Solo un 25% de mujeres alcanzan cargos de responsabilidad en el ámbito sanitario

Uno de los principales retos a los que se enfrentan las mujeres en el ámbito de la salud, entre otros problemas estructurales, es la aparente falta de liderazgo con perspectiva de género. 

Los datos reflejan que un 70% del personal sanitario mundial está formado por mujeres, pero tan solo un 25% alcanza un cargo de responsabilidad, lo que evidencia que siguen habiendo límites al ascenso de mujeres a posiciones de poder. Sin ir muy lejos, en 2018, de 34 campus médicos públicos en España únicamente 4 estaban liderados por una mujer, un 12%, según datos recopilados desde Women in Global Health (WGH), organización internacional sin ánimo de lucro para promover la equidad de género en la salud global.

Pero no únicamente existe un techo de cristal, sino que también hay una existente brecha salarial entre los profesionales del sector. En 2020 las mujeres cobraron una media de 10.290 euros menos que los hombres en el sector sanitario, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

La doctora Ann Keeling, investigadora de la organización feminista, expuso la diferencia abismal entre géneros en el acto de inauguración de la organización feminista WGH a nivel estatal. Respaldada por Carme Borrell, gerente de la agencia de Salud Pública de Barcelona, no dudó en asegurar que dichos cambios en liderazgo “son importantes, pero no suficiente para alcanzar una salud global igualitaria", refiriéndose también a los problemas sistémicos de una sociedad patriarcal. 

Falta de perspectiva de género en época covid

El covid significó un antes y un después en la sociedad, y no fue menos en aspectos de salud y equidad. Según apunta la organización feminista, la pandemia se convirtió en un gran indicador de la falta de liderazgo con perspectiva de género en el campo de la salud, e incluso de la apropiación sistemática del mismo por parte de los hombres.

“Siempre que hay una crisis los hombres toman el control y desplazan a las mujeres de los puestos de responsabilidad y de toma de decisiones”, comentó la doctora Ann Keeling, argumento también respaldado por Carme Borrell. 

También la organización explica a este diario que los profesionales sanitarios no están adecuadamente preparados para detectar sesgos de género en la práctica clínica, ya que hay una infravaloración de la patología femenina o una valoración de la mujer únicamente como ser reproductivo. Algunos ejemplos incluyen la normalización de la anemia o síntomas adversos relacionados con la menstruación.

Y ya se demostró dicho argumento con las consecuencias del sangrado y alteración del ciclo menstrual con las vacunas del covid, efecto secundario que no se contempló a priori. Desde WGH apuntan a EL PERIÓDICO que los estudios -como norma general- se hacen desde una mirada masculina y que no se contemplan los dos sexos. "Hasta las investigaciones experimentales con animales se realizan únicamente con machos", aclaran desde la organización.