Efectos de la crisis climática

La sequía extrema aboca a Catalunya a un escenario de incendios catastróficos

Un incendio en Calafell calcina 20 hectáreas

"Falta personal y tiempo para gestionar los bosques"

quemas prescritas

quemas prescritas / Bombers de la Generalitat

Guillem Costa

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La sequía en Catalunya ha llevado a los bosques al límite. Con la subida de las temperaturas, en cualquier momento puede declararse un incendio de grandes dimensiones. Pero no solo eso, sino que el clima ya está complicando las tareas de prevención que se realizan cada invierno y dificultará las labores de extinción. Lo explican en declaraciones a EL PERIÓDICO responsables de bomberos, agentes rurales y del Departament d'Acció Climàtica.

La falta de lluvias está comprometiendo varios puntos de agua que los bomberos utilizan para apagar fuegos: algunos de ellos están secos porque dependen de fuentes naturales. Otros de estos enclaves imprescindibles todavía tienen agua, pero si se siguen secando, las tareas de extinción serán todavía más complejas. Ante este escenario, la 'conselleria' ha tenido que redoblar esfuerzos para trasladar agua mediante camiones hasta algunos de estos lugares. Se ha contratado a empresas privadas a través de las diputaciones o se ha pedido a las Agrupacions de Defensa Forestal (ADF) que rellenen esas balsas.

Quemas prescritas de los bomberos en Puig-Reig (Berguedà)

Quemas prescritas de los bomberos en Puig-Reig (Berguedà). / Bombers de la Generalitat

Este caso es solo un ejemplo de una situación verdaderamente peligrosa. "Los veranos con sequía acumulada siempre son complicados, necesitamos con urgencia las típicas lluvias de primavera", advierte Marta Miralles, subinspectora técnica del GRAF, el grupo de actuaciones forestales de los bomberos.

"Con la emergencia forestal actual, podemos sufrir un gran incendio que lo arrase todo"

— Anna Sanitjas, directora de ecosistemas forestales

El estado de los bosques es el propicio para que este verano se vivan incendios catastróficos. Una amenaza real a la que pone palabras la directora general de Ecosistemas Forestales de la Generalitat, Anna Sanitjas: "En poco tiempo, podemos tener un gran incendio forestal que lo arrase todo. La falta de gestión y la sequedad del sotobosque suponen una tormenta perfecta". Ambas responsables resumen el momento actual en dos palabras: "Emergencia forestal".

Bosques estresados

Con la sequía, la densidad del bosque se convierte en una lucha de árboles y arbustos por acaparar cada gota de agua. Hay que imaginarse el 63,8% de Catalunya (el actual terreno forestal) en este estado: "Toda la vegetación intenta succionar agua del suelo, y como no llueve, las plantas dejan morir una parte de sus ramas para sobrevivir. Estas ramas son fatales porque facilitan la propagación de las llamas", describe Miralles. "Hay demasiadas zonas con dos o tres años de sequía acumulados", añade Sanitjas. La única esperanza es que una primavera lluviosa rectifique las actuales circunstancias de los bosques. Si no, bomberos y agentes rurales tendrán una campaña dura.

Ahora mismo el nivel 2 del plan alfa está activado en 15 comarcas, y este martes ya ha habido tres incendios forestales (en la Selva del Camp, en Calafell y El Perelló), que anticipan lo que puede pasar cuando el calor sea más intenso. "Son fuegos intensos y que queman de cola. Como ahora el suelo todavía no está muy caliente, los podemos frenar, pero cuando las temperaturas suban, todo irá a peor", explica Miralles.

Una vez esto ocurra, llegará la cantinela habitual de cada verano, aquel recordatorio de que los incendios se apagan en invierno. ¿Pero qué se ha hecho durante este invierno en Catalunya? "El invierno lo es todo y se ha hecho tanto como se ha podido, pero nunca es suficiente", afirma Miralles. Desde el cuerpo de agentes rurales, trabajan en la prevención durante todo el año, pero de las más de 25.000 acciones de 2022, el 60% se practicaron fuera de la campaña de verano.

