New Ground, proyecto residencial pionero

Envejecer en una comunidad de mujeres de Londres: "No queremos que se nos trate como a niñas"

Un grupo de 26 mujeres ha construido su propia comunidad de vecinas mayores de 50 años con el objetivo de combatir la soledad y envejecer con dignidad

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Proyecto de hogar compartido New Ground de mujeres mayores de 50 años en Londres.

Proyecto de hogar compartido New Ground de mujeres mayores de 50 años en Londres. / EL PERIÓDICO

Lucas Font

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Maria Brenton abre la puerta principal del complejo de viviendas New Ground sin necesidad de tocar el pomo. “Aquí todas las puertas son automáticas, lo hicimos así porque a algunas residentes les parecían muy pesadas y les costaba mucho abrirlas manualmente”. Pero este edificio no fue ideado solo para lidiar con los efectos físicos de la vejez, sino también con los emocionales: se trata del primer ‘cohousing’ dedicado exclusivamente a mujeres mayores de 50 años en el Reino Unido, un proyecto que fomenta la vida en comunidad y el apoyo mutuo para combatir los crecientes problemas de soledad de las personas mayores.

“Descubrí este modelo en los Países Bajos a finales de los 90”, explica Brenton, impulsora del proyecto. “Nos juntamos seis mujeres en un pub y dijimos: vamos a hacerlo”. A través de varias asociaciones, fueron tejiendo una red cada vez más amplia y se organizaron para poner en marcha una iniciativa pionera y a la vez llena de dificultades, que acabó concretándose en 2016 con la construcción de New Ground. “Se trata de mujeres que no quieren envejecer como sus madres: no quieren ser tratadas con paternalismo, ni que les digan lo que tienen que hacer, ni ser discriminadas. Son decididamente antiedadistas”, asegura Brenton.

Proyecto de hogar compartido New Ground de mujeres mayores de 50 años en Londres.

Proyecto de hogar compartido New Ground de mujeres mayores de 50 años en Londres. / EL PERIÓDICO

Vida en comunidad

Las 25 viviendas, de entre una y tres habitaciones, están dispuestas en un edificio de ladrillo de tres plantas inspirado en la arquitectura victoriana y georgiana del barrio de High Barnet, situado en el norte de Londres. Fueron construidas gracias al interés de una promotora inmobiliaria, con un coste aproximado de 7,4 millones de libras (8,4 millones de euros). Todas cuentan con amplias ventanas y balcones que rodean un colorido jardín, cuyo mantenimiento es una de las principales ocupaciones de las residentes. Rachel Douglas, una de ellas, explica que todas juegan un papel importante en la organización de la vida en la comunidad. “Estamos divididas en pequeños equipos que se encargan de cuidar el edificio, de llevar las comunicaciones, de mantener el jardín… y tomamos las decisiones por consenso”, señala. 

Douglas explica que una parte importante en la vida social es la organización de comidas conjuntas. “Esta es una de las formas más importantes de compartir, sentarnos alrededor de una mesa y charlar. También solemos tomar el té de las tres de la tarde todos los viernes; es un buen momento para sentarnos a hablar y pasar la tarde”. A pocos metros del salón de su casa, al otro lado del jardín, se encuentra la sala comunitaria, un espacio con una amplia cocina y un salón con varias butacas y mesas en las que se pueden ver puzles a medio acabar, libros y juegos de mesa.

Proyecto de hogar compartido New Ground de mujeres mayores de 50 años en Londres.

Proyecto de hogar compartido New Ground de mujeres mayores de 50 años en Londres. / EL PERIÓDICO

Riesgos de la soledad

Según la Oficina Nacional de Estadística (ONS), una de cada tres mujeres mayores de 65 años vive sola en Inglaterra y Gales, lo cual representa un total de 3,3 millones de personas. “Una de las principales preocupaciones al hacernos mayores es la seguridad y la protección”, asegura Brenton. “Muchas personas me decían que no querían tener un accidente en casa y estar al otro lado de la puerta durante semanas sin que nadie se diera cuenta. Aquí esto no puede pasar porque existe un sistema informal de vigilancia mutua”. La impulsora del proyecto señala que las residentes actúan como “colegas de salud” y comprueban a diario que sus vecinas estén bien, aunque también respetan la privacidad y la independencia de cada una de ellas.

Hedi Argent tiene 94 años y vive en New Ground desde su inauguración, en 2016, aunque estuvo implicada en el proyecto desde 2011.“Una amiga encontró de casualidad un folleto sobre el proyecto en la biblioteca y me dijo: ‘Esto puede interesarte’. Y seguí su consejo”, explica, sentada en el salón de su casa, ubicada en la segunda planta del edificio. “Cuando mi pareja murió, quería encontrar una forma de vivir que fuera optimista y emocionante. No quería ir a un sitio para morir, quería ir a un sitio para vivir”. Ahora se encuentra enfrascada en un nuevo proyecto artístico con sus vecinas, que compagina con la gestión comunitaria del edificio. “Mientras pueda vivir aquí, sé que nunca estaré sola”.

Ahorro para el Estado

Varios estudios científicos apuntan a que la soledad aumenta el riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares, demencia o depresión, e incluso se ha comparado con el tabaquismo o la obesidad. Una investigación publicada en el European Heart Journal señala que las personas con diabetes que aseguran sentirse solas tienen un 26% más de posibilidades de desarrollar una enfermedad del corazón. Brenton sostiene que proyectos como New Ground son beneficiosos para reducir estos riesgos y, al mismo tiempo, ahorrar dinero al Estado. “En una sociedad en la que las nuevas generaciones tienen menos hijos, muchas personas no podrán recibir los cuidados informales que proporciona la familia”, asegura. 

En otros lugares, como Países Bajos o Dinamarca, los gobiernos se están dando cuenta de eso y están facilitando formas de vida en comunidad; algo que según la impulsora de New Ground todavía no se ha producido en el Reino Unido, a pesar de que cada vez hay un mayor interés de la población. “El Gobierno piensa en el largo plazo, sin reparar en que se puede gastar mucho menos ahora. ¿Por qué no ponen facilidades para desarrollar proyectos como este y ahorrar dinero en el futuro? Es una cuestión de sentido común”, explica Brenton. “Por desgracia todavía no hemos llegado tan lejos en este país”.