Es como si alguien hubiera colocado una caldera en el centro de mi cuerpo y la pusiera al máximo […] ¡Esto es una locura!". Quien describe el efecto volcánico de un sofoco es Michelle Obama. Su testimonio, como los de Naomi Watts, Salma Hayek o Penélope Cruz, empujan la puerta para que la menopausia salga del armario de plomo. Porque, pese a ser una etapa que acompaña a las mujeres entre un tercio y la mitad de sus vidas, se vive (aún) como un cataclismo.

En 'Manifiesto por la menopausia', la ginecóloga Jen Gunter, echando mano de ironía, dibuja la sensación así: "Es como emprender un descenso en canoa sin instrucciones, sabiendo que el destino será horrible y que a nadie le interesa tu aventura ni lo que encuentres a la llegada". El adiós a la regla parece marcar "el inicio de la tercera edad". La caducidad de la relevancia. "Ya se te pasará", ponen los ojos en blanco algunos ginecólogos, mientras otros recetan tratamientos para ser "eternamente femeninas" o psicofármacos, a la brava.

"La regla se ha normalizado en la conversación, incluso una ley permite la baja laboral por menstruaciones dolorosas; la menopausia no", lamenta la psicóloga Anna Freixas, autora de, entre otros libros, 'Sin reglas. Erótica y libertad femenina en la madurez' y 'Yo vieja'.

Cierto, la menopausia ya no es vista como una 'enfermedad' –en el Renacimiento se la comparó a la lepra–; pero "es difícil erradicar la idea de que es el principio del fin", dice Freixas. Una idea lastimosa para las mujeres que están en su plenitud laboral, lidiando aún con hijos y padres. "Detrás hay un interés (patriarcal) de perdernos de vista después de los 50. Molestamos", observa.

Las condolencias generales por el 'apagón' de la fertilidad y el desinterés médico recluyen el debate del conflicto al círculo de amigas. Carme Valls-Llobet, experta en endocrinología y medicina con perspectiva de género, explica que la mayoría se presenta a consulta con miedos. Al cáncer de mama –que han oído que provoca la terapia hormonal para la menopausia (THM)–, a la osteoporosis, a las enfermedades cardiovasculares, a la aparición del flotador de grasa en el abdomen, a la cancelación del sexo, a la exclusión social... "Han recibido información negativa de las abuelas y las madres –que tenían una menor esperanza de vida–, y la divulgación que les llega suele estar financiada por laboratorios que les quieren vender alguna cosa", señala la endocrina, autora de 'Mujeres invisibles para la medicina'.

Parece que todo lo que le pasa a la mujer a partir de los 50 años es 'culpa' de la menopausia. Valls-Llobet asegura que un 25% ni lo nota y desmantela mitos. "Las ventajas de la THM superan de lejos los riesgos", aclara (los medicamentos para la disfunción eréctil, por ejemplo, provocan ceguera a tres de cada 100.000 hombres, y nadie les mete miedo). "El cáncer de mama es multifactorial –explica–. Influyen el sedentarismo, el alcohol, el tabaquismo, la mala alimentación, la exposición a tóxicos, el estrés". Y prosigue: "El 70% no tendrán osteoporosis, y las enfermedades cardiovasculares están relacionadas con el envejecimiento de las arterias, con el aumento del colesterol, y hay infartos relacionados con la tiroides". Incluso aumenta el riesgo "el haber tenido cuatro o más experiencias adversas en la infancia", añade Jen Gunter.

La mujer sí experimenta sequedad de piel y de mucosas, y sofocos, "pero eso ocurre cuando dejas de tener estrógenos de golpe; si no, hay muchas maneras de vivirlo", matiza Valls-Llobet. Por la unidad de Ginecología Regenerativa y Funcional de Dexeus Mujer, los tratamientos contra la sequedad vaginal y la incontinencia urinaria se duplican cada año. "Estamos al inicio de una revolución", asegura su responsable, Luciana Bergamaschi. "Estamos cada vez más empoderadas y no solo reclamamos salud, también calidad de vida".

