Insectos invasores

Catalunya se resigna y deja de perseguir a la avispa asiática: "Debemos aprender a convivir"

MULTIMEDIA | Así se explica la actual crisis de la biodiversidad

La avispa asiática, un superalimento para especies autóctonas

Una avispa asiática.

Una avispa asiática. / Efe / Lavandeira jr.

Guillem Costa

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"Los franceses ya nos avisaron de que no conseguiríamos parar a la avispa, pero nuestra obligación era intentarlo". Así resume Jordi Ruiz, técnico de conservación de la Generalitat, lo vivido en Catalunya con este insecto invasor. En el año 2010, las primeras avispas asiáticas (Vespa velutina) entraron por el norte. En aquel momento, se movilizaron agentes rurales para intentar eliminar cada nido que se detectaba.

"Pero no nos podemos engañar. Por cada nido que encontrábamos y eliminábamos, se nos escapaban muchos otros, porque crían entre árboles, en lugares indetectables", recuerda Ruiz. Al principio, no se sabía exactamente cómo abordar las maniobras de destrucción del nido. Los rurales dudaban de si las avispas atacarían a las personas, cosa que no ocurrió. Actuaban en cada punto donde se descubría que las avispas velutinas habían criado.

Una década después, las cosas han cambiado y mucho. Catalunya ya no persigue a la avispa asiática como en aquellos años. "Ya no se puede evitar su implementación, debemos conformarnos con mitigar las consecuencias de su presencia", se resigna Ruiz. Catalunya, después de haber intentado luchar contra esta avispa, aprende ahora a convivir con ella.

Mismas picaduras

De hecho, a día de hoy, los agentes rurales ya no participan en la eliminación de nidos como antes: "Solo se actúa sobre un nido cuando entraña un riesgo para las personas, en entornos urbanos o periurbanos. Es decir, se interviene cuando se encuentra un nido en una escuela, en un parque o en una chimenea, como si se tratase de avispas autóctonas o abejas. Nada más".

Los apicultores, apoyados por el Departament de Acció Climàtica, también están organizados para evitar daños de la especie, que desplaza y devora a las abejas. Y las picaduras, en los centros de atención primaria, ya ni se diferencian de las de las avispas autóctonas. Al final, el problema de verdad lo tienen las personas alérgicas, tanto si les pica una avispa asiática como una autóctona.

El seguimiento de la especie ha quedado en manos de las diputaciones. Fina Sáez, jefa de la Oficina Técnica de Cartografía de la Diputación de Barcelona, destaca que los ciudadanos a menudo siguen avisando cuando detecta un nido: "A través de la aplicación SITMUN hacemos el seguimiento de este insecto, aunque es cierto que es difícil percatarse de la magnitud del problema, puesto que los nidos identificados son una minoría".

Avance desigual

Sáez constata que Barcelona y Girona son las provincias más afectadas por la presencia de la avispa. Ruiz lo constata: "La especie está muy repartida. Pero es cierto que en algunos puntos de Lleida y en zonas de las comarcas de Tarragona las condiciones ecológicas frenan su reproducción".

¿Por qué? Pues porque la avispa velutina necesita mucha agua y zonas húmedas para completar su ciclo. En algunas de estas zonas, la falta de agua y las características climáticas le complican la vida. "Los apicultores de Girona, por ejemplo, están muy afectados por su presencia. En cambio, en Lleida no se quejan de este problema", precisa Ruiz. La sequía no ha ayudado a las avispas, pero tampoco impedirá que se sigan reproduciendo en Catalunya.

Sin embargo, las avispas continúan su expansión al estilo del imperio romano: "Ahora el frente ha seguido avanzando hacia el sur y ya no se encuentra en Catalunya, sino en territorio valenciano. Me llamó el subdirector de fauna de Valenica explicándome que ya habían llegado a Castellón y pidiendo consejo. Le respondí que lo mejor era resignarse y convivir con ellas".

Debate abierto

La Administración sigue debatiendo y discutiendo cada día cómo abordar el problema. En la conselleria, el plan para abordar la presencia de la avispa asiática sigue vigente y se trabaja conjuntamente con las diputaciones para decidir qué se debe seguir haciendo y qué no: "Hoy disponemos de herramientas que no teníamos 10 años atrás, pero también es cierto que estos insectos ya se han extendido demasiado".

Desde el principio, se sabía que esta lucha entre el insecto invasor y los humanos sería desigual, como lo había sido en Francia y como lo será ahora en otros lugares de España. "Nos ha ganado la partida, pero nos esforzamos para apaciguar las dificultades y los conflictos que surjan, ya sean por las molestias de nidos o por las pérdidas económicas que sufren los agricultores", zanja Ruiz.

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