Normalización

Las 'drag queens' se pasan al catalán (y sus referentes son Pilar Rahola y Marta Ferrusola)

Los 'shows', que combinan género, lengua y petardeo, se alejan del típico espectáculo en el que travestís imitaban a artistas como Concha Piquer, Rocío Jurado o Lola Flores

Abel Cobos

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“La Ruïnosa Gratandós era una travesti de la peluca a los tacones”, afirma con seguridad Jaume Llagostera, refiriéndose a la villana del Club Súper 3, interpretada hace casi dos décadas por Anna Casas, y tras la cual Llagostera se ha bautizado artísticamente. Vocalista de la banda punk-queer Ruïnosa y las Strippers de Rahola, añade que, con su estética rompedora y rebelde, Casas fue una de las primeras travestis que los catalanes vieron por la tele, aunque no fuese concebida como tal por sus guionistas. 

Extrañamente, el otro personaje que da nombre a la banda, Pilar Rahola, también es un icono para las travestís y drags de Catalunya: “En la comunidad LGTBI se toman como referentes a mujeres empoderadas, como Cher, Beyoncé o Mónica Naranjo. Salvando las distancias, y aunque a veces no estemos de acuerdo con sus ideales, creemos que Rahola es una mujer fuerte, y cogerla como referente es una aproximación, entre el humor y la ironía, a la mujer empoderada que ella representa”, añaden las cuatro miembros del grupo. 

Era de oro del 'drag'

No son las únicas que lo creen: recientemente, 8TV compartía en Twitter un clip del programa ‘Fora de to’ donde interpretó ‘Ay, mamá’, de Rigoberta Bandini. Hubo, claro, muchos comentarios críticos, pero también muchas personas LGTBI que aplaudieron la ‘performance’ por ser ‘camp’, cualidad quintaesencia del travestismo.

En plena era de oro del ‘drag’ mundial, como definía 'The New York Times' la actual explosión televisiva y digital de este arte, grupos como Ruïnosa y las Strippers de Rahola representan un soplo de aire fresco frente a lo que era, hasta hace poco, habitual en los escenarios ‘queer’ catalanes. Durante décadas, la gran mayoría de espectáculos travestí giraban en torno a imitar a las grandes folclóricas españolas, como Rocío Jurado o Lola Flores. Sin embargo, en los últimos años, gracias a la cultura de internet y al fenómeno RuPaul, “estamos viviendo la democratización del ‘drag’”, detalla Marina, artista catalana y participante de la franquicia española de ‘Drag Race’. 

Lengua, género y petardeo

Esto ha hecho que “el ‘drag’ se haya abierto a nuevas personas que tenían el catalán como lengua principal y que, por lo tanto, han empezado a hacer ‘drag’ en catalán”, alejándose, así, del típico ‘show’ donde travestís imitaban a artistas nacionales de la talla de Concha Piquer, obviando la cultura más local.

Pero estas nuevas formas de hacer ‘drag’ han abierto una caja de Pandora que pocos sabían que estaba sellada: la intersección entre género, lengua y petardeo. Lo cuenta Alex Marteen, 'drag’ de Terrassa que siempre inserta el catalán en sus espectáculos: "Hace un año fui a trabajar con ‘drags’ de Valencia y vi cómo, por usar el valenciano, les gritaron ‘habla en español’. Eso aquí no pasa, pero me hizo reflexionar”. 

Desde entonces, es más consciente en el uso del catalán, y lo reivindica para que gane nuevos espacios. “El drag sigue siendo un campo predominantemente castellano”, se lamenta Marteen, algo que va en la tónica general del mundo cultural catalán: como apuntaba el periodista Oriol Osan, en Catalunya solo el 44% de los espectáculos que se representaron (‘drags’ incluidos) fueron en esta lengua. 

Núria Feliu, la Liza Minnelli catalana

No es la única que se ha politizado y ha decidido promover el uso de la lengua en la subcultura. Jessica Pulla, originaria de Valls, empezó a crear su personaje mirando a las grandes divas internacionales, como Judy Garland o Liza Minnelli. Sin embargo, rápidamente vio que podía encontrar análogos catalanes que representaban esa mujer poderosa que admiraba, pero en su lengua materna. Así se topó con Núria Feliu, “la Liza Minnelli catalana”, asegura, y la cual apareció, junto a Montserrat Caballé, Xana y Bad Gyal, en el ‘set list’ de su último ‘show’ en la capital catalana, el Futuroa Sarao Drag de la sala Apolo. 

Por si la elección de canciones no fuese suficiente declaración de intenciones, iba vestida con un abrigo de pelo de “tieta burguesa catalana” y con una 'estelada' pintada en el pecho. Una estética que remite al estilo Marta Ferrusola, a la figura de la ‘tieta’, la ‘pubilla’, la señora de Junts per Catalunya. 

'Tieta' catalana

Jessica, en estos clichés femeninos, ve “unas travestis del copón”. Y no es la única. Brigitta Lamoure, transformista histórica de Tarragona y Barcelona, también se inspira en esta mujer, “con guantes, medias, perlas…”, estereotípicamente femenina. “¡Si hasta Núria Feliu me dijo que me quedase el título de ‘tieta’ catalana, que ella ya estaba harta!”, recuerda.

Por supuesto, este acercamiento a les ‘tietes’ es desde el humor. “Brigitta parece una mujer muy de peluquería… pero luego es muy ‘kale borroka’, con un discurso muy activista, muy de izquierdas”. Lo mismo Jessica, “el catalanismo es muy performático, ver a esas mujeres con hombreras y abrigos de pelo para ir al Liceu… la burguesía catalana es performática y yo lo utilizo para demostrar rechazo y burla, la imitación surge de la conciencia de clase”. 

Activismo 'posprocés' por la lengua

Tanto Jessica como Marteen coinciden en que no es solo la burguesía la que peca de ‘performance’, sino que es el ‘processisme’, en general. “La cadena humana fue muy ‘camp’”, añade la ‘drag’ vallense. 

Pero es en el desencanto tras los fracasos del ‘procés’ de donde Marteen cree que ha surgido gran parte del activismo por la lengua que hoy se estila en el mundo ‘drag’. “El 1 de octubre, independientemente de las inclinaciones políticas, nos empoderó mucho, y fuimos más conscientes del valor del catalán, la cultura y la tierra”, y por eso, tantas travestís luchan por espacios ‘queer’ que sirvan para promocionar la lengua. 

Aunque Marina celebra la eclosión de nuevas voces en catalán, se muestra algo pesimista, especialmente tras su paso por 'Drag Race España'. Asegura que en el programa “no hay espacios para la cultura catalana”, una afirmación para la que ella misma sirve de ejemplo: “Si hubiera sido la plaza Cibeles, lo habrían aplaudido”, cuenta, referenciando un traje inspirado por la Casa de les Punxes que fue vastamente ninguneado por un panel de cinco expertos en ‘drag’ que solo contaba con una ‘drag queen’. “Aunque Barcelona sea una ciudad importante, sigue siendo vista como la periferia por Madrid”, concluye. Y, por eso, dice, le da tanto valor a al catalán en sus ‘performances’.

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