Operación policial

Desarticulada una banda en Sabadell dedicada a la explotación sexual de mujeres colombianas

La policía detiene cinco personas y libera a siete víctimas de tráfico de seres humanos

Agentes de la Policía Nacional, cuerpo encargado de la operación.

Agentes de la Policía Nacional, cuerpo encargado de la operación.

ACN

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La Policía Nacional ha desarticulado en Sabadell una organización criminal especializada en tráfico de seres humanos con finalidad de explotación sexual. La policía ha detenido a cinco miembros de la banda y ha liberado a siete víctimas que se encontraban retenidas y que eran explotadas sexualmente.

Así, la investigación ha podido acreditar que al menos una veintena de mujeres podrían ser víctimas potenciales de la organización y ha intervenido material documental e informático abundante relacionado con la explotación. Las víctimas eran captadas en su país de origen, Colombia, con la promesa de un trabajo como cocinera que incluía alojamiento y comida. Una vez en Barcelona, eran acompañadas hasta un piso en Sabadell donde eran explotadas y permanecían vigiladas.

Una veintena de afectadas

Las registros en dos inmuebles en Sabadell tuvieron lugar el 6 de marzo. Más allá de las detenciones y la liberación de las siete mujeres, se identificaron hasta otras 13 víctimas potenciales de esta organización.

A los detenidos se les imputan los delitos de tráfico de seres humanos con finalidad de explotación sexual, delitos relativos a la prostitución, blanqueo de capital y delitos contra la salud pública por tráfico de drogas. El juzgado ha acordado el ingreso a prisión por los dos detenidos y medidas no privativas de libertad para los otros tres.

Encerradas en un sótano

Las mujeres habían llegado hasta España con la promesa de un trabajo como cocineras durante 12 horas al día por un sueldo de 33 euros diarios, con alojamiento y comida. La red criminal organizaba el traslado desde el país de origen burlando los controles de fronteras, y las mujeres ingresaban como turistas. La organización gestionaba los billetes de ida y vuelta y les facilitaban reservas de hotel. Pero una vez en territorio español, les quitaban el dinero y la documentación para iniciar la explotación.

En la cocina clandestina tenían que entregar el pasaporte y el teléfono móvil y las encerraban en un sótano con llave sin poder salir. Las mujeres habían de estar disponibles las 24 horas y vivían en un habitáculo reducido e insalubre, compartiendo cama.

Castigos y agresiones

Según informa la policía en un comunicado, la organización actuaba como un "call center". Sus integrantes gestionaban los teléfonos, ofrecían servicios a los clientes, establecían tarifas y asignaban a las víctimas, que eran sometidas a un control estricto.

Por ejemplo, para salir del domicilio debían pedir permiso, desplazarse por zonas cercanas al piso o hacerlo como máximo en dos grupos de dos o tres. Si la conducta no respondía a lo estipulado, podían ser sancionadas. También eran obligadas a consumir sustancias estupefacientes y sufrían golpes y agresiones.