Entrevista

Nada Al-Ahdal, la niña yemení que escapó de una boda concertada: "Salvé a mis hermanas menores y ahora mis padres están orgullosos"

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Nada Al-Ahdal, el pasado miércoles, en la tienda de vestidos de moda benéficos del proyecto 'Brides do Good', en la Roca Village (Roca del Vallès).

Nada Al-Ahdal, el pasado miércoles, en la tienda de vestidos de moda benéficos del proyecto 'Brides do Good', en la Roca Village (Roca del Vallès). / JORDI OTIX

Elisenda Colell

Elisenda Colell

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En julio de 2013, hace 10 años, el rostro de Nada Al-Ahdal dio la vuelta al mundo. A sus 11 años, pedía escapar de Yemen porque su familia la obligaba a casarse con un señor que ni conocía. Ahora, con 21, recibe a EL PERIÓDICO en un proyecto benéfico de La Roca Village ('Brides Do Good') en un inglés perfecto. Su vida ha cambiado por completo, pero sus recuerdos siguen intactos. "Hay que dejar de ver a las niñas como un cuerpo, tienen derecho a una educación y a tener sueños que cumplir en el futuro".

¿Recuerda aquel 21 de julio de 2013?

Fue el día en que mi infancia terminó. Mi familia intentó casarme con un señor al que no conocía. Me había visto jugar con los niños del pueblo y quiso que yo fuera su esposa.

Nada Al-Ahdal, el pasado miércoles, en la tienda de vestidos de moda benéficos del proyecto 'Brides do Good', en la Roca Village (Roca del Vallès).

Nada Al-Ahdal, el pasado miércoles, en la tienda de vestidos de moda benéficos del proyecto 'Brides do Good', en la Roca Village (Roca del Vallès). / JORDI OTIX

¿Era el primer caso en su familia?

No. Mi tía se quemó viva a los 14 años, tenía una hija y su marido la maltrataba y abusaba de ella. Murió tres días después. Mi hermana mayor intentó hacer lo mismo porque la obligaron a casarse a los 13 años. Por suerte, le salvaron la vida. Y mientras se recuperaba de las quemaduras, me dijeron que yo me iba a casar en tres días. Yo solo quería jugar con mis amigos y tener una infancia tranquila. Decidí callar, no decir ni sí ni no, y escapar al día siguiente. Fui a casa de mi tío, la única persona de mi familia que conocía los derechos de las mujeres. Vengo de una familia muy pobre que a menudo no podía pagar ni un lápiz. Y mi tío era el que nos compraba libros, nos enseñaba algunas palabras en inglés...

¿Qué pasó después?

Mi tío no estaba en casa, había salido de viaje. Llamé a un amigo suyo, Abdul Jabbar. Hicimos un vídeo para explicárselo. Él lo subió en YouTube y se hizo viral. Todos los medios empezaron a hablar de ello. Me sorprendió mucho. Yo pensaba que esto solo pasaba en mi familia, no sabía que era un crimen.

"Mi tía se quemó viva a los 14 años. Mi hermana mayor intentó hacer lo mismo porque la obligaron a casarse a los 13 años. Yo decidí escapar"

Y su tío la salvó.

Fuimos al Ministerio de Interior de Yemen, pero no había ninguna ley que me protegiera. Gracias a la presión de los medios de comunicación, el Gobierno permitió que me divorciara y transfirieron mi custodia a mi tío. Si volvía a mi pueblo sabía que nadie me protegería. No quería vivir con mi familia.

"No hay que tener miedo de las mujeres que hablan por sí mismas. No quiero ser mejor que tú. Pero tampoco menos. Solo quiero los mismos derechos"

La vida después de aquello, ¿ha sido fácil?

Mi tío recibió muchas amenazas. Que una niña alzara la voz y dijera que la tradición era un delito…  Él intentó mantenerme alejada de esto. Pero en 2016 un grupo terrorista nos secuestró durante 14 días. Creían que algún país nos daba apoyo. Cuando nos liberaron, cruzamos a pie la frontera. Me ofrecieron ir a vivir a Arabia Saudí dos años y allí me encontré con el primer ministro del Yemen, Ahmed Shah.

Nada Al-Ahdal, el pasado miércoles, en la tienda de vestidos de moda benéficos del proyecto 'Brides do Good', en la Roca Village (Roca del Vallès).

Nada Al-Ahdal, el pasado miércoles, en la tienda de vestidos de moda benéficos del proyecto 'Brides do Good', en la Roca Village (Roca del Vallès). / JORDI OTIX

¿Qué le dijo?

