Agresiones

La violencia machista se ensaña con las mujeres con discapacidad y genera nuevas incapacidades

Hablan tres víctimas: “Tengo discapacidad debido a las palizas y al maltrato psicológico, que deja más huella”

Discapacidad y violencia machista: una maraña de la que es casi imposible escapar

Las mujeres con discapacidad intelectual piden ser tenidas en cuenta en la lucha por la igualdad

Una mujer con discapacidad víctima de la violencia machista, que prefiere no mostrar su identidad

Una mujer con discapacidad víctima de la violencia machista, que prefiere no mostrar su identidad / Elisenda Pons

Patricia Martín

Patricia Martín

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La discapacidad y la violencia machista están, lamentablemente, intricadas. Los maltratadores aprovechan la mayor vulnerabilidad de este colectivo para cometer sus agresiones. A sus ojos, son la presa más fácil. Y, al mismo tiempo, el maltrato genera múltiples enfermedades que limitan la vida diaria de sus víctimas y las hace aún más vulnerables. Es un círculo vicioso y perverso, difícil de romper porque las afectadas suelen sufrir en silencio y las administraciones no siempre están preparadas para detectar la violencia y ayudarlas.

Las mujeres con discapacidad sufren más violencia sexual y de género, según la macroencuesta de Igualdad, ya que los agresores se aprovechan de la vulnerabilidad

Los últimos datos nacionales sobre esta problemática los ofrece la macroencuesta del Ministerio de Igualdad de 2019, que indica que las mujeres con discapacidad sufren más violencia sexual y de género que las mujeres sin enfermedades que limiten sus vidas. Así, el 10,3% de las encuestadas con discapacidad acreditada ha sufrido agresiones sexuales, frente al 6,2% de las mujeres sin esta condición. Y la prevalencia de la violencia en la pareja es del 20,7%, frente al 13,8% del resto.

Otras encuestas revelan que la violencia que sufren es aún mayor. El proyecto Response, en el que participaron siete países europeos, eleva la prevalencia a ocho de cada 10 mujeres con discapacidad, por lo que la macroencuesta española podría haber detectado solo la punta del iceberg, dado que entrevistó a pocas mujeres con discapacidad y las plataformas del sector sospechan que quedaron fuera aquellas mujeres cuya discapacidad intelectual o sensorial les impide responder sin acompañamiento, por lo que podría estar sesgada de inicio.

Feminicidios

Por otro lado, los datos de feminicidios indican que sobre el 10% de todas las mujeres asesinadas tienen discapacidad acreditada, que se considera a partir de un 33% y puede estar provocada por motivos sensoriales como sordera o ceguera; por físicos, como la falta de movilidad; por dificultades en el desarrollo cognitivo, y también por enfermedades que limitan la vida diaria, como la fibromialgia o la depresión.

Las mujeres que han tenido o tienen parejas violentas cuentan con un 44% más posibilidades de fallecer debido a múltiples enfermedades

A su vez, la última macroencuesta también ofrece, por primera vez, datos sobre la discapacidad que generan los episodios de violencia. Así, entre las mujeres que tienen discapacidad y han sufrido violencia sexual, el 14,3% afirman que las limitaciones en su vida diaria han sido provocadas por la agresión. En el caso de la violencia en pareja, el 17,5% dice que su discapacidad acreditada proviene del maltrato sufrido.

De hecho, un estudio realizado por las Universidades de Birmingham y Warwich, en Reino Unido, indica que las mujeres que han convivido o conviven con parejas violentas tienen un 44% más de posibilidades de fallecer, el 31% más de sufrir una enfermedad cardiovascular y el 51% más de ser diagnosticaas con diabetes tipo 2. El maltrato no solo provoca dolencias mentales como depresión o ansiedad, sino también enfermedades que no suelen relacionarse con la violencia como asma, dermatitis o alergia, dolores de todo tipo o problemas intestinales.

El motivo es que “el sistema nervioso está en alerta permanente, factor que genera cortisol, el cual, mantenido en el tiempo, puede provocar afecciones físicas y mentales”, indica Alba Alfageme, psicóloga especialista en violencias machistas.

“El sistema nervioso está en alerta permanente, lo que genera cortisol, que mantenido en el tiempo puede provocar afecciones físicas y en la salud mental”

Alba Alfageme, psicóloga especialista en violencias machistas

Poder y culpa

Según la psicóloga, hay más prevalencia de violencia sobre mujeres con discapacidad porque para los agresores son “la presa más fácil” y posiblemente “a las que menos se va a creer” si revelan lo sucedido. Asimismo, en el ámbito de las parejas, los agresores aprovechan enfermedades graves para mostrar “su poder". "Ellos se hacen cada vez más grandes y ellas cada vez más pequeñas y se sienten más inseguras y débiles”. Además, destaca Alfageme, se puede producir una “perversión psicológica”: si él ejerce de cuidador principal y la situación se prolonga, es posible que utilice su hartazgo para justificar la violencia, teniendo en cuenta también el factor de género y que tradicionalmente los hombres “están menos preparados para ser cuidadores” y ejercer este rol. En este contexto, “ellas justifican la violencia y se culpabilizan por haber generado la situación”.

A estos factores, Isabel Caballero, coordinadora de Cermi Mujeres (Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad), añade la “autoculpa” de las mujeres con discapacidad, en referencia a que muchas veces se sienten “una carga”, lo que contribuye a que disculpen el maltrato.

"Existen barreras en el acceso a la información, en el acceso judicial y en los servicios de ayuda"

Isabel Caballero, coordinadora de Cermi Mujeres

Como circunstancia externa a la violencia pero que contribuyen a perpetuarla, Caballero cita que los hombres que cuidan “son considerados buenas personas, por lo que existe un factor eximente, mientras que ellas, en primer lugar, viven una negativa a reconocerlas como mujeres y, en segundo término, no se las cree y se las exige que tengan un discurso coherente cuando personas con discapacidad intelectual tienen dificultades para ello”. Existen, por tanto, "barreras en el acceso a la información, en el acceso judicial y en los servicios de ayuda". Por todo ello, entre las víctimas con discapacidad existe un menor nivel de denuncia.

Las víctimas

Para sacar a la luz la situación y fomentar las denuncias, la Fundación Once ha impulsado la publicación de ‘La voz del coraje’, un libro coral en el que se recogen 14 testimonios de mujeres con discapacidad y víctimas de la violencia, que se presenta este miércoles en Barcelona. Se trata de 14 mujeres que se han atrevido a contar las vejaciones sufridas en primera persona, con el fin de poner el problema sobre la mesa, instar a las instituciones a actuar y fomentar que otras víctimas puedan buscar salidas.

En el ensayo se retratan episodios de violencias físicas, pero también psicológicas o económicas, en mujeres con todo tipo de discapacidad salvo intelectual, según explica su autora, Esther Peñas, dado que no encontraron ninguna que quisiera narrarlo en primera persona porque “muchas veces ni son conscientes de que son víctimas de violencia”.

Las protagonistas han sido capaces de retomar las riendas de su vida gracias al proyecto ‘Mujeres en modo ON’ de Inserta Empleo, que ofrece ayuda psicológica, personal y profesional a cada una de las afectadas. “Las acompañamos en su empoderamiento”, explica Elizabeth García, técnica del proyecto.  

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