Crisis hídrica

"Por cuatro euros dejo que te bañes en mi casa": el Airbnb de las piscinas en plena sequía

Un verano de piscinas pese a la sequía: ¿cuáles no se llenarán?

¿Por qué los embalses no se están recuperando como lo hacían en mayo de 2008?

Niños juegan en una piscina durante la ola de calor de este verano.

Niños juegan en una piscina durante la ola de calor de este verano. / José Luis Roca

Guillem Costa

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"La felicidad se comparte. Aquí puedes alquilar una piscina privada por toda España". Con este mensaje te dan la bienvenida en Swimmy.es, una página web que, con un patrón parecido al plataformas como Airbnb, permite usar piscinas ajenas a cambio de una tarifa. Gelida, Corbera de Llobregat, Sitges, Collbató, Piera o Castelldefels son algunas de las poblaciones en las que se ofrece este alquiler de piscinas en Catalunya.

La empresa se define como un "servicio de publicación y consulta de anuncios clasificados en internet"

El funcionamiento es el siguiente: un particular brinda la opción de que se pueda utilizar (solo o con un grupo de familiares o amigos) su piscina durante el rato acordado a cambio de un precio que se indica en la oferta y que, por lo general, suele oscilar entre cuatro y nueve euros.

De esta forma, vecinos que no disponen de piscina pueden pasar unas horas refrescándose cerca de su casa. En la página web incluso hay ofertas que especifican la posibilidad de montar directamente una fiesta. "Se puede poner música", detallan algunos propietarios.

"Se ofrece celebrar cumpleaños, una despedida, una sesión de fotos o simplemente un día con amigos"

A través de la web, se contacta con el propietario y se acuerdan las condiciones del alquiler: horas, número de usuarios y precio por persona. Las ofertas detallan si la piscina es de sal o si dispone de jacuzzi, zona de barbacoa, 'chill out' con hamacas o mesa de pingpong, por poner algunos de los ejemplos más recurrentes.

Pero ¿cómo se regula este alquiler de piscinas? Evidentemente, no es como un alquiler turístico de un piso. Si se considera que se trata de economía colaborativa y que no es una actividad comercial, no existe ningún impedimento, aunque la línea que separa los dos conceptos es difusa. En la mayoría de casos no se redacta un contrato oficial, ya que todavía no es un fenómeno lo suficientemente común como para que se haya regulado de forma específica.

De hecho, la empresa Swimmy.es se autodefine como un "servicio de publicación y consulta de anuncios clasificados en internet entre particulares". Es decir, ellos no se encargan de gestionar el alquiler de la piscina, solo actúan como tablero de anuncios para que después los particulares se pongan de acuerdo por su cuenta.

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