Le pedí que hiciera algo contra el matrimonio infantil. Me respondió que creara una fundación. Lo hicimos allí mismo, él la financió. 

"Mi trabajo consiste en crear conciencia, hacer llegar las voces de las niñas al mundo y hacer lo posible por salvarles la vida"

Una fundación que le mereció el premio Arab Woman Award en 2021.

Sí, fue muy emocionante ir a Londres a recibirlo. También he estado en Turquía y Omán para dar discursos, incluso en las escuelas, y contar mi historia. He vivido en Kenia, Jordania, Egipto… Ahora resido en el Reino Unido y mi trabajo consiste en crear conciencia, hacer llegar las voces de muchas niñas al mundo. Cada dos segundos, según Unicef, una niña se casa en el mundo. Debemos hacer todo lo posible para salvarles la vida. Los medios salvaron la mía y ahora yo quiero hacer lo mismo por ellas.

"Los padres, por más culpables que sean, son víctimas de ideas equivocadas. Deben tener información sobre la importancia de la educación de sus hijas"

¿A diario hay niñas contactando con usted pasando por lo mismo?

Sí, y cuando lo hacen me pongo en contacto directamente con los padres e intento charlar con ellos. Los padres, por más culpables que sean, son víctimas de ideas equivocadas. Deben tener información sobre la importancia de la educación de sus hijas. Deben confiar en ellas y se darán cuenta de que pueden hacer algo mejor que ser novias a los 11 o 12 años.

¿Y con sus padres ha vuelto a hablar?

La primera vez que les vi, llevé flores y una tarta para mi madre. Ella lo tiró a la basura delante de mí… Estaba avergonzada y me rompió el corazón. Solo tenía 11 años, yo quería tener una familia. Me costó un año y medio cambiar su opinión sobre el matrimonio infantil. Pero salvé a mis hermanas menores, no las han casado y siguen estudiando. Ahora están orgullosos de mí y me piden que siga defendiendo a las otras chicas. Al final, aprendieron de ello.

"Salvé a mis hermanas menores, no las han casado y siguen estudiando. Ahora mis padres están orgullosos de mí"

Usted logró escapar pero hay cientos de niñas en esta situación…

Ni Europa nos sirve de ejemplo contra el matrimonio infantil. A algunas niñas se las llevan a otro país y las casan en secreto, lo que nos impide tener datos y perseguir estos crímenes. La clave es la educación. Ojalá tuviéramos una asignatura para enseñar a respetar la vida de las niñas y las consecuencias de estos crímenes. Los niños tienen que saber que este mundo no es perfecto, que el trabajo de estas niñas no es convertirse en madres, trabajar para sus hijos y limpiar la casa. Pueden ser empresarias, ingenieras, enfermeras y presidentas. La parte positiva es que vemos un cambio. En Egipto y Arabia Saudí ya está criminalizado. Pero no es suficiente.

Nada Al-Ahdal, el pasado miércoles, en la tienda de vestidos de moda benéficos del proyecto 'Brides do Good', en la Roca Village (Roca del Vallès).

Nada Al-Ahdal, el pasado miércoles, en la tienda de vestidos de moda benéficos del proyecto 'Brides do Good', en la Roca Village (Roca del Vallès). / JORDI OTIX

¿Por qué ocurre?

La pobreza y la tradición hacen que aumenten los matrimonios infantiles. Pero la razón principal es la mirada hacia las niñas ¿Por qué creen que tienen menos valor que un hijo? ¿Por qué creen que pueden hacer dinero con ellas si las casan? Las ven como una mujer, como un demonio y tratan de deshacerse de ellas de cualquier forma. Hay que dejar de ver a las niñas como un cuerpo, tienen derecho a una educación, a tener sueños que cumplir en el futuro. Si quieren una generación preparada, tienen que dar oportunidades a toda esta generación, no solo a la mitad.

¿Dan miedo las mujeres valientes como usted?

No hay que tener miedo de las mujeres que hablan por sí mismas. No quiero ser mejor que tú. Pero tampoco menos que tú. Solo quiero los mismos derechos. Poder trabajar, estudiar y decidir si me quiero casar, cuándo y con quién. Que nadie se asuste, no vamos a quitar los derechos de nadie.

Diez años después, ¿ha podido seguir estudiando? ¿forjar su carrera?

Ha sido muy difícil seguir estudiando, no es fácil concentrarse y más si tienes que ir cambiando de país. Ahora me he centrado en mi educación desde cero. Espero estudiar Derecho Internacional y seguir luchando por acabar con el matrimonio infantil.

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