"La menopausia es la última frontera", indica Carla Romagosa, divulgadora en Instagram y autora del libro 'Mi amiga Meno y yo', cuya militancia se activó cuando le sobrevino la menopausia a los 39 años y sus amigas le dijeron: "Ostras, ¿esto no va de que un día se te va la regla y ya?". "Todas las mujeres deberían prepararse desde la veintena", anima, tras aclarar que ella prefiere hablar de 'climaterio', que incluye la transición a la menopausia –a partir de los 40, cuando aparecen los sofocos, los cambios corporales, el sueño de mala calidad –, la menopausia (sobre los 50) y la posmenopausia (después de los 60).

Nuevamente, la doctora Valls-Llobet traza el marco. "Tenemos la suerte de tener 50, de haber sobrevivido. Llevamos un chasis que puede tener problemas, ¡claro que sí!, pero no dependen directamente de la falta de menstruación". Y hay razones para el optimismo: "Las mujeres ganan energía porque dejan de perder hierro y contaminan menos el planeta" (durante la vida fértil, se utiliza una media de 12.000 tampones o 20.000 compresas; 45.000 millones en todo el mundo, un Everest de celulosa y plástico).

"Cuando las mujeres entiendan todo esto, deben centrarse en comer bien, hacer ejercicio para mantener las articulaciones y empezar a pasárselo bien en la vida", anima la endocrinóloga. "También con el sexo" (solo el 12% de las mujeres entre 45 y 64 años experimentan trastornos de la libido, y no por culpa de los niveles hormonales).

Encima, si la antropóloga estadounidense Margaret Mead está en lo cierto, "la fuerza creativa más grande del mundo es una mujer menopáusica con entusiasmo". "Hay que darle la vuelta a la tortilla, pensar que están en el pico de sus carreras, con la mayor capacidad de liderazgo, creatividad y libertad de sus vidas", proclama Carla Romagosa.

Este es el espíritu, por ejemplo del movimiento PTFW (Prime Time for Women), muy activo en Estados Unidos, que proclama el orgullo de haber llegado al punto en que las mujeres pueden permitirse el lujo de ser "quienes debían ser", en lugar de "quienes se les dijo que fueran"; y de la comunidad 'on line' The Swell, que anima a explorar los territorios desconocidos de la edad madura.

Y puestos en las buenas noticias, las expertas coinciden en que la retirada de la regla es un avisador de que llegó el momento de cuidarse. "Si comparas la menopausia y la andropausia [descenso de los niveles de testosterona en hombres a partir de los 40] –expone Romagosa–, ves que ellos también tienen sofocos, aumento de grasa abdominal, problemas de erección, pérdidas de orina y falta de concentración. La diferencia es que las mujeres pueden determinar el momento exacto y actuar".

Queda camino por recorrer. "Son muchos los centros de salud que no disponen de personal sanitario que pueda afrontar estas cuestiones", admite Pascual García Alfaro, responsable de la Unidad de Menopausia de Dexeus Mujer. "Aún hay muchas mujeres que no reciben la suficiente atención".

Y en opinión de Anna Freixas, es hora de "reivindicar el cuerpo maduro". "Para muchas la vida comienza después", alerta Valls-Llobet. Una jefaza en el asunto es Helen Mirren, que a sus 77 años exige un sitio en la mesa. "Preocúpate por tu papel en la vida porque, si el rol de la mujer en la vida cambia y se hace más presente, complejo y poderoso, el resto te seguirá".

La menopausia no es una enfermedad aunque a menudo se ha acabado medicalizando. Carme Valls Llobet, especialista en endocrinología y medicina con perspetiva de género, aborda en este vídeo los mitos falsos sobre el climaterio, así como los peligros de la prescripción masiva de terapia hormonal y los casos en los que sí es recomendable.