Claroscuros laborales

Cientos de ofertas de voluntariado para jóvenes en verano esconden trabajo irregular

Un falso voluntario en un 'hostel' de Barcelona: "Compartía habitación con siete personas y no había comida para todos"

¿Eres voluntario o trabajas gratis?: qué hacer si esa oferta de verano es un abuso

Trabajar gratis a cambio de entradas para conciertos: la oferta que un festival ha retirado en Barcelona

Más allá de las iniciativas solidarias, en internet proliferan webs con ofertas que brindan techo a cambio de horas trabajadas

Ruth Vázquez, voluntaria

Ruth Vázquez, voluntaria / Jordi Otix

Sergi Corberó

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Irse a hacer un voluntariado a países extranjeros a cambio de alojamiento y comida despunta como una de las fórmulas 'low cost' para viajar y conocer mundo que se han buscado los más jóvenes. Muchos han optado por apuntarse a campos de trabajo en los que desempeñan tareas solidarias en países de todo el mundo, lo que, según explican, no solo les proporciona experiencias: también una satisfacción personal.

Sin embargo, a rebufo de este nuevo interés y más allá de los campos de trabajo e iniciativas solidarias de toda la vida, también han proliferado empresas, con fuerte presencia en redes, que ofrecen voluntariados como forma de turismo de bajo coste e incluso dudosas ofertas que brindan techo y comida a cambio de trabajo. Internet bulle con cientos de reclamos de este tipo propiciados por una indefinición legal del concepto "voluntariado": mientras en Catalunya la ley solo contempla este intercambio en entidades sin ánimo de lucro, la legislación española es menos concreta y las enmarca en actividades "solidarias".

Malentendidos

Es indudable que no es lo mismo irse de voluntario a Suecia a una escuela de verano que limpiar en un restaurante. Bajo el paraguas de "voluntariado" convergen proyectos eminentemente solidarios con iniciativas que se publicitan como forma de turismo 'low cost' y otras que esconden relaciones laborales o que directamente rozan la explotación laboral. Son la cara 'B' del voluntariado. Ahí están, por ejemplo, ofertas para trabajar en una granja de cerdos 32 horas a la semana con fines de semana libres o recoger mesas y lavar platos a media jornada para un restaurante familiar. Actividades no enfocadas hacia el interés general, sino al lucro particular.

"Para evitar problemas [como acabar trabajando más horas de las estipuladas] o malentendidos es importantísimo pedir información y enviar correos antes de aceptar", afirma Ruth Vázquez, joven de 21 años que ha realizado tres viajes de voluntariado en menos de un año bajo un programa subvencionado por la Unión Europea (UE). "Para mí ha sido una experiencia que me ha enriquecido mucho como persona", afirma. El verano pasado estuvo en Hungría y Croacia, y este enero ha viajado a Reino Unido.

"No son unas vacaciones gratuitas"

Ruth ya hacía voluntariado en Barcelona desde los 15 años y ahora, a punto de terminar su carrera, ha querido ir un paso más allá. "Estas estancias no se deben enfocar como unas vacaciones gratuitas", afirma, ya que, mantiene, requieren de una "participación activa". "Se lo recomiendo a todo el mundo, yo he aprendido a desmontar los prejuicios que tenía sobre varias culturas", admite. "Este verano vuelvo a hacerlo", añade.

Daniel Herrera, estudiante de 21 años, se fue el verano pasado a la isla de Giglio (Italia) para limpiar sus costas durante dos semanas a cambio de una habitación y comida pagada mientras estuviera en la isla. Su único gasto fue el billete de avión. "Fue un viaje que valió mucho la pena. Trabajábamos tres o cuatro horas al día recogiendo plásticos y limpiando las playas, el resto era tiempo libre", afirma Daniel, muy satisfecho con una experiencia que también le permitió conocer otras culturas, ya que coincidió con voluntarios de Colombia, Bélgica o República Checa.

Campos solidarios

El grueso de este tipo de voluntariados -en los que están implicadas oenegés- están financiados por la UE y enfocados a menores de 30 años. En el caso de Catalunya, se puede acceder a ellos a través de la Coordinadora de d'Organitzacions de Camp de Treball Internacionals (COCAT), del Departament de Joventut.

De hecho, Rosa Garcia Fruitós, gerente de esta entidad, incide en que los campos de trabajo bajo el paraguas de la Generalitat -que este año envían a 400 jóvenes al extranjero- huyen de la "etiqueta" del voluntariado turístico que enarbolan las empresas del sector. "Nosotros no ofrecemos hacer turismo de forma más económica, sino que pretendemos que las personas que hacen un proyecto con nosotros y con nuestros socios internacionales lo entiendan como una forma de vida y le den el sentido y la importancia que se merece", afirma.  

"Voluntarios" en una granja o un 'hostel'

Junto a estas iniciativas tradicionales, webs como Worldpackers o Workaway también ofrecen "voluntariados" en los cinco continentes. Junto a proyectos con oenegés se publicitan actividades con empresas y particulares, una especie de 'Airbnb' del voluntariado. ¿Qué tal ayudar en el huerto, el jardín y la cocina de un camping o trabajar 25 horas semanales en la construcción de una casa familiar en Catalunya? ¿O mejor una granja en Australia que brinda techo y comida a cambio de 30 horas semanales de trabajo? Casi siempre ofrecen dos días libres, pero no detallan las opciones de transporte y movilidad.

Y aquí, las experiencias no son siempre positivas. Diego, "voluntario" italiano en un 'hostel' del barrio de Les Corts de Barcelona, explica en una carta enviada a EL PERIÓDICO, que apenas duró una semana en el puesto. "Compartía una habitación de unos 12 metros cuadrados con una pésima ventilación con otros siete voluntarios, y no siempre había comida suficiente para todos", relata el joven de 25 años que medita denunciar ante la Inspección de Trabajo. Otro ejemplo problemático recogido por este diario es el del Festival Alma de Pedralbes, que ha acabado rectificando la oferta de buscar voluntarios para trabajar gratis a cambio de "conocer de cerca cómo se organiza un festival".

¿Qué dice la ley?

¿Qué dice entonces la ley sobre este tipo de voluntariados que no desempeñan una función social? La línea entre un voluntariado y un trabajo en especies irregular puede ser muy fina. Aquí se solapan hasta tres leyes, la catalana sobre voluntariado, más concreta, la española, más ambigua, y el estatuto de los trabajadores, que define las características básicas de una relación laboral. Y acaba siendo el inspector laboral quien determina, en cada caso, si una relación se adecua a un convenio de voluntariado o debiera haber un contrato laboral de por medio.

El lucro que pueda sacar la entidad de la aportación del voluntario y el grado de dependencia de su labor para la actividad son elementos clave para decantar la balanza hacia un lado u otro. También si la labor de los voluntarios tiene o no un contenido formativo, si este está predefinido en algún plan y si realmente la entidad realiza un seguimiento durante su estadía, entre otros.

Es indudable que uno de los principales problemas es la falta de denuncia en los casos de presunto abuso. La juventud de los afectados, poco familiarizados con las reglas laborales, su breve estadía y la falta de sindicación de los trabajadores de dicho centro -cuando los hay- explican que la Inspección de Trabajo ni siquiera tenga un epígrafe para 'falsos voluntarios'. Y muchas veces solo acaban actuando en casos flagrantes, como uno de finales del pasado año en el que la 'policía laboral' sancionó con 43.295 euros a un ‘hostel’ en Gràcia que suplantaba la figura del recepcionista por 25 horas de trabajo a la semana a cambio de cama y una comida.