La carrera lunática de Musk y Bezos


Hay egos tan grandes que no caben en un solo planeta. Quizás por eso, Jeff Bezos y Elon Musk, dos de los hombres más ricos del mundo, han trasladado su última disputa más allá de la órbita terrestre. Su objetivo: liderar la reconquista de la Luna. Su campo de batalla, entre el ágora pública y los juzgados. 

En un mundo en el que los multimillonarios ya lo han comprado todo, el espacio se ha convertido en el último capricho de las grandes fortunas del planeta. Mientras magnates como Richard Branson aspiran a convertir la estratosfera en un destino turístico, otros apuntan mucho más alto. Bezos (Blue Origin) y Musk (Space X) no solo quieren conquistar el espacio. Quieren ser los protagonistas del futuro de la exploración espacial.


Bezos, el empresario que hasta hace dos días presidía Amazon, y Musk, el excéntrico multimillonario detrás de Tesla, llevan meses enzarzados en una disputa extraterrestre. Ambos reclaman el contrato para llevar la siguiente generación de astronautas a la Luna. Su litigio ha llegado hasta los tribunales estadounidenses. Las siguientes pisadas humanas en el polvoriento suelo lunar dependerán de este veredicto.

Hace años que la NASA, la agencia espacial estadounidense, anunció sus planes de enviar una nueva misión tripulada a la Luna. El proyecto arrancó con ilusión pero con un presupuesto ajustado. Tanto que se optó por reducir costes encargando una parte del diseño de la misión a empresas privadas.

En abril de 2020, tras un año de análisis, NASA seleccionó a tres empresas punteras del sector para que desarrollaran un prototipo para esta misión. SpaceX, Blue Origin y Dynetics estuvieron un año trabajando en sus propuestas para un módulo de aterrizaje.

El objetivo era lograr el alunizaje del proyecto Artemis, la primera misión tripulada que pisará el suelo lunar en casi 50 años. La primera que llevará a una mujer a la Luna. Y la primera que se propone sentar los cimientos de una base lunar que, en un futuro, se pueda utilizar como un trampolín a Marte. 

El proyecto intentaría así recuperar el entusiasmo de las antiguas misiones Apolo, que marcaron el inicio de la carrera espacial. Eso sí, con una gran diferencia. Si para lograr las primeras huellas humanas en la Luna se invirtieron más de 110.000 millones de dólares, el presupuesto para conseguir la siguiente generación de huellas es de 30.000 millones de dólares.

Con esos fondos de 30.000 millones de dólares sobre la mesa, el camino a la Luna parecía estar claro. La NASA planteó invertir hasta 10.000 millones de dólares en el desarrollo privado de los módulos de aterrizaje. La idea, de hecho, era contratar a dos de las tres empresas para que llevaran a cabo su proyecto. Así, en caso de que una fallara, siempre habría un plan B.


Pero como ocurre en todas las grandes historias, un giro inesperado de los acontecimientos lo cambió todo. Días antes de conocer el veredicto de la agencia espacial, el Congreso estadounidense redujo drásticamente los fondos de la misión. Artemis tenía que salir adelante con una cuarta parte del presupuesto original.

Entonces llegó el veredicto del concurso. La NASA solo se quedaba con el prototipo de SpaceX. Primero, porque era el más económico de los tres, con un coste total de 2.900 millones de dólares. Y segundo, porque lo más seguro era apostar por la empresa que tenía más experiencia en el sector aeroespacial.

La agencia espacial sustentó su decisión con un extenso informe técnico. Mientras Blue Origin y Dynetics habían conseguido una calificación entre 'aceptable' y 'buena', SpaceX destacaba con una nota 'sobresaliente'.

Sobre todo por su "experiencia previa" en la gestión de programas espaciales, que en los últimos años ha dejado imágenes tan espectaculares como la de un Tesla flotando por el espacio rumbo a Marte.

La decisión, que daba a Musk como único ganador, enfureció a Bezos. Y es ahí donde empezó realmente la disputa entre dos de los hombres más ricos del planeta por la conquista de la Luna.

El 26 de abril de 2021, Blue Origin presentó una demanda de 50 páginas ante la Oficina de Responsabilidad del Gobierno federal (GAO) para impugnar el contrato de SpaceX y, en definitiva, la decisión de la NASA.

Dos días después, el 28 de abril, Dynetics también se sumó a la demanda.

Ambas empresas denunciaron que la evaluación de las propuestas había sido sesgada y que "se había dado más peso al coste del proyecto de lo que inicialmente se dijo".

La demanda no solo cuestionaba la adjudicación de SpaceX. También afeaba que no se hubiera escogido una segunda empresa para desarrollar el 'plan B' de la misión. NASA había roto su promesa.

