Entrevista

Pere Bonet: "Hay que destinar esfuerzos a prevenir los suicidios durante la adolescencia"

El doctor Pere Bonet (Manresa, 1951), referente en psiquiatría en la Catalunya central, reflexiona sobre el abordaje del suicidio tras los hechos vividos en Sallent, donde dos gemelas se precipitaron desde el balcón de su domicilio en un caso que los Mossos investigan como suicidio.

Pere Bonet, médico psiquiatra.

Pere Bonet, médico psiquiatra. / Archivo

Laura Serrat

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La estrategia de abordar y prevenir el suicidio ha variado mucho en los últimos años. Antes, era un tema del que se aconsejaba no hablar por evitar provocar una especie de efecto contagio. Ahora, en cambio, la comunidad médica está de acuerdo en que es necesario trabajar para desestigmatizar el suicidio, recoger todos los datos necesarios que ayuden a elaborar planes de prevención y, sobre todo, poder hablar de ello sin perder de vista el respeto y la dignidad hacia la persona para reparar el dolor de sus seres queridos.

¿Los casos de intento de suicidio están incrementando entre los adolescentes?

Durante la pandemia, los suicidios volvieron a ser la primera causa de muerte no natural entre los jóvenes. En 2020 la tasa de suicidios por cada 100.000 habitantes en Catalunya fue del 7,9%. Las estadísticas deben hacernos pensar porque detrás de cada dato hay una historia de sufrimiento. Además, debe tenerse presente que la adolescencia es una etapa especialmente vulnerable en la que la persona todavía no tiene suficientemente formada su capacidad de resiliencia. También es un momento en el que las relaciones que se establecen con los demás son de vital importancia. En este sentido, es necesario destinar esfuerzos en prevenir los suicidios en adolescentes favoreciendo entornos en los que se sientan seguros y acogidos.

"La escuela debe dar herramientas a los alumnos, pero la familia se ha de empoderar en el ámbito de la salud mental"

¿El entorno social es una de las causas determinantes?

Las personas somos resultado de una serie de factores como el genético, el biológico y, evidentemente, el entorno social en el que nos relacionamos. Hay muchos aspectos que intervienen en un suicidio, que nunca tiene fácil explicación. Sin embargo, la mayoría de personas que han intentado suicidarse coinciden en el deseo de dejar de sufrir. Hay algo que las atormenta y no saben cómo salir de ella. Por este motivo, es importantísimo que estas personas sientan que pueden pedir ayuda para poder revertir esta situación.

¿Cómo favorecer el acceso a los servicios psicológicos?

El hecho de poner sobre la mesa el tema del suicidio y elaborar estadísticas hace que se pueda actuar de forma activa. De hecho, la Organización Mundial de la Salud establece como prioridad que los países elaboren planes de prevención contra el suicidio. Por ejemplo, en Catalunya existe el Código Riesgo de Suicidio, que ofrece atención urgente a las personas que presentan un alto riesgo de realizar un intento de suicidio. En estos casos, es importante actuar en coordinación y poder dar una atención rápida a la persona. En los casos de los más jóvenes, es cierto que intervienen más ámbitos, como el escolar o el familiar, por eso es importante que todos sean conocedores de estas situaciones.

¿Hasta qué punto puede jugar un papel clave el entorno educativo?

A menudo se habla mucho del papel del ámbito educativo para prevenir este tipo de conductas, pero también es necesario situar el foco en el ámbito familiar. De hecho, los valores que se aprenden durante la primera infancia tienen mucho peso a la hora de formar la personalidad de la persona. Por tanto, es evidente que la escuela debe dar herramientas sobre todo para saber gestionar la frustración, pero la familia debe empoderarse en este ámbito relacionado con la salud mental.

¿De qué forma se puede evitar el estigma del suicidio?

De entrada, debemos ser conscientes de que nadie está exento de tener ideas suicidas. Cualquier persona en un momento determinado de su vida puede tener ese tipo de ideación en casos de sufrimiento extremo, aunque sea de una forma pasiva. Entender esto puede favorecer que la persona se sienta más cómoda para comunicar lo que le hace sufrir y conseguir hacerle ver que es una sensación reversible. El sufrimiento es intrínseco en la especie humana y, a menudo, acompaña un proceso adaptativo a una situación, pero no es eterno ni siempre es patológico. Poder expresarlo y pedir ayuda es el primer paso para resolverlo.

Después de un suicidio, ¿cómo reparar el dolor?

La incomprensión y, sobre todo, la sensación de culpa son generalizadas después de un suicidio. En este sentido, es necesario desplegar todos los recursos necesarios para atender a los compañeros de clase, profesores y familiares de las víctimas. Es importante quitarse de la cabeza esta idea del 'y si', que se puede traducir en: '¿y si me hubiera dado cuenta de la situación a tiempo?'. Hacerse estas preguntas solo aporta sufrimiento y no cambia la realidad. También es necesario abandonar los juicios morales sobre lo sucedido. Deben primar valores como el respeto por las víctimas para reparar el daño.