Carrera espacial

La India lanza a la Luna una cohete 'low cost' que debería aterrizar a finales de agosto

La carrera lunática de Musk y Bezos

La carrera militar entre EEUU, China y Rusia redobla la amenaza de una guerra en el espacio

cohete indio

cohete indio / EFE

Adrián Foncillas

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También India ansía la Luna. Su nave Chandrayaan-3 ha partido esta tarde a su encuentro con la esperanza de tener más suerte que su predecesora y empujar a su país a la élite espacial. Solo Estados Unidos, Rusia y China han alunizado y ninguno en su Polo Sur. El nuevo intento de la Organización de Investigación Espacial de la India (ISRO, por sus siglas inglesas) ha generado una expectación desbordante. Multitudes ondeando banderas han despedido a las 14.35 pm (hora local) al cohete desde Satish Dhawan, la principal base de lanzamiento del país, situada en el estado meridional de Andhra Pradesh. Algunos científicos de la ISRO llevaron una réplica de la nave en la víspera a un templo hinduista en busca de bendiciones. 

Los dioses y la ciencia han evitado los problemas del lanzamiento. Está previsto que la nave Chandrayaan-3 (Cuádriga lunar en sánscrito) orbite alrededor de la Luna y descienda a la superficie entre el 23 y el 24 de agosto, aprovechando una ventana de luz solar, para recoger datos que ayuden a conocer su composición. El Polo Sur es una zona aún no hollada con interés científico enorme. Ahí descubrió en 2008 la primera misión india, que no llegó a tocar suelo, reservas de agua helada que podrían posibilitar una estación espacial habitada en el futuro. La nave cuenta con un módulo de aterrizaje, otro de propulsión y el vehículo robótico explorador Vikram, bautizado así en honor de Vikram Sarabhai, padre de la carrera espacial india.  

Pulso entre China y EEUU

La Luna equivale a cruzar el Rubicón. China y Estados Unidos, que han llevado a las estrellas su pugna terrestre, pretenden enviar a sus astronautas en los próximos años. Rusia, Japón y Estados Unidos tienen previstas media docena de misiones no tripuladas en los próximos meses. Es una prueba exigente. Japón, tercera potencia económica mundial y epítome del desarrollo tecnológico, estrelló contra la superficie lunar su robot a principios de año tras quedarse sin combustible.

El mismo destino sufrió un reciente intento israelí. También sabe India que lo difícil no es llegar a los aledaños de la Luna sino posarse en ella. La misión Chandrayaan-2 había cumplido todos los pasos previstos cuatro años atrás cuando la descompensación de uno de los cinco motores del módulo de alunizaje provocó la pérdida del control. El diseño actual cuenta con varias mejoras: patas más robustas, propulsores más fiables, células solares adicionales para acumular más energía del sol y nuevos sensores de medición de altitud.  

Abaratamiento de costes

“Tan importante como el resultado final es el viaje y el esfuerzo. Y puedo decir con orgullo que el viaje y el esfuerzo han merecido la pena”, aclaró Modi, primer ministro, tras aquel fracaso. “Este día quedará grabado en oro”, ha dicho cuatro años después, sin esperar al desenlace. “Esta notable misión lleva las esperanzas y los sueños de nuestra nación”, ha continuado.

El hecho diferencial de la carrera espacial india es el abaratamiento de costes. Apenas 75 millones de dólares ha pagado Nueva Delhi por esta misión frente al centenar que costó la película 'Gravity'. Sus brillantes ingenieros copian tecnologías extranjeras y las adaptan a las necesidades propias. India persigue el nicho internacional de los pequeños satélites, acercando el espacio al alcance de casi todos. Uno de sus misiles puso en órbita 36 satélites de internet para una compañía británica el pasado año.  

Pero 75 millones de dólares siguen siendo muchos para un país con abundantes deberes terrenales. El principal motor de la exploración espacial es el nacionalismo desde aquel duelo germinal entra Estados Unidos y la Unión Soviética y Modi confía en ella para acreditar el auge del país. Su carrera empezó 60 años atrás, recién lograda la independencia, pero su despegue es mucho más reciente. En 2008 puso una sonda en la órbita lunar y, seis años después, otra alrededor de Marte. Cuenta con algunos de los planes más estimulantes: una estación espacial en 2030 que acompañe a la china y la estadounidense y el envío de un orbitador a Venus.