8-M todo el año
Voces veteranas: las escritoras que obtuvieron el reconocimiento pasados los 50
Aurora Venturini, Rosa Regàs, Antònia Vicens o Penelope Fitzgeral son ejemplos de autoras triunfadoras pese a llegar tarde a la publicación
Elena Hevia
Periodista
No basta con tener una habitación propia. Un espacio donde poder aislarte del mundo para propiciar la escritura y la creación en general. Las mujeres también han necesitado tiempo para lograrlo. La mayor parte de las autoras jóvenes, con una mayor visibilidad que sus colegas de generaciones anteriores, están logrando conciliar con habilidad, voluntarismo y un reparto más equitativo de las tareas domésticas con sus parejas. En esa difícil etapa que sitúa la maternidad y los cuidados paralelamente al trabajo de la escritura pero ¿cuál es la experiencia de las escritoras mayores? ¿Qué obstáculos han tenido que salvar en un contexto en la que ser mujer y escribir ha sido la excepción y no la norma?
La primera respuesta cae por su propio peso. Las mujeres sin hijos han podido mantener una dedicación sin trabas, pero no las que han optado por tenerlos. Una vez superada la etapa de los cuidados, cumplidos o a punto de cumplir 50 años, muchas autoras se sienten libres para abordan la creación a tiempo completo y lo hacen sintiendo una mayor seguridad y una percepción más clara de sí mismas. De ese modelo - ha habido muchas más mujeres que hombres dándose a conocer tarde en la escritura- hay ejemplos interesantes. Cabría recordar que Rosa Regàs, hoy con 88, con cinco hijos, un divorcio y una amplia trayectoria como editora, traductora y gestora cultural , no abordó su primera novela hasta haber cumplido 59 años: ‘Memoria de Almator’ la historia de una mujer muy protegida por su marido, su padre y su amante que decide tomar las riendas de su vida, cabe leerlo en esa clave. O que la mallorquina en lengua catalana Antònia Vicens (82 años) se iniciara como poeta, su faceta literaria más apreciada, en el 2009 a los 68 años y que tan solo nueve años después ya hubiera desarrollado un trayectoria que le valdría el Premio Nacional del Ministerio de Cultura y el Premi d´Honor de les Lletres catalanes 2022. A los 65 años, Sílvia Alcàntara se encaramó durante meses a las listas de los más vendidos gracias a ‘Olor de colònia’, su debut en la novela que surgió de su experiencia como niña crecida en una colonia textil. El éxito de aquella obra surgida de la Escola d’Escriptura del Ateneu supuso una especie de promoción de este tipo de aprendizaje literario para aquellos que habían dejado en barbecho el viejo sueño de escribir.
La gran Venturini
Cuando la británica Anne Youngson publicó su primera novela con 70 años, creyó que su edad podía ser un hándicap, pero nadie en la editorial preguntó cuantos años tenía la autora de ‘Nos vemos en el museo’ que Maeva publicó en el 2019 y llegó a optar al prestigioso premio Costa. Algo parecido ocurrió cuando la periodista Kenizé Mourad, ya cercana a la cincuentena, decidió novelar la historia de su familia que sigue los últimos estertores del Imperio Otomano en el que luego sería el best-seller internacional de los años 80, ‘De parte de la princesa muerta’.
Más significativa ha sido para las nuevas generaciones la llegada de la argentina Aurora Venturini, cuya novela ‘Las primas’, ha vuelto a rescatar recientemente Tusquets. Aunque esta amiga de Eva Perón recibió un premio como poeta de manos de Jorge Luis Borges cuando era jovencita, no se reveló hasta la aparición de esta novela a los 86 años al ganar un premio destinado a la autoría novel. Hoy buena parte de las jóvenes autoras de su país, con Mariana Enriquez a la cabeza, saludan la atmósfera terrorífico y a la vez cargada de humor salvaje de Venturini, fallecida en el 2015 a los 93 años, que les abrió el camino. El reconocimiento está en sintonía con la admiración despertada en España por dos autoras norteamericanas, como la recientemente fallecida periodista Joan Didion y la cronista judeoneoyorquina Vivian Gornik, que en los últimos tiempos, ya veteranísimas, se han situado como las autoras de cabecera de las jóvenes generaciones.
Gran Bretaña es posiblemente uno de los países con una mayor proporción de escritoras que han alcanzado la publicación y el éxito en épocas que los demás relacionamos con la jubilación. Tessa Hadley se ha dado a conocer con 47 años y ha obtenido un enorme triunfo a los 66 años con dos excelentes novelas sutiles y elegantes: 'Lo que queda de luz' y 'Amor libre' (Nórdica). Pero tampoco hay que olvidar a Penelope Fitzgerald, autora de ‘La librería’ que Isabel Coixet llevó al cine y cuyas novelas, un cruce entre Evelyn Waugh y Martin Amis, ha rescatado el sello Impedimenta. Fitzgerald debutó en la novela a los 61 tras haber enviudado y logró el Booker por ‘A la deriva’. Otra sería Mary Wesley,que se convirtió en una de las novelistas inglesas más exitosas de era Thatcher, cuando publicó su primera novela para adultos a los 73 años. ‘El césped de manzanilla’, recientemente publicado por Alba, chispeante y cínico relato de las andanzas sexuales y amorosas de unos jóvenes durante la Segunda Guerra Civil le valió el rechazo de su burguesa familia.
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