Educación en Catalunya

Una escuela de Mataró se conjura con las familias para retrasar hasta los 16 años la entrega del primer móvil

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Una profesora de la escuela Gem de Mataró devuelve los móviles a los alumnos al finalizar las clases.

Una profesora de la escuela Gem de Mataró devuelve los móviles a los alumnos al finalizar las clases. / ACN

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La escuela Gem de Mataró ha puesto en marcha este curso una campaña de alianza con las familias para intentar retrasar "lo más posible" la entrega del primer teléfono inteligente. La mayoría de alumnos ya tienen móvil antes de terminar la primaria, con sólo 11 años, y el objetivo para los próximos años es que la relación con los móviles se inicie al terminar la ESO, a los 16 años. El manifiesto 'Desmovilízate' cuenta ya con cerca de 300 adhesiones y desde el centro esperan notar "cambios importantes" a partir del próximo curso.

Colegio y familias buscan "el equilibro entre la utilidad y el abuso" y esperan notar "cambios importantes" a partir del próximo curso

La clave, según las familias, es encontrar "el equilibrio entre la utilidad y el abuso" y conseguir que los jóvenes tengan una mirada crítica para "entender y clasificar" todos los contenidos que pueden llegar a través de las redes sociales.

La campaña de la escuela Gem de Mataró bebe de una experiencia similar a la escuela Sadako de Barcelona y, de momento, tiene muy buen recibimiento por parte de toda la comunidad educativa, también entre los alumnos. "Puede haber mucha dependencia del móvil, sobre todo con las redes sociales", alerta Jaume, un alumno de 6º que con 11 años, ya está habituado a manejar el móvil.

Como él, otros alumnos alertan de que el móvil puede ser "peligroso" por la gran cantidad de contenidos a los que se puede tener acceso. Es el caso de Gerard. Tiene 12 años, hace 1º de ESO y es uno de los dos únicos niños de la clase que no tiene móvil: "Me gustaría tenerlo, pero entiendo que no se puede. Es una herramienta muy grande".

Todos los alumnos entrevistados aseguran que intentan hacer un uso responsable, de acuerdo con el 'pacto' establecido con sus familias. Arlet tiene 11 años y cursa 6º de primaria. Pese a tener móvil a su edad, dice que lo utiliza poco: "Vivo lejos y lo uso para comunicarme con mis padres".

También hablan de límites en su primera relación con el móvil. Bernat, de 1º de ESO, admite que quizás a su edad no son "suficientemente maduros" para acceder a determinadas herramientas. Una compañera de clase, Laia, explica que acordó con la familia poder tener móvil pero nada de TikTok o Instagram. "Solo tengo las apps necesarias", afirma.

Sin móvil en el cole

Por lo que respecta a la escuela, el uso del móvil está totalmente vetado. Los alumnos los entregan a su llegada al aula y quedan custodiados hasta que se marchan a casa, cuando los maestros les devuelven. La directora de la escuela, Montse Paredada, explica que de esta forma se les ayuda en "el autocontrol del móvil cuando no lo necesitan".

La situación, admite Paredada, es compleja porque va más allá de la escuela. En este sentido, la directora relata una situación de "presión", tanto por parte de los alumnos, que no quieren quedarse atrás respecto a los compañeros que ya tienen móvil, como por parte de las familias, que en el momento actual no quieren estar desconectados de sus hijos.

A través de la campaña 'Desmovilízate' se quiere, justamente, dar herramientas a las familias para gestionar esta situación e impulsar cambios que deben ser a escala "global" para evitar que niños y niñas de corta edad continúen accediendo a aplicaciones y contenidos que "no son adecuados por su edad de madurez".

"Estamos a caballo entre la necesidad y el abuso de la tecnología", explica Xadi Lara, padre de dos alumnos de 4º de ESO y 6º de primaria. Aunque ya le llega tarde –sus dos hijos ya tienen móvil– Lara con buenos ojos que se aborde el problema desde la comunidad: "Cuando te dicen que todos sus amigos tienen móvil es muy difícil luchar".

En la misma situación se encuentra Montserrat Marquet, madre de una niña de 6º del mismo centro. Su hija aún no tiene móvil, pero en casa ya lo tienen apalabrado para el próximo curso: "La idea de hacerlo entre todos es más enriquecedor porque ahora tampoco puedes negarle y que sea la única que es diferente".

Consciente de que el próximo año tendrá que convivir con esto, Marquet ya ha empezado a hablar con su hija sobre los peligros el móvil: "Me preocupa que tenga acceso abierto a cualquier contenido sin ningún control y que no pueda entender o clasificar qué esta viendo, como las 'fake news', y ya lo tememos trabajando".