Federico Mallo | Catedrático UVigo

"Todo lo ‘light’ tiene de todo, no conocemos aún sus efectos a largo plazo"

Con el aspartamo con la etiqueta de ‘cancerígeno’ sobrevolando, el experto avisa de los peligros del resto de endulzantes artificiales, algunos procedentes del petróleo

El profesor Mallo en su despacho.

El profesor Mallo en su despacho. / RICARDO GROBAS

Coco Vecino

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Que un endulzante artificial como el ‘omnipresente’ aspartamo (el falso azúcar de casi todos los productos light disponibles en el mercado) esté en tela de juicio por su posible potencial cancerígeno, supone, cuanto menos, revisar el resto de aditivos que componen los miles de alimentos bajos en calorías y 0,0, que consume la población cada día con total despreocupación. –¿Qué está pasando con el aspartamo, deberíamos preocuparnos?

–Sí deberíamos preocuparnos. Hay algo ahí. No es una molécula sobre la que se esperaría que tuviera estos efectos porque está compuesta por dos aminoácidos unidos. Pero hay muchos estudios que indican que cuando se degrada produce determinados metabolitos que tienen efectos biológicos en distintos órganos. Por ejemplo, se ha visto que incitan a situaciones de ansiedad, incluyendo a los niños. Y pueden tener efectos inflamatorios digestivos. Además, en animales, se ha visto que quitan eficacia reproductiva, disminuyendo la fertilidad. Respecto al cáncer aún no se ha comprobado. El estudio que desató todo esto fue realizado en ratas a las que se les había suministrado aspartamo durante toda su vida. Habían desarrollado distintos tipos de cáncer. Pero hay otros estudios que sugieren que no hay causalidad.

–Pero si ya no se trata solo de cáncer, ¿cómo hemos llegado hasta aquí sin dejar de consumirlo en sus 30 años en industria alimentaria?

–Porque en toxicología existe el llamado ‘Principio de dosis’, que se emplea en medicina y para medir la eficacia de los fármacos. Y es que todo en función de la dosis, tiene efectos negativos para nuestra fisiología incluida el agua. Depende de tres factores fundamentales: la cantidad de aditivo que ingerimos, el tiempo acumulado tomándolo y el sujeto (sexo, edad, localización geográfica....) ya que no es lo mismo una persona sana que un diabético, por ejemplo.

FICHA PERSONAL

Federico es profesor, catedrático de Fisiología y Endocrinología de la Universidad de Vigo y director de LabEndo. Fue nutricionista del RC Celta de Vigo, donde trabajó con el primer equipo y la base. Y es miembro del grupo de investigación en Fisiología Endocrina y Neurofisiológica

–Entonces, ¿es una cuestión de respetar los límites? (En la UE la cantidad de aspartamo está fijada en 40 mg/kg de peso corporal al día por adulto).

–Hay que pensar que estos productos no se toman solos, sino junto a otros y lo que casi nunca se estudia es la combinatoria. Hoy que sabía que iba a hablar contigo me he fijado en una caja de chicles. Cada uno de ellos contiene aspartamo, pero también otros aditivos similares como Maltitol, Xilitol o Sucralosa. Son todos edulcorantes sintéticos. Hay que atender a ello porque la dosis depende de la combinación de los componentes propios del producto y de otros productos que consumimos juntos, y hay muchos con este tipo de moléculas.

–¿Son nocivos todos ellos?

–Todo lo light tiene de todo. No conocemos los efectos sobre el organismo a largo plazo, algo que aún está en discusión, pero lo que sí se observa es la aparición de sensación de ansiedad y conductas nerviosas. También hay estudios que indican que estos edulcorantes artificiales inciden sobre los receptores del sabor, que no solo están en la boca, sino también en otras partes del aparato digestivo, como el intestino. Y engañan a los mecanismos de control metabólico, al que desregulan, haciéndole pensar que está tomando dulce. Así activa la respuesta del cuerpo con la segregación de sustancias como la insulina o glucocorticoides (son un tipo de hormonas esenciales para la vida porque regulan funciones cardiovasculares, metabólicas, inmunológicas, y homeostáticas, entre otras).

–¿Hay que evitar lo ‘light’?

–Hay que evitar un modelo de alimentación basado en este tipo de productos .Una dieta no debe basarse en tomar alimentos ‘bajos en calorías’, no es óptimo y en niños es reprobable. Ya todos sabemos lo que es una dieta equilibrada. Los edulcorantes artificiales se obtienen por rutas químicas, es decir, son procesos químicos por eso, es muy difícil que sean limpios al 100%. Dejan residuos en el organismo.

–Ahora que todos miramos las etiquetas, ¿en qué debemos fijarnos?

–En la UE estos endulzantes llevan la letra E seguida de un número a partir de E950. El aspartamo es el E951 y todo apunta a que los resultados de los estudios sobre él no van a ser favorables. Pero hay otros aditivos que son evidentes. La sacarina (E954) es un derivado del petróleo. Se obtiene del tolueno y otras sustancias y tiene capacidad carcinógena o la estevia. La solución pasa por evitar el exceso de azúcares de absorción rápida, los alimentos tienen que saber a lo que son.

“Dañan al hígado, que es fundamental para el correcto funcionamiento del cerebro”

¿Cómo actúan dentro del cuerpo los estos endulzantes?

Los edulcorantes obtenidos artificialmente son muy potentes (entre 100 y 1.000 veces más dulces que el azúcar) y estimulan los receptores del sabor rápidamente. Nuestro cuerpo, a través del hígado procesa la glucosa (y fructosa) tras metabolizar los carbohidratos. Así produce la energía necesaria para el mantener todas las funciones del organismo. La sintetiza y se encarga de mantener los niveles óptimos, poniendo en la circulación sanguínea lo que necesitamos y que, principalmente, se dirigen a abastecer a nuestro sistema nervioso (especialmente al cerebro) y nuestros músculos.

La industria quita de sus productos el carbohidrato rápido del alimento y pone en su lugar un endulzante artificial. Ofrece el mismo sabor o parecido, pero es mucho más potente, así necesita una cantidad pequeña. El cerebro entiende que estamos comiendo dulce y activa los mecanismos de compensación metabólicos. Pero el cuerpo no es capaz de metabolizar estas sustancias, descompensando el organismo y dañando el hígado. Hay que tener en cuenta que una persona sana tiene en sangre solo 4 gramos de azúcar y descompensarlo tiene efectos negativos. Hay que evitarlo y recordar que todo lo que sabe bien tiene azúcar, sal y grasa, hay que evitarlo.

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