Fenómeno al alza

Alerta médica ante el pico de ahogamientos: ¿por qué cada vez hay más accidentes?

Las muertes por ahogamiento en playas y piscinas crecen un 51%

Recomendaciones para evitar ahogamientos y accidentes durante el baño

Recomendaciones para evitar ahogamientos y accidentes durante el baño

Patricia Martín

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El pasado fin de semana saltaron las alarmas porque murieron ahogadas cuatro personas en apenas 24 horas en las playas catalanas, 13 desde que empezó la temporada estival. Y junio se ha convertido ya en el segundo peor mes en ahogamientos desde 2015, con 57 muertes en toda España, lo que eleva a 169 las defunciones en espacios acuáticos en lo que va de año.

Los sanitarios achacan el fenómeno al envejecimiento de la población y una mayor afluencia a espacios acuáticos por la crisis climática

Un inicio del verano trágico que confirma que los ahogamientos son un fenómeno al alza: en todo 2022 hubo 394 muertes, un 51% más que en 2021. Y los médicos alertan de que en urgencias se atienden a muchos más: entre 1.200 y 2.000 personas al año que presentan diferentes secuelas, desde problemas leves hasta muy graves, debido a la falta de oxígeno en el cerebro.

Por ello, la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES), que representa a más de 12.000 profesionales de estos servicios, ha exigido a las autoridades que pongan ya en marcha medidas que sirvan para frenar las muertes evitables en playas, piscinas y espacios acuáticos. Según alertan, el ahogamiento es un “verdadero problema de salud pública”, dado que se sitúa entre las tres primeras causas de muerte no intencional.

Las causas

El fin de semana pasado, Protecció Civil relacionó las cuatro muertes con el fuerte oleaje y posibles imprudencias. Más allá de esas circunstancias concretas, el alto número de ahogamientos, señalan los especialistas, está vinculado al hecho de que España tiene unas condiciones favorables para el ocio acuático, tanto por la climatología como por los 8.000 kilómetros de costa, las más de 3.000 playas y los 172.000 cauces fluviales, además de los pantanos habilitados para el baño. Pero estas circunstancia han estado siempre y es ahora cuando el problema de salud pública va al alza debido a varios factores, entre ellos el cambio climático y el envejecimiento poblacional activo.

El primero provoca más días calurosos y, por tanto, más bañistas en los diversos espacios acuáticos, lo que multiplica la posibilidad de que estos sufran incidentes. Y, en segundo lugar, el envejecimiento activo hace que personas de más edad disfruten del ocio acuático. Sin embargo, un porcentaje mayor que en otras franjas de edad sufren patologías que pueden desencadenarse en el agua -como infartos o ictus- de la misma forma que se producen en tierra, según explica Roberto Barcala, coordinador del grupo de socorrismo de SEMES. Además, algunas de estas patologías empeoran con las altas temperaturas, a lo que hay que sumar que “las personas mayores tienen problemas de equilibrio, que les pueden perjudicar a la hora de sobreponerse en condiciones adversas”, según añade el especialista.

Los mayores

De hecho, los datos de la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo correspondientes a 2022 indican que 113 de las víctimas mortales tenían más de 65 años. Sin embargo, también mueren niños y jóvenes, muchas veces debido a imprudencias. Los más pequeños, hasta 4 años, fallecen normalmente en las piscinas particulares y por falta de supervisión durante la sobremesa: entre las 15 y las 18 horas. Las muertes de los jóvenes suelen registrarse en entornos naturales. “Es frecuente ver a bañistas con bandera roja o fiestas en embarcaciones de recreo con personas bajo los efectos del alcohol lanzándose al mar”, denuncia Barcala.

Como el ahogamiento en la mayoría de los casos es “prevenible”, SEMES exige pasar de un enfoque reactivo hacia uno más preventivo y estable en el tiempo que se sustente en dos pilares: la educación y la formación para la seguridad en el medio acuático. En primer lugar, los médicos de urgencias piden que en las escuelas se enseñen normas de seguridad acuática, como las banderas del mar y cuáles son las situaciones de riesgo, al igual que se hace, por ejemplo, con las charlas sobre seguridad vial. Asimismo, reclaman que en los institutos se enseñe a realizar técnicas de reanimación cardiopulmonar (RCP), muy útiles tanto en el agua como en tierra para ayudar a personas que sufren eventos cardiovasculares.

Las medidas

También exigen a los ayuntamientos que prohíban el baño con bandera roja y que se denuncien y sean sancionadas las actitudes imprudentes. Y en las piscinas comunitarias recomiendan que se contrate a socorristas siempre, que se impida el acceso a los niños pequeños sin supervisión y que haya un plan de revisión y mantenimiento de las instalaciones y los sumideros. Asimismo, aconsejan a las familias que apunten a los menores a clases de natación desde corta edad y escriban con sus hijos las normas de uso de una piscina doméstica.

El problema en torno a los ahogamientos, alerta SEMES, es que existen varias falsas creencias, como que una persona que se ahoga grita, bracea y pide ayuda. Pero no suele ocurrir así, sino que es un incidente sutil y silencioso. Por ello, la Sociedad Médica ha editado un documento con 12 preguntas frecuentes sobre este fenómeno al alza y la evidencia científica que les da respuesta. “Se requiere un nuevo enfoque que explique las principales causas del ahogamiento desde una perspectiva científica y que se informe a los usuarios”, apunta el coordinador del grupo de socorrismo de la entidad.  

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