La crisis de los pinchazos, un año después

Los Mossos reactivan su plan contra la violencia sexual en discotecas y transporte público

El verano pasado ningún pinchazo fue seguido de robo o agresión: expertos creen que estas agresiones buscaban "aterrorizar"

El calvario tras sufrir un pinchazo el verano pasado: "Si el objetivo era meterme miedo, lo han logrado"

Los pinchazos en las discotecas desaparecen pero inoculan el virus del miedo entre las chicas

Mariscadas, copas y discoteca: el MWC anima la noche de Barcelona

Mariscadas, copas y discoteca: el MWC anima la noche de Barcelona / MANU MITRU

Guillem Sánchez

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Los pinchazos que se produjeron en las discotecas y entorno de ocio nocturno durante el verano de 2022, y que sufrieron en un 100% de los casos mujeres –algunas de las cuales muy jóvenes–, no estuvieron vinculados a ningún otro delito. No se detectó en ninguno de los casos atendidos e investigados por los Mossos d’Esquadra un ataque con aguja que fuera acompañada de una agresión sexual o de un robo. Las denuncias por estos hechos, sin embargo, generaron una gran alarma social, tal como también había ocurrido en otros países europeos. 

Actualmente, los casos que se conocen de un fenómeno que sí sirvió para aterrorizar a muchas mujeres –el rumor era que a través de esos pinchazos se inoculaban drogas que las sedaban con el propósito de violarlas cuando perdieran el conocimiento– son “residuales”, subraya la portavoz de los Mossos, Montse Escudé, que subraya, sin embargo, que la policía catalana volverá a desplegar este verano un plan para prevenir la violencia sexual en el ocio nocturno, como hizo por primera vez hace un año.

88% mujeres

“Entonces veíamos que las denuncias por violencia sexual estaban incrementando y teníamos la percepción de que el ocio nocturno era un entorno facilitador de este tipo de agresiones que sufren las mujeres en un 88% de los casos”, detalla. Actualmente, los Mossos ya tienen datos al respeto: el 14% de las denuncias por violencia sexual presentadan en Catalunya entre el 1 de enero y el 30 de abril guardan relación con este tipo de establecimientos. 

Las charlas y sesiones informativas que los Mossos han mantenido con trabajadores de la noche -controladores de acceso, miembros de la seguridad privada o camareros– ha provocado un “efecto desplazamiento”, afirma Escudé. “Estos actores han hecho que la acción de los agresores esté más limitada que antes porque están más atentos”, ha razonado. 

Tocamientos

Así parecen avalarlo los datos. Si se entra a desgranar este 14% de las denuncias por violencia sexual que las mujeres han presentado a lo largo de los últimos meses –en los que aún no están computados, por tanto, los episodios vinculados al verano, una estación de vacaciones y de máxima actividad para las discotecas y bares musicales de decenas de municipios dedicados al turismo–, se aprecia que solo la mitad de estos delitos (46%) se han perpetrado dentro de los establecimientos. 

Estos ataques contra la libertad sexual de las mujeres en el interior de discotecas, además, han sido tocamientos en un 74%, conductas “menos graves” desde un punto de vista penal, subraya Escudé, pero que pueden resultar igual de perjudiciales para las víctimas, que pueden haber sido “acorraladas” por un grupo y manoseadas en contra de su voluntad. 

El local como punto de encuentro

Escudé pone el foco en el resto de las ocasiones -cuando el delito se ha cometido fuera de la discoteca o del bar musical-, pero la captación de la víctima por parte del agresor se ha producido dentro de los recintos de ocio nocturno. Porque el 21% se corresponde con casos que han ocurrido en la vía pública y un 19% en domicilios u hoteles.

Pero al hacer 'zoom' sobre estos dos escenarios se aprecia que uno de cada tres –en el primero– y dos de cada tres –en el segundo– se corresponden con situaciones en las que el agresor conoció y engatusó a la víctima en un local de ocio nocturno. 

Más seguridad y prevención

Este verano los Mossos, en colaboración con las policías locales, volverán a incrementar la prevención en los entornos de ocio nocturno. Se repetirán los patrullajes uniformados en los trayectos que conectan discotecas con estaciones de transporte público y se repetirán los filtros del Pla Daga para combatir la presencia de armas blancas entre ciudadanos que salen de fiesta. 

En 2022 las denuncias por violencia sexual aumentaron más de un 10% en Catalunya y a lo largo de 2023 han vuelto a incrementar en un 19%, confirmando una tendencia preocupante y que se mantiene estable desde el final de la pandemia.

Objetivo: inocular terror y ansiedad

Un estudio de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias también determina que en ningún pinchazo se registraron sustancias tóxicas que provocaran vulnerabilidad ni agresiones posteriores. Por tantos, según estos especialistas, más que intentos de agresión sexual por sumisión química, se trataron de casos de "terrorismo machista". Los toxicólgos -que sí referencian las heridas cometidas por objetos punzantes que presentaban las mujeres- apuntan a que se trató de un fenómeno importado de Francia y Reino Unido que buscaba crear ansiedad y terror entre las jóvenes.