Privacidad en la red

Facebook seguirá vigilándote en el metaverso

La creciente inversión del sector tecnológico despierta el temor a que la realidad virtual exponga aún más la intimidad y aliente la vigilancia masiva

El gigante social de Mark Zuckerberg trabaja en sistemas para rastrear las expresiones faciales y corporales de los usuarios para venderles publicidad

Mark Zuckerberg enseña su avatar en la presentación de Meta

Mark Zuckerberg enseña su avatar en la presentación de Meta / Meta

Carles Planas Bou

Carles Planas Bou

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Cada vez que haces una búsqueda, que usas el GPS, que cotilleas fotos de tus amigos o que escribes una publicación (aunque después la borres) estás generando una serie de datos que se almacenan en el perfil que gigantes como Google o Facebook tienen de ti para conocer al detalle tus intereses e inquietudes. El acceso a esa información es lo que lleva terceras partes, desde tiendas de zapatos a partidos políticos, a pagar grandes sumas de dinero a esas plataformas para lanzarte publicidad personalizada. Una mina de oro que, con la construcción del llamado metaverso, despierta grandes temores sobre cómo puede vulnerar la privacidad.

El metaverso es, de momento, una palabra de moda en la que la industria tecnológica deposita sus proyecciones de lo que quiere que sea el futuro de internet: una realidad virtual inmersiva en la que conectarnos para vivir una segunda vida paralela. Desde que en octubre Facebook anunciase que apostaba por ello, la inversión en esos entornos se ha disparado, dando pie a una carrera entre grandes empresas –como Microsoft, Apple o Google— que quieren llegar antes que nadie a esta tierra prometida para exprimir su floreciente economía digital.

Los gigantes de Silicon Valley ven en esa idea del metaverso una oportunidad para amasar más datos personales, la principal materia prima de su negocio. Hasta un 85% de los beneficios de Facebook en 2020 (unos 84.200 millones de euros) provinieron de la publicidad personalizada. En su mundo virtual, aún en la primera fase de su construcción, los anuncios y el comercio de bienes digitales serán también la clave de su negocio.

Rastrear tu cuerpo

Si el entorno digital actual ya se nutre de los datos que dejas con tu actividad en internet, en la realidad virtual eso podría ser aún más invasivo. Y es que Meta está patentando tecnologías que servirían para rastrear expresiones faciales y corporales de los usuarios como el movimiento de sus pupilas o la gestualidad de su nariz, según reveló el ‘Financial Times’. "Esta recopilación de datos sienta las bases para una invasión sin precedentes de nuestras vidas, hogares y pensamientos", ha denunciado Electronic Frontier Foundation, la principal organización que defiende las libertades civiles en el mundo digital.

Que Meta esté solicitando las patentes para esos sistemas de identificación facial no significa que estas terminen adaptándose, pero sí dejan claras sus intenciones iniciales. Esas tecnologías se venden como necesarias para mejorar la experiencia del usuario. Si este sonríe, las cámaras y sensores instalados en su casco de realidad virtual podrán detectarlo y traducirlo en su avatar. Si mira hacia un punto concreto, los sensores permitirán enfocarlo con más luz y claridad.

Entre las otras patentes señaladas por el ‘Financial Times’ hay un sistema de sensores magnéticos que irían colocados en el torso del usuario para trasladar sus movimientos en el entorno digital, un ‘motor’ que cree avatares en 3D de los usuarios a través de fotografías suyas y una tecnología para exponer los anuncios en Realidad Aumentada, como hologramas que se sobrepongan al mundo físico.

Riesgos para la privacidad

Más allá de su potencial utilidad práctica, estas tecnologías pueden acarrear importantes riesgos para la privacidad de los usuarios. Además de todo lo que digas o hagas, tu gestualidad facial o corporal también será explotada con un objetivo económico. Detectar el movimiento de nuestras pupilas puede revelar qué nos interesa, emociona o inquieta más, información que se venderá a anunciantes sedientos para llegar al público. Las cámaras instaladas en las gafas de realidad virtual también podrían detectar si el televisor que tenemos en casa está viejo y llevar a una compañía interesada a anunciarnos uno nuevo.

Nuestra exposición puede ir más allá de los anunciantes. "Estos dispositivos podrían permitir a gobiernos, empresas y fuerzas de seguridad el acceso ilegítimo a nuestras vidas (...) y crear nuevas vías para el acoso y el abuso en línea", apunta el informe de la EFF. Que hagan la experiencia virtual más cómoda e inmersiva no significa que esta sea más segura.

Aunque la ley europea limita la recopilación de datos biométricos, la regulación de los entornos virtuales es aún un reto mayúsculo. Y, mientras no llegue, la extracción masiva de datos expone más que nunca la privacidad de los usuarios, amenazando con socavar su autonomía. “Rastreando el movimiento de tus ojos o la forma en que caminas se puede inferir mucha información sobre ti, incluso tus pensamientos. ¿Qué pasa con la privacidad cuando ni siquiera estos están protegidos”, alertaba Kavya Pearlman, fundadora de la oenegé para la ética tecnológica XRSI, en Venture Beat.

Temor a Facebook

Facebook está liderando la promoción del metaverso porque quiere lucrarse con ello. Su intención de capitalizar ese nuevo mercado estratégico y dominarlo como ha hecho con las redes sociales añade otra preocupación sobre el impacto de la realidad virtual en la privacidad de los usuarios. Y es que el gigante de Mark Zuckerberg anunció su apuesta –cambiando el nombre de la empresa a Meta— en plena crisis por las revelaciones de la ingeniera Frances Haugen, que destapó como la plataforma acentúa los problemas mentales de los adolescentes o viraliza los discursos más incendiarios, entre otros escándalos. Muchos vieron en su decisión una maniobra de distracción para volver a marcar la agenda.

También inquieta que a la empresa que más preconiza los beneficios del metaverso se le escapase que la firma Cambridge Analytica recopilase ilegalmente los datos de 87 millones de sus usuarios para torpedearles propaganda favorable a la campaña presidencial de Donald Trump. Así, hasta un 87% de los estadounidenses ve con preocupación que Facebook pueda crear ese espacio virtual, según un estudio de la empresa de ciberseguridad NordVPN.

Aunque el metaverso que se está vendiendo aún es una nebulosa marketiniana, la posibilidad que Meta cope ese emergente sector es real. Lo haga a no, la realidad virtual apunta a ser una nueva era del comercio en internet en la que se amplificarán los problemas de privacidad que la industria arrastra desde hace 20 años.