Estas son las acciones que se han realizado este invierno con la dificultad añadida de la sequía:

Quemas prescritas (limitadas)

Uno de los métodos que se utilizan para prevenir entre octubre y marzo son las quemas prescritas. Una faena que consiste en prender fuego a ciertas zonas que según los bomberos han enverdecido demasiado. Se elimina vegetación y se convierten estos espacios en futuros puntos claves para las tareas de extinción.

Este invierno, se han podido hacer muy pocas por culpa del clima: "Hemos tenido un otoño muy seco y un invierno ventoso, y esto ha permitido pocas ventanas de tiempo adecuado para la campaña de quemas habitual". A partir de marzo, como empieza la nidificación de muchas aves, también se limitan este tipo de trabajos. Lo ideal, aseguran Miralles y Sanitjas, sería que se hubieran hecho más, pero lo importante es analizarlo con perspectiva, más allá de un único invierno. Este elemento de prevención, por el aumento de las temperaturas y el alto riesgo de incendio, cada vez es más difícil de poner en práctica.

Inventario y medios

Se revisa el inventario disponible en las estructuras de extinción: los bomberos trabajan en el mantenimiento de los caminos que llevan a los puntos de agua y se limpia la vegetación alrededor de estas zonas para que sean puestos seguros para sus vehículos. Además, identifican ubicaciones estratégicas de gestión, donde puede haber una oportunidad para parar un fuego, por ejemplo con el aprovechamiento de las zonas agrícolas discontinuas. En estos lugares, se crean caminos de entrada adecuados. La 'conselleria' también se coordina con las ADF para que arreglen caminos y para asegurarles los materiales necesarios. Este año, se han dado subvenciones a pastores para que los rebaños pasten y eliminen vegetación. Esta medida se ha puesto en marcha por ejemplo en <strong>Collserola</strong>, donde este año el ayuntamiento sigue trabajando para encontrar a un pastor.

Más conciencia

Según Sanitjas, cada vez hay más sensación del riesgo en bosques y parajes naturales: "Hoy por hoy, muy poca gente tiene la idea de montar una barbacoa en el campo en pleno verano". "Las agrupaciones juveniles -asegura- tienen muy asumido que si el nivel del plan alfa aumenta, pueden quedarse sin campamentos". En la 'conselleria', consideran que se ha trabajado mucho en esta línea para que las causas de los fuegos sean naturales y no por errores humanos. Ahora mismo, 9 de cada 10 fuegos son causados por la actividad humana.

Talas de árboles

Esta es una asignatura pendiente: gran parte de los bosques catalanes son privados. Sanitjas expone que están tan secos porque se ha hecho poca gestión en los últimos años. Hay territorios forestales cerca de urbanizaciones y esto pone en riesgo a las personas que viven ahí, como ha pasado en las últimas con el incendio de Calafell, en el que las llamas se han acercado a zonas habitadas. "Trabajamos para adaptar el paisaje", reivindican desde el Govern. La 'conselleria' ha activado un proyecto de prevención con una inversión de 70 millones durante 4 años que incluye planes para macizos como el Montseny o las Gavarres, para saber en que zonas hay que desbrozar, una tarea que también se ve condicionada por las limitaciones por sequía contempladas en el plan Alfa.

También se han dispuesto subvenciones para los propietarios de bosques. "Hasta ahora estos trabajos forestales eran poco sostenibles económicamente, pero ahora hay demanda. Tenemos que ser capaces de aprovechar esta madera y así mejorar la situación de los bosques", detalla Sanitjas. Da por hecho que este tiene que ser el futuro: "Estamos a las puertas de una revolución forestal, hay una oportunidad en el sector y los propietarios tienen que actuar para asegurar el buen estado de estos terrenos". Sin embargo, incluso con estas líneas de subvenciones, en la Federació Catalana d'Associacions de Propietaris/es Forestals son críticos y piden a la Generalitat que les facilite más el trabajo.

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