Políticas públicas

La Generalitat promete para 2023 el circuito de atención contra matrimonios forzosos

La 'consellería' vincula la lucha contra los matrimonios forzosos al circuito de la violencia machista en vez de la atención a las migraciones, como se propuso en 2020

Tània Verge

Tània Verge / ACN / LAURA BUSQUETS

Elisenda Colell

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El Govern ultima un protocolo sobre matrimonios forzados, que actualizará el que está vigente desde 2020, con el objetivo de potenciar las políticas de prevención. "Este mes de julio presentaremos el nuevo protocolo de abordaje de las violencias machistas, y a partir de este documento colgarán otros protocolos, como el específico para atender los matrimonios forzosos", explican fuentes de la conselleria de Feminismes i Igualtat a EL PERIÓDICO, que lo fechan al año que viene. La consellera Tania Verge quiere asumir este tema, al igual que la lucha contra la ablación de clítoris, desde la red de violencia machista, y desvincularla de los planes y programas que atienden a los colectivos migrantes, como se hacía hasta ahora.

Hace dos años, y con la ayuda de expertos de la UAB, el entonces conseller de Treball y Afers Socials presentó en rueda de prensa el primer protocolo en España para luchar contra los matrimonios forzosos. El plan colgaba de la secretaria general de migraciones, con Oriol Amorós al frente. La idea era encargar a las mesas territoriales que trataban la lucha contra la mutilación genital femenina asumieran, a su vez, la detección y acompañamiento de los matrimonios forzosos. La red, además, sería ampliada en una cincuentena de municipios en los que se consideraba 'de riesgo', en tanto había una presencia importante de personas migrantes cuyos países de orígen estas prácticas están normalizadas.

Las 92 unidades se quedaron a 9

La pandemia del coronavirus, las elecciones catalanas y la constitución del nuevo Govern ralentizaron mucho su aplicación, hasta el punto que sólo se ha iniciado la primer fase: formar a los profesionales. Cerca de 40 cursos en las que participaron más de 300 trabajadores del ámbito escolar, sanitario o de los servicios sociales, entre otros. La idea era que este personal pudiera detectar casos. Sin embargo, las 92 mesas de profesionales especializados que debían acompañar a las víctimasacabaron en el oblido. A día de hoy, confirman desde Feminismes, tan solo hay nueve profesionales dedicados exclusivamente a estos casos, uno por 'veguería'. Sin tener en cuenta la presencia de población migrante ni tampoco las diferencias evidentes de densidad urbana.

"Cuando creamos la conselleria decidimos tratar este tema desde el ámbito dedicado a la violencia de género y desvincularlo del de las migraciones", explican fuentes de Feminismes. Estas mismas fuentes cuentan a EL PERIÓDICO que en menos de dos meses van a presentar el protcolo marco para el tratamiento contra las violencias de género. Y en este documento se añaden también el matrimonio forzoso o la mutilación genital femenina.

A partir de este primer documento, se creará un protocolo para los tipos específicos de violencia que se deben tratar de una forma diferenciada: y los matrimonios a la fuerza serán uno de ellos. Sin embargo, este circuito propio no se diseñará hasta finales de año o inicios de 2023, según apuntan las mismas fuentes. También entraría, por ejemplo, el protocolo específico para tratar el acoso y la violencia machista dentro de las universidades. En el caso del matrimonio forzoso se considera una de las formas más complejas e invisibilizadas de la violencia machista.

Cada año los Mossos detectan una decena de casos de matrimonios forzosos en Catalunya, ya sea a partir de los servicios sociales o porque las chicas acuden a comisaría. Sin embargo, la cifra real es mucho mayor ya que la mayoría de afectadas, confirirman las entidades, no quieren presentar cargos contra sus familiares. La presencia de estos protocolos, pero sobretodo servicios de atención a estas mujeres que tengan recursos suficientes, podría evitar casos casos como el de las dos jóvenes hermanas paquistaníes afincadas en Terrassa (Barcelona) que fueron asesinadas en su país natal a manos presuntamente de sus familiares.