Alpinismo

La triste historia del sherpa Mohammed Assan: cuando la cima se antepone a la vida

"Ninguna montaña ni ningún récord vale la vida de una persona: el verdadero éxito es salvarle la vida a alguien"

Escándalo en el montañismo: dejan morir a un 'sherpa' herido cerca de la cima del K2

“Respétalo hoy y disfrútalo por siempre": El mensaje de concienciación desde la cima más alta del mundo

Campamento base del Everest

Campamento base del Everest / @sherpaslaotrahistoria

Inés Sánchez

Inés Sánchez

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El 27 de julio murió el montañista Mohammed Assan en el 'Cuello de Botella', intentando ayudar a ascender la cima del K2 en el Himalaya, la segunda montaña más alta del mundo, mientras otros alpinistas pasaban a su lado sin prestarle ayuda. Su historia es también la de cientos de nepalíes, sean o no 'sherpa', y paquistaníes que han fallecido por la obsesión de algunos de sus clientes por alcanzar la cima.

"El 'cuello de botella' del K2 es una de las partes más peligrosas de esta montaña. Tiene el sobrenombre de 'la montaña asesina'. Es un tramo estrecho y muy peligroso, similar al paso de Hillary en el Everest" explica Lakpa Nuru a EL PERIÓDICO, un 'sherpa' que vive en Barcelona. "Está a ocho mil metros de altitud, se debe cruzar caminando cuidadosamente sobre el hielo y también bajo un enorme bloque helado que pende sobre tu cabeza y que en cualquier momento puede desprenderse sobre ti y matarte", añade.

"La vida es muy frágil"

La obsesión por alcanzar la cima de algunos montañistas cuesta la vida de muchos 'sherpas'. "Por mi experiencia en el Himalaya, en esas altitudes la vida es muy frágil por múltiples motivos. A ocho mil metros muchas personas sufren alucinaciones, y accidentes y dolencias que son leves al nivel del mar pero allí arriba se vuelven letales, las decisiones deben ser rápidas y el instinto de supervivencia está a flor de piel", explica a este diario Xiana Siccardi, periodista y mujer de Lakpa Nuru. Juntos han escrito 'SHERPAS. La otra historia del Himalaya', cuyos beneficios de los autores se destinan a ayudar a la comunidad y a limpiar el Everest. 

Muchos montañistas y alpinistas anteponen la posibilidad de protagonizar un hito a su propia vida. "Hay clientes que no quieren dar la vuelta porque están obsesionados con hacer cima, han pagado mucho dinero por estar ahí. Ninguna montaña ni ningún récord vale la vida de una persona: el verdadero éxito es salvarle la vida a alguien", recuerda Xiana. "Hay nepalíes que caen y mueren en las grietas, y otros que se quedan impedidos de por vida. Hay un montón de viudas en los alrededores del Everest.", añade.

"Lakpa ha perdido a una docena de familiares que nunca regresaron, esa es la otra cara del Everest. Evacuar a una persona a 8.000 metros requiere unas seis personas y es, ciertamente, muy peligroso, pero quizá entonces no debería estar permitido subir a una montaña si no se garantiza el rescate", reflexiona la periodista catalana.

La peligrosa maldición de los 'sherpa'

La historia de esta etnia se une con los occidentales a partir de 1953, cuando Edmund Hillary y Tenzing Norgay subieron y bajaron sanos y salvos el Everest y comenzó la fiebre. "Se convirtieron en los perfectos ayudantes: cargaban con los campamentos, suministraban comida y la cocinaban, conocían las montañas y se suele decir que podían sobrevivir a esos climas extremos de altitud y frío ", informa. "Los nepalíes debían aceptar muchas penurias por dinero, como dormir al raso en la nieve y subir ochomiles sin ninguna clase de equipamiento protector", recuerda Siccardi.

Su profesión se ha convertido en un riesgo para su vida. "Del otro lado están los sherpas y otras etnias del Himalaya, para quienes la aventura es un trabajo de enorme riesgo. Las vacaciones de nuestras vidas son sueldo con el que mantener a sus familias y darles más oportunidades. Somos clientes y no pueden permitirse que le ocurra algo malo a un cliente, porque eso destruye su carrera. Es como si fuera una maldición". 

Lakpa Nuru también pudo perder su vida en 2019 en el Everest. "Su cliente consumió todo su oxígeno suplementario. Para que no muriera, Lakpa le cedió el suyo propio. El cliente hizo cima y llegó al Campo Base sano y salvo, pero Lakpa casi murió. Regresó al Campo Base muy débil tras varias caídas, tosiendo sangre y perdió diez kilos en esa expedición. ¿A quién le cederías tú tu propio oxígeno?", razona.