Jornada negra

El fuerte oleaje y la imprudencia, claves en los cuatro ahogamientos en las playas catalanas

Tres personas mueren ahogadas en un día en las playas catalanas

25 personas murieron ahogadas en las playas catalanas en 2022, 4 más que en 2021

Asistencia a una persona ahogada en la playa

Asistencia a una persona ahogada en la playa / DIPUTACIÓ DE CASTELLÓ

Guillem Sánchez

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"Ayer fue un mal día", admite sin tapujos Imma Solé, subdirectora de Coordinació i Prevenció d’Emergències de Protecció Civil, en declaraciones a EL PERIÓDICO. El sábado 8 de julio de 2023 quedará en las estadísticas de la Generalitat como una anomalía negra en el histórico de las campañas de verano: tres personas murieron ahogadas en playas catalanas. Pudieron ser más porque una niña de 13 años resultó herida grave, pero sobrevivió. Este domingo, además, un hombre se ha ahogado en el Estartit (Baix Empordà) y ha elevado a cuatro muertos el negro balance que completa el fin de semana tras el aciago sábado.

Las víctimas, además, no cuadran con el perfil de los ahogados habituales, aclara Solé: hombres de unos 70 años que fallecen al entrar al agua debido a alguna patología previa que se activa con el cambio de temperatura brusco –el calor de la arena con el frío del mar–. Casi todos esos casos se registran con un mar en calma y con playas de bandera verde. No es lo que pasó ayer: los tres ahogamientos –y también el cuarto de este domingo– pueden estar relacionados directamente con el fuerte oleaje de las playas catalanas: la bandera amarilla ondeó en más de un centenar de playas del litoral catalán y la roja, en alrededor de una trentena.

Ahogados por las olas

Ninguno de los muertos de este fin de semana "respondía al perfil dominante de los muertos de años anteriores", corrobora Solé, que pide prudencia antes de confirmar esa anomalía porque antes deben aclararse oficialmente "las circunstancias" de cada una de las defunciones del sábado. La Guardia Civil –cuerpo responsable de las muertes dentro del mar– y los Mossos d’Esquadra deberán revisar cada uno de los sucesos y, sobre todo, los médicos forenses deberán determinar con sus autopsias si había agua en los pulmones de las víctimas –lo cual ayudará a saber si 'respiraron agua' y no fallecieron por otra patología–. 

Esta anomalía, todavía no confirmada oficialmente, es la que convierte esta concentración de muertes en un registro sin precedentes, no solo por la cifra de las tres muertos sino por el perfil de las víctimas y el contexto del ahogamiento: eran hombres más jóvenes que habitualmente –salvo el de 65 años de este domingo– y que se estaban bañando en cuatro playas en las que habían izado bandera amarilla por oleaje peligroso. Es la "primera vez en la historia" que ocurre algo así, razona la técnica de Protecció Civil. 

Mala mar

La noticia de la tercera muerte del sábado llegó desde la playa de Rovina de Castelló d’Empúries (Alt Empordà) a las 18.45 horas. "Fue chocante", explica Solé, recibir aquella notificación. Los dos ahogamientos anteriores se habían registrado en la playa de Salatar de Roses (Alt Empordà) y en la playa del Miracle (Tarragona).

Por orden cronológico las víctimas mortales fueron un hombre de nacionalidad india y de 32 años, un hombre de 55 años de nacionalidad desconocida y un hombre de nacionalidad cubana pero residente en España de 60 años. Los tres se encontraban en playas con la citada bandera amarilla y vigiladas por socorristas. Un día más tarde, a las 13.30 horas del domingo, se confirmaría la cuarto muerte en la playa del Estartit.

Señalización

La bandera verde informa a los bañistas de que las condiciones son buenas para bañarse. La amarilla, en cambio, recuerda Solé, lo que dice es que no lo son y que debe cambiarse de actitud y ser prudente. "No es una buena idea alejarse de la orilla en ningún caso", razona. La roja lo que hace es prohibir el baño. 

Con bandera roja, en Empuriabrava (Alt Empordà), se registró también ayer sábado otro incidente que pudo elevar la cifra de muertes hasta cuatro. Afortunadamente, la víctima, una niña de 13 años, sobrevivió. La menor se metió en el agua a pesar de la señalización y casi muere ahogada, pero pudo ser trasladada con vida en helicóptero del Sistema d’Emergències Mèdiques (SEM) hasta el hospital Josep Lluís Trueta, el centro de referencia en Girona. 

La normativa que rige en las playas acerca de conductas imprudentes es la de los municipios. Hay ayuntamientos que sancionan a las personas que se bañan con bandera roja y otros que no lo hacen. Lo habitual es que los socorristas amonesten con silbato a quienes se meten en el agua ignorando las banderas y, si también ignoran a los rescatadores, estos activen a las policías locales para que sancionen. 

Colgar la bandera roja no es una decisión tan sencilla como podría parecer. Cuando hace calor, como ayer, y las playas están atestadas de bañistas, pasar del amarillo al rojo y 'cerrar' la playa no es una cuestión menor.

Diez muertos en 2023

“Para nosotros resultará necesario esperar a que termine el verano y comparar los números de esta campaña con las anteriores", razona Solé. Entonces se verá si lo de este sábado ha sido únicamente una jornada "excepcional" o no. De momento, los números se parecen a los de otros veranos. 

En la campaña actual, que abarca el periodo estival –desde el 15 de junio al 15 de septiembre–, han muerto en playas catalanas diez personas –incluyendo las tres de este sábado–. A lo largo de todo el ejercicio de 2022, murieron ahogadas 25 personas. En los tres meses de 2021, fueron 24 los ahogamientos. En 2020 los registros no resultan comparables debido a la pandemia. En 2019 perdieron la vida 29 personas, 18 en 2018 y 22 en 2017.

"Lo que sí vemos con preocupación es que han aumentado los rescates, casos en los que los socorristas intervienen para evitar un ahogamiento, o las atenciones médicas del SEM", remarca Solé, aludiendo a una tendencia creciente de episodios que podrían terminar peor y que conviene revertir porque, en las próximas semanas, se sucederán los días de calor y la afluencia se disparará en las playas.

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