Fenómeno en auge

Estafadores de gais en Barcelona: Grindr y sumisión química

Dos peligrosos timadores han engañado, drogado y robado a seis homosexuales en Catalunya y a dos en Madrid, pero la cifra real de afectados es más elevada

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Guillem Sánchez

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El joven turista estaba en Barcelona y tenía ganas de salir de fiesta. A pesar de que sus amigos esa noche quisieron quedarse a descansar en el apartamento que habían alquilado en el barrio de Sants, él se animó a adentrarse solo en la noche barcelonesa. Conoció en el Port Olímpic a un hombre que le gustó: tenía unos treinta años, era atractivo, hablaba con acento latino, vestía con elegancia. Le interesó lo bastante como para tomar copas con él y para revelarle la dirección exacta del lugar en el que se hospedaba mientras duraran las vacaciones en España. Quizá con la intención de invitarlo a su apartamento turístico. Eso fue lo último que recuerda el joven turista, que tras beberse la copa que le ofreció el atractivo desconocido, se desvaneció.

Cuando recobró la conciencia, estaba solo, tirado en la calle. Había perdido las llaves, el teléfono y la cartera. Se reincorporó, sintiéndose intoxicado, y regresó al apartamento como pudo. Al llegar, sus amigos le informaron que unos ladrones habían entrado en el piso mientras dormían y se lo habían llevado todo. Llamaron a los Mossos d’Esquadra.

Sumisión química y robo

Los investigadores de Sants-Montjüic comenzaron a tirar del hilo de un caso que, de entrada, se denunció simplemente como un robo con fuerza en domicilio. Aunque no era un robo habitual: solo el 1% de los ladrones de pisos en Barcelona actúan cuando los inquilinos están dentro. En este apartamento turístico, además, habían abierto la puerta sin forzarla. Así conectaron ambos episodios, el robo sufrido en la calle por el joven turista drogado y el posterior perpetrado en su apartamento turístico, al que los ladrones habían entrado usando sus llaves.

El desconocido que aquella noche le había ofrecido una copa para seducirlo era uno de los dos peligrosos estafadores de origen colombiano, de 37 años y 29 años, respectivamente, que han enredado, drogado y robado al menos a seis hombres homosexuales en Catalunya citándose con ellos a través de la aplicación Grindr. Constan además contra ellos denuncias de otras víctimas presentadas en Parla y en Pinto, en la Comunidad de Madrid, que han investigado la Policía Nacional y la Guardia Civil. Ocho son solo las denuncias presentadas en España.

La cifra real de afectados no se sabe con seguridad, subrayan fuentes policiales. Algunas víctimas habían presentado denuncias incompletas: comunicaban que habían sufrido un robo y qué objetos habían perdido pero ocultaban que habían padecido una sumisión química por parte de un extraño con el que se habían citado en Grindr. Algunos afectados tenían pareja.

Otras víctimas ni siquiera han acudido a la policía, sospechan los investigadores. La vergüenza que bloquea a muchas personas que han caído en manos de estafadores sentimentales se acentúa entre los gais, donde muchos no quieren que su entorno sepa que han abierto las puertas de casa a otro hombre. Un estigma aún vigente que se alía con los timadores.

Dos socios

Los dos estafadores colombianos forman un equipo que siempre trabaja unido. Mientras uno seduce a la víctima, el otro merodea cerca, a la espera. Intercambian los roles en función de la víctima. O la abordan juntos: hay denunciantes que dicen que los conocieron a los dos. Es el caso de un universitario que vive cerca de la plaza de Espanya, que cayó en su red a principios de año, cuando salía de la discoteca Apolo. Le ofrecieron una cerveza mientras charlaban en los Jardins de les Tres Xemeneies. Se la bebió y perdió el conocimiento. Los dos estafadores vaciaron sus bolsillos y lo dejaron tirado en el suelo. Hicieron lo mismo que con el turista: con las llaves acudieron a su piso y lo desvalijaron sin despertar a sus compañeros.

Otros afectados por esta pareja de impostores, que pueden simular ser empresarios de origen italiano, afirman que se citaron para cenar con uno de ellos a través de Grindr y acabaron abriendo las puertas de su casa por la capacidad de seducción que desplegó. Al llegar, les ofreció una bebida en la que había disuelto benzodiacepinas. Algunos hombres relatan que se quedaron dormidos, pero otros dicen que siguieron despiertos, viendo lo que sucedía sin poder mover un músculo, convertidos en sumisos espectadores de la aterradora transformación de un supuesto amante en un ladrón que los menospreciaba.

La detención

Los policías revisaron la denuncia del turista, la del universitario sedado en los Jardins de les Tres Xemeneies y otras que relataban hechos similares y se habían presentado en Barcelona recientemente. Algunos edificios disponían de cámaras de seguridad, que entregaron las primeras imágenes de los dos estafadores, saliendo con las manos llenas de objetos robados. A través de otras cámaras de la calle, tras identificarlos, pudieron ver hacia dónde se dirigían tan cargados.

Así vieron que montaban en un coche y, forzando la imagen de una grabación, obtuvieron la placa de la matrícula de un vehículo de alquiler. Por fortuna, la reserva estaba hecha con el nombre real del estafador de más edad, el de 37 años. Fue uno de los pocos errores que cometieron. Eran delincuentes inteligentes. Usaban nombres falsos distintos para cada cita y después eliminaban el usuario creado en Grindr. Pero ese fallo permitió a los Mossos descubrir que había una persona alojada con ese nombre en un hotel de Barcelona.

El estafador más veterano fue arrestado en este hotel la semana pasada. Pero estaba solo y no reveló dónde estaba su socio, que sigue en paradero desconocido. En la habitación había fármacos compuestos de benzodiacepinas, el psicotrópico que usaban para drogar a las víctimas.

El juzgado que instruye esta causa ha encerrado en la cárcel preventivamente al detenido. La magistrada considera que se trata de hechos muy graves, que comprometieron seriamente la integridad de varios hombres. Uno de ellos pudo ser agredido sexualmente, a pesar de que los policías sospechan que esta pareja de timadores eran tan mentirosos que incluso fingían acerca de su orientación sexual. Los gais se han convertido en un colectivo deseado por los estafadores sentimentales.

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