Violencia machista
Matrimonios forzosos en Catalunya: "¿Quién se atreve a denunciar a sus padres?"
El asesinato de las hermanas paquistanís de Terrassa pone el foco en las bodas por la fuerza: según los Mossos, se detectaron 13 casos desde enero a septiembre de 2022
Las entidades especializadas critican la falta de apoyos con los que cuentan las mujeres que no quieren someterse
Elisenda Colell
Redactora
Periodista de desigualdades y exclusión social crecida en la redacción de informativos de la Cadena SER en Catalunya. Nací en Viu Comunicació y Cugat.cat.
La detención de Ghulam Abbas, el padre de las dos hermanas de Terrassa asesinadas el pasado mayo en Pakistán y cuya implicación en el complot que acabó con el crimen de Aneesa y Urooj está siendo investigada, ha vuelto a poner el foco en los matrimonios forzosos que todavía a día de hoy se registran en Catalunya.
El "crimen de honor" de las dos chicas, de 21 y 24 años que se negaron a traerse a España a sus respectivos maridos, es la punta, cruel y violenta, del iceberg de un fenómeno que, según los Mossos d'Esquadra, contabilizó 13 casos entre enero y septiembre de 2022. Es más, desde 2009, 194 niñas y mujeres han sido víctimas de matrimonios a la fuerza.
Según las entidades sociales que intentan acabar con esta lacra en Catalunya, la falta de sensibilización entre las comunidades y los pocos servicios donde las mujeres puedan denunciar estos casos hacen que esta realidad permanezca oculta. "Que no lo veamos no significa que no ocurra: hace años que, como sociedad, damos la espalda a esta realidad", sostienen desde Valentes i Acompanyades, una de las pocas entidades que ayudan a las víctimas de esta lacra.
"Las mujeres que viven en Catalunya, especialmente las que tienen papeles, están muy expuestas a los matrimonios forzados -señala Javed Ilyas, presidente de la Associació de Treballadors Paquistanesos de Catalunya-. Viajar hasta España y conseguir los papeles cuesta 20.000 euros. Las familias buscan casarlas con las chicas que ya viven aquí y entonces luego viajan hasta España para ahorrarse este dinero". Ilyas señala que se trata de un problema endémico y crónico y que hacen falta más medios para combatirlo.
Falta de formación
"Hace tan solo cuatro o cinco años que en Catalunya se habla de los matrimonios forzados como un acto más de violencia machista", explica Ruth Rosique, miembro del equipo técnico de la asociación Valentes i Acompañandes. Es la primera entidad en abordar este tema y sólo este año ha atendido a 40 mujeres son obligadas a casarse a la fuerza en Catalunya. "La mayoría de las mujeres que atendemos provienen del áfrica subsahariana y Marruecos. De Pakistán apenas hace un año que empezamos a detectar casos: es una sociedad que le cuesta abrirse y hablar de este tema", señala Rosique. "Casos como éstos se pueden evitar... lo crucial aquí es que los amigos, los servicios sociales, alguien tenía que haberles dicho que volver al país de origen no era una buena idea. Nosotras lo hacemos a diario con las chicas que atendemos", subraya. "El problema es que los servicios sociales van colapsados, no tienen formación en este ámbito, y cuesta mucho detectar los casos a no ser que las chicas vengan y te lo cuenten directamente", prosigue.
La familia es sagrada
Uno de los principales problemas para poder atajar esta lacra es la dificultad de interponer una denuncia para que los Mossos investiguen el caso. "¿Quién se atreve a denunciar a sus padres? Para nosotros la familia es algo sagrado, muy importante. Y las administraciones no ayudan a estas mujeres, responden cuando ya hay una víctima que lamentar", añade Adeeba Asghar, miembro de la asociación de mujeres pakistanís Minhaj Ul Quraan. Una realidad que Rosique confirma. "Es más traumático para ellas y esto complica su recuperación psicológica". "Denunciar es muy complicado, las que osan a dar el paso pueden terminar en la calle, abandonadas... El riesgo es enorme", subraya Asghar, que insiste en que el Islam está completamente en contra de las bodas sin consentimiento de las dos partes.
"¿Las chicas iban a la escuela o algún curso de formación? ¿Hablaban el idioma? ¿Iban al médico de cabecera?", se pregunta Huma Jamshed, de la Asociació Cultural Educativa y Social Operativa de Dones Paquistaneses (ACESOP). "Insisto en esto porque muchas mujeres que son obligadas a casarse están completamente controladas por sus familiares y no les dejan relacionarse con la sociedad catalana y por esto no las detectamos", prosigue. Jamshed afirma que este año ha salvado a 70 mujeres pakistanís de posibles matrimonios forzados. "Pero hay muchas más que no detectamos, que no podemos frenar. Los maridos pueden hacer lo que quieran con ellas: matarlas, apalearlas, maltratarlas...", dice. "Este caso de Terrassa nos tiene que hacer abrir los ojos: aquí lo importante es que empoderemos a las mujeres paquistanís para que sepan que sus cuerpos son suyos, no de sus padres ni de sus hermanos".
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