Los que menos tienen, los que más sufren las consecuencias de la crisis climática

En España, los niños y niñas de hogares pobres tienen más probabilidades de sufrir las consecuencias de la ola de calor extremo porque viven en viviendas menos frescas y espaciosas, y no cuentan con sistemas de refrigeración como el aire acondicionado o ventiladores. 

Campamentos de verano

Campamentos de verano / © Ferran Nadeu

Laura Casajús. Save the Children.

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Los y las científicas llevan ya años avisando de que la crisis climática tiene repercusiones en nuestra salud, sobre todo entre las personas más vulnerables. “Millones de niños y niñas de toda Europa corren el riesgo de padecer enfermedades respiratorias y renales, así como otros riesgos para su salud, a medida que las temperaturas aumentan”, avisaba Save the Children en un comunicado.

Hace un año, esta organización informaba en el informe “Nacer en un mundo en crisis climática" que los niños y niñas nacidos en 2020 en Europa se enfrentarán de media casi siete veces más olas de calor y el doble de incendios forestales que sus abuelos y abuelas. Save the Children señala que “sin una acción urgente, estaremos dejando un futuro devastador a nuestros hijos e hijas. Si se limita a 1,5 grados el aumento de la temperatura global para mediados de siglo, se conseguirá reducir la exposición de los niños y niñas a las olas de calor un 45%, y a los incendios forestales un 10%”.  

La crisis climática está haciendo que este tipo de fenómenos meteorológicos extremos sean más frecuentes y graves. Cuanto más se expongan los niños y niñas al calor extremo, mayor será su riesgo de padecer enfermedades, fiebre y desequilibrios electrolíticos, que pueden provocar alteraciones cardíacas y neurológicas, según un estudio de Lancet. También, la revista médica British Medical Journal detalla que puede causar deshidratación grave, agotamiento e insolación, y que si no se trata puede dañar rápidamente el cerebro, el corazón, los riñones y los músculos, siendo mortal en algunos casos. 

LA RENTA, FACTOR DECISIVO 

La organización advierte de que los niños y niñas que viven en hogares de bajos ingresos corren más riesgo de sufrir las consecuencias de este calor extremo porque “viven en viviendas menos frescas y espaciosas, y no cuentan con sistemas de refrigeración como el aire acondicionado o ventiladores”. 

Sisi Condori, madre de tres hijos que participan en los programas de Save the Children, vive en un apartamento de 70 metros cuadrados junto a sus hijos y marido en Fuenlabrada (Madrid): “no tenemos aire acondicionado y no creo que lo tengamos, es mucho dinero. Contamos con un ventilador para los cinco que vivimos en el piso, pero al encenderlo se va la luz porque tenemos una potencia [contratada] muy baja para toda la casa”. Sisi se las ingenia para que sus hijos no sufran tanto estas altas temperaturas, sobre todo el mayor, que tiene crisis de epilepsia más graves por el calor, “utilizamos una pistola de agua, toallas y almohadas mojadas en la cama para refrescarnos". 

El aumento de los costes energéticos y el coste de la vida están haciendo que las familias se vean obligadas a elegir entre pagar la electricidad para los ventiladores, frigoríficos y congeladores o alimentar a sus hijos. Sisi reconoce que en verano reduce al máximo sus gastos, que apenas consume carne, no salen de vacaciones, tampoco salen a cenar o comer, ni tampoco al cine. “Es un poco duro para los niños, pero cuando no se puede, no se puede”. 

La crisis climática afecta con más fuerza y de forma desproporcionada a los niños y niñas de los países de ingresos bajos y medios. "El mundo tiene los recursos y las herramientas necesarias para garantizar el bienestar de todos los niños y niñas. Necesitamos que los líderes políticos hagan todo lo que esté en su mano para limitar la temperatura global, y que establezcan planes para ayudar a las comunidades y servicios a adaptarse a nuestra nueva normalidad”, dice Save the Children.