Educación en Catalunya

El auge de la Universitat de l'Experiència: 1.800 matriculados y casi 500 personas en lista de espera

Los cursos para mayores de la Universitat de Barcelona empezaron en 2010 con 169 alumnos y en estos 12 años han pasado por sus aulas más de 13.000 estudiantes

El único requisito para participar en las formaciones -sin exámenes, pero con rigor universitario-, es tener más de 55 años, aunque la mayoría de alumnos tienen entre los 65 y los 80

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A1-157695666.jpg / Ferran Nadeu

Helena López

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Empezaron el curso 2010-2011 con cuatro programas universitarios y 169 alumnos y el curso que ahora empieza ofrecen 14 programas distintos en tres sedes, con cerca de 1.800 estudiantes inscritos y una lista de espera de otras casi 500 personas. La Universitat de l'Experiència -formaciones de nivel universitario pensadas para mayores de 55 años y a precios bastante más asequibles que los grados genéricos- no solo vino para quedarse -pese al susto que supuso la pandemia-, sino que, en muchas ocasiones gracias al boca oreja, cada vez despierta más interés entre personas mayores de orígenes y trayectorias vitales muy diversas. En estos 12 años han pasado por las aulas de la Universitat de l'Experiència más de 13.000 alumnos -13.374, según las últimas cifras oficiales-, cuyo único elemento en común, a priori, era tener más de 55 años, aunque la gran mayoría de estudiantes están entre los 65 y los 80.

El director de la Universitat de l'Experiència, David Viñas, habla con pasión tanto de sus alumnos, como de sus profesores, que elige con mimo para los primeros. Una devoción que viaja en sentido contrario, cuando son los alumnos los que hablan de Viñas, quien, además de dirigir el programa, hace de profesor y gestiona de una forma cercanísima la relación con sus alumnos. Un ejemplo. Las clases de la Universitat de l'Experiència en el majestuoso edificio histórico de la UB, uno de las tres sedes del programa, se hacen en las aulas que dan a la calle de Aribau, las aulas nuevas, y tiene a una alumna que le ha pedido hacer una clase en una aula histórica, que era su ilusión, ya no que pudo hacerlo de joven. Viñas estaba este lunes haciendo esta gestión. Una gestión que combina -lo cortés no quita lo valiente- con buscar profesores del mejor nivel para cada uno de los 14 programas.

Vejez deconstruida

"Esto no es como un taller en un centro cívico. Aquí no hay exámenes y los alumnos vienen por el placer de aprender, pero el rigor es universitario", destaca. De hecho, esta es una de las banderas del programa que está "deconstruyendo la idea que se tenía de las personas mayores, que se dedicaban a ir a ver las obras o a jugar a la petanca", señala el director, quien destaca que muchos de los estudiantes son personas que sí estudiaron, pero hicieron carreras de aquellas que se entendía que tenían futuro, y ahora están estudiando todo aquello que tenían pendiente. No en vano uno de los programas que siempre, siempre, tiene lista de espera es el de Historia del Arte y el de Astronomía y Meteorología.

Tres bloques

Viñas explica que la Universitat de l'Experiència tiene tres bloques. Por un lado, los programas universitarios cursados en las diferentes facultades de la Universitat de Barcelona (en los que han quedado fuera este curso casi 500 personas); por otro, seminarios que permiten profundizar en diversos aspectos relacionados con los programas universitarios, y las actividades complementarias, estas últimas sí con un perfil más parecido a las actividades para mayores de cualquier centro cívico (coral, teatro, club de lectura, taller de escritura creativa...). "Se retroalimentan. Quizá se conocen en un programa y después se apuntan juntos a un seminario o una actividad complementaria, incluso a ambas cosas; tenemos unos estudiantes muy activos y con muchas ganas de aprender", detalla orgulloso Viñas, quien recuerda que la Universitat de l'Experiència es un proyecto que depende del Consell Social de la Universitat de Barcelona, quien marca los precios de matrícula del programa universitario (332 euros) y los seminarios (140 euros).

El objetivo principal de la iniciativa -subrayan sus promotores- es "favorecer la participación en el contexto sociocultural que representa la universidad y demostrar que la formación no se puede dar por finalizada mientras se mantenga viva una chispa de inquietud intelectual".

Sobre el perfil de los estudiantes, hay más mujeres que hombres, pero no muchas más (como sí pasa en otros espacios). Obviamente hay muchas más mujeres de las que había en la universidad hace 40 años, cuando estos veteranos estudiantes eran jóvenes, pero la diferencia con los hombres no es tan grande como en las aulas ordinarias: un 60% de las universitarias en España son mujeres.

"El perfil más habitual son personas que ya fueron a la universidad y ahora están probando otras disciplinas, pero hay también personas que la pisan por primera vez, con la que comparten clase, y eso es lo más bonito de este proyecto", concluye su director quien destaca también otra cosa que tienen en común todos los estudiantes, tengan la trayectoria previa que tengan: "Son muy agradecidos, mucho, hay una diferencia abismal entre darles una clase a ellos y dar la misma clase a un grupo de jóvenes".

De Psicología a gastronomía

Los 14 programas -la joya de la corona de la iniciativa- son: Alimentación y gastronomía; Astronomía y Meteorología; Biología; Ciencias de la Salud; Derecho y Estado Social; Economía Social; Filosofía; Historia del Arte; Historia, Sociedad y Territorio; Humanidades; Literatura y Comunicación; Psicología; Bibliotecas, Archivo y Gestión de la Información, y Educación.

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