de mosquitos se tuvo que interrumpir por semanas a causa de episodios de violencia en las favelas. Eso podría explicar por qué el sistema produjo una reducción más moderada del dengue allí, alrededor de un 30%. "Los gobiernos no deberían abandonar las otras medidas de salud pública, como las vacunas y el higiene", subraya Moreira. El investigador explica que liberar mosquitos en los barrios requiere de la aprobación de las comunidades locales y se hace con un importante trabajo previo de concenciación, que tiene beneficios más allá de esta técnica concreta, pero que no siempre se puede hacer con facilidad. 

Es una tecnología excitante. Parece milagrosa. Es una manera ideal de controlar una enfermedad, porque afecta al mosquito y no tanto a las personas

— Alex Perkins, epidemiólogo de la Universidad de Notre Dame

"No obstante, aunque los mosquitos no vuelen mucho, confiamos que con el tiempo se difundan también en las zonas más difíciles", afirma el investigador. "Hay que pensar que también las intervenciones existentes son caras y complicadas. Los mosquitos se liberan de una vez por todas. El espray hay que usarlo cada año o cada vez que hay un brote", afirma Perkins.

¿Llevará la Wolbachia la erradicación del dengue? "Quizás sí, en entornos controlados como podrían ser las ciudades", afirma Jesús Gómez Gardenes, un investigador de la Universidad de Zaragoza que ha modelizado el efecto de la distribución de mosquitos. "Erradicación es una palabra muy fuerte", afirma Moreira. "Esta es una estrategia prometedora, pero creo que siempre harán falta otras, como las vacunas, el control y la higiene", concluye Moreira.

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