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Empieza el otoño y será más lluvioso que los últimos años

Verificat: Más sequía, menos alergias

Catalunya amplía la alerta máxima por sequía

Lluvias intensas en Torredembarra

Lluvias intensas en Torredembarra / POLICIA LOCAL DE TORREDEMBARRA

Andrea Arnal (Verificat)

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El otoño que este sábado empieza será, según las previsiones, más lluvioso que los de los últimos años. Aunque parezca poco lógico después de meses escuchando cómo las administraciones aplicaban cortes de agua para hacer frente a sequías históricas, en un contexto de cambio climático será cada vez más habitual ver cómo se combinan los dos fenómenos. 

Los periodos húmedos, como se conoce a las épocas de más lluvias de lo normal para la época, no desaparecerán, sino que se espaciarán en el tiempo, mientras que los periodos secos serán más frecuentes y prolongados. Incluso en periodos de sequía, no es de extrañar que se registren temporales especialmente violentos, como los que vimos este en Grecia y Libia, donde se llegaron a acumular en apenas 18 horas 754 litros por metro cuadrado y 414,1 en un día, respectivamente, por la tormenta 'Daniel', que dejó miles de muertos e imágenes insólitas en el Mediterráneo.

Es decir, que aunque los episodios puntuales podrán ser más intensos —una temperatura del mar elevada puede hacer que una tormenta se vuelva especialmente virulenta—, lo previsible es que el acumulado de lluvias en su conjunto se mantenga por debajo de lo normal. 

Gases de efecto invernadero

En el caso de Libia, el cambio climático hizo que el evento fuera hasta 50 veces más probable y llovió un 50% más de lo que debería como resultado de los gases de efecto invernadero emitidos por la actividad humana. En circunstancias normales debería haber llovido un 50% menos de lo que precipitó, si no llega a ser por el calentamiento global, según un análisis reciente de la World Weather Attribution , un grupo de climatólogos que realizan estudios de atribución de fenómenos meteorológicos extremos respecto al cambio climático.

Ese informe también analizaba otra región, en la que se encuentran Grecia, Bulgaria y Turquía. Los climatólogos han visto que, debido al contexto actual de cambio climático, tormentas como 'Daniel' son “razonablemente comunes” y pueden darse “una vez cada diez años”, lo que significa que existe en este momento un 10% de posibilidades de que pase cada año. Estas cifras excluyen el episodio en el centro de Grecia, donde tuvieron lugar la mayoría de los impactos; allí el evento es menos probable y “solo se espera que ocurra una vez cada 80-100 años” en el contexto actual, apuntan los expertos. 

Catalunya no es ajena a esta situación. Uno de los motivos de esta probable intensificación de las tormentas es su cercanía al Mediterráneo, donde este mes de julio se ha observado la temperatura media más alta desde que hay registros: 28,71 °C, según el Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona. Que el agua esté más caliente no quiere decir que vaya a llover con una mayor frecuencia, sino que puede volver más intenso y peligroso un episodio de lluvias, si se dan las condiciones meteorológicas.

Más evaporación y más sequías

Ya hay estudios recientes sobre Barcelona que afirman que el ciclo hidrológico se está acelerando, con una mayor evaporación y más sequías. A la vez se prevén, con un progresivo aumento de las temperaturas, más eventos de lluvia más cortos y extremos. 

Es algo que menciona también el Tercer Informe sobre Cambio Climático en Catalunya, que indica que, en un futuro, “pueden aumentar los episodios de lluvias torrenciales, lo que no es incompatible con una disminución general de las precipitaciones”, una aparente paradoja de la que ya hablamos en un artículo sobre la sequía. Es decir, que por mucho que llueva más, no significa que se traduzca en mayor disponibilidad de agua en los embalses.

Mientras tanto, los meteorólogos observan con esperanza las predicciones para los próximos meses en España, que marcan que el escenario más probable será el de un otoño más húmedo de lo normal para esta época —también en Catalunya—, tras una sequía de más de 36 meses

Algo parecido ocurrió en junio, cuando se concentraron prácticamente todas las lluvias registradas este verano. Y fueron tan intensas que, de media, compensaron el déficit hídrico que se ha producido en julio y agosto, tal y como se puede observar en la gráfica.

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