Más allá del berrinche, la demanda reclamaba una adjudicación doble. Bezos, a través de su Blue Origin, pidió que se invirtieran 9.000 millones en dos contratos.

3.000 millones de dólares para desarrollar el prototipo de SpaceX y 6.000 millones más para llevar a cabo el de Blue Origin. La suma de ambos, aunque pueda parecer desorbitada, seguiría entrando en el presupuesto inicial.

Es más, según argumentaron los demandantes, rondaría el presupuesto de 8.000 millones de dólares que la agencia estadounidense invierte para viajar a la Estación Espacial Internacional.

Con el despegue de esta demanda, Bezos intentó demostrar al mundo que se toma muy en serio esto de la carrera espacial. Mientras, su contrincante respondió como solo él hace: bromeando en Twitter.

"Espero que tu demanda sí despegue"

Este fue el único mensaje que Musk, a través de sus redes sociales, publicó en referencia a la demanda de Bezos. Entre líneas, el jefe de SpaceX se reía de que los prototipos de su opositor jamás habían logrado salir de la órbita terrestre (al menos hasta el pasado 21 de julio, cuando Bezos logró saltar al espacio durante 10 minutos y 10 segundos).

En pleno litigio lunar, y mientras multimillonarios como Bezos y Branson intentaban mostrar su compromiso con las misiones espaciales, el ricachón de Tesla también anunció que financiará su próxima misión espacial con 'dogecoins'. Sí, la criptomoneda surgida del icónico meme de internet.

Imagen: Blue Origin Corp.

Imagen: Blue Origin Corp.

Esta batalla espacial entre multimillonarios ha abierto la caja de los truenos en el congreso de Estados Unidos. Mientras algunos congresistas defendieron aumentar el presupuesto de la misión para contentar a Bezos, otros se mostraron contrarios. Bernie Sanders, por ejemplo, pidió "eliminar el rescate multimillonario de Bezos".

La guerra por la reconquista de la Luna se ha abierto en un momento clave en la vida de Bezos. El hombre más rico del mundo acaba de dejar la dirección de Amazon para centrarse, entre otros, en su empresa espacial. Solo hace falta ver el entusiasmo con el explicó cómo su brevísima epopeya espacial abría, supuestamente, "una nueva era de la carrera espacial".

No son pocos los que interpretan estas noticias como una clara declaración de intenciones. Los hombres más ricos del planeta se quieren sumar a la conquista del espacio. Primero, con el turismo espacial. Después con la reconquista de la Luna. Y después, quién sabe cuál es el último horizonte de los multimillonarios espaciales.

¿Desenlace?

Tras más de 100 días de batalla judicial, los tribunales estadounidenses han llegado a su veredicto. La Oficina de Responsabilidad del Gobierno de Estados Unidos (GAO) rechaza la demanda de Bezos y determina que la adjudicación a SpaceX es lícita.

La resolución defiende que el proceso de evaluación y adjudicación de las propuestas fue "razonable y coherente" y niega que se tenga que contratar una segunda empresa para llevar a cabo la misión, aunque así constara en el proyecto inicial.

El tribunal confirma que el contrato de SpaceX es lícito y que, por lo tanto, esta será la empresa encargada de construir el módulo de aterrizaje de la próxima misión lunar. Así que será Musk el encargado de llevar a la siguiente generación de astronautas a la Luna.

En la lunática carrera entre los hombres más ricos del planeta, Musk ha conseguido ganarle a Bezos. Al menos en esta primera batalla extraterrestre.

¿Estamos, pues, ante el final de esta extravagante historia? Sí y no. De hecho, todo apunta a que la multimillonaria guerra empresarial por conquistar el espacio tan solo acaba de empezar.

Imagen de: NASA

Imagen de: NASA

Imagen de: NASA

Imagen de: NASA

Mientras, en la Luna, las batallas humanas saben a poco. Las primeras huellas de nuestra especie en el suelo lunar se forjaron el 16 de julio de 1969, tras el emblemático alunizaje de la misión Apolo 11.

Y aunque ningún ser humano ha tocado la Luna desde 1972, las pisadas de los 'sapiens' se mantendrán intactas durante un millón de años. Así que, aunque los magnates terrestres se peleen por dejar su huella fuera del planeta, el legado de nuestra especie está garantizado.

La Luna ya ha acogido las pisadas de 12 terrícolas.

Ahora que parece que estamos a punto de abrir un nuevo capítulo en esta lunática historia, la pregunta más importante no es qué multimillonario presumirá del mérito. La pregunta es: ¿Quiénes serán los siguientes en dejar sus huellas en el polvoriento suelo lunar?


Este reportaje se ha publicado en EL PERIÓDICO DE CATALUNYA el 19 de julio del 2021. La información ha sido actualizada el 3 de agosto tras la resolución de GAO.