Especulación digital
Cientos de millones en terreno virtual: el nuevo ‘boom’ inmobiliario se está librando en el metaverso
La compra de parcelas en distintas plataformas crece entre grandes empresas, fondos y particulares como mecanismo de inversión
Carles Planas Bou
Periodista
Periodista tecnológico entre el mundo digital y la política internacional. Centrado en capitalismo de plataformas, IA, vigilancia y derechos digitales. Excorresponsal en Berlín durante más de cuatro años, cubrió los gobiernos de Merkel, la crisis de los refugiados y el auge de la extrema derecha. También ha trabajado en Europa Central y en Canadá. Graduado en Periodismo por la URL y máster en Relaciones Internacionales por la UAB. Ha colaborado con TV3, TVE, Deutsche Welle, Catalunya Ràdio, El Orden Mundial o El Salto.
Imagina por un momento que pudieses viajar a la Barcelona de principios del siglo pasado y comprar fincas en distritos entonces periféricos como les Tres Torres o Sant Martí. Con el paso de los años y la creciente gentrificación de la capital catalana, esa pequeña inversión te habría convertido en millonario. Esa lógica es la que, durante años, han seguido bancos, grandes empresas y fondos buitre para rellenar sus bolsillos de propiedades. Ahora que el juego especulativo en las ciudades está copado, estos inversores buscan una nueva oportunidad de oro comprando terreno virtual en el metaverso, una red de mundos inmersivos en el que los usuarios pueden convertirse en avatares para participar en actos e interactuar con otros usuarios. La inversión inmobiliaria en esta nueva realidad virtual está eclosionando en Estados Unidos, pero aún es muy tímida en España.
El interés por este universo digital no ha parado de crecer durante los últimos meses gracias al éxito de videojuegos como Fortnite o Roblox, que, como preconizaron los Sims o Second Life, funcionan como ciudades virtuales en las que sus usuarios pueden interaccionar e incluso asistir a conciertos como los realizados por Justin Bieber, Ariana Grande o Travis Scott. La popularidad del metaverso se disparó en octubre cuando Mark Zuckerberg anunció que Facebook pasaría a llamarse Meta, en un gesto por intentar colonizar lo que se presume que puede ser la evolución de un Internet que mezcle el 3D, la realidad virtual y la aumentada.
Aunque esa idea no es nueva, cada vez más compañías están invirtiendo en ella, desde las plataformas tecnológicas que quieren construir esos mundos a todo tipo de marcas que, desde Nike a Gucci, ven en ellos una oportunidad para avanzarse a lo que vendrá y ser pioneros de un negocio que está en sus primeras fases de florecimiento. Como haber invertido en la compra de dominios web cuando muchos pensaban que Internet sería algo pasajero. El año pasado este sector movió unos 160.000 millones de euros, pero firmas de inversión como Grayscale calculan que pronto puede superar el billón de euros.
Todo eso es lo que también se conoce como la Web 3.0, una fase de internet que busca superar a las grandes corporaciones tecnológicas y permitir a los usuarios interactuar e intercambiar bienes digitales sin necesidad de intermediarios, como bancos. Esa compraventa se hace a través de las criptomonedas o los llamados Tokens No Fungibles (NFT), y todo ello es posible gracias a la tecnología Blockchain.
Comprar terreno virtual
Es en este escenario que han proliferado plataformas como Decentraland, The Sandbox, Somnium Space o CryptoVoxels, mundos de realidad virtual donde casi todo está aún por construir. Otras, como SuperWorld, permiten comprar réplicas virtuales del mundo actual, ya sea la Torre Eiffel o tu casa de infancia. En todas, su espacio es limitado, lo que hace que el valor de ese terreno pueda dispararse a medida que el deseo de invertir en ello se popularice. Genesis City, la capital de Decentraland, se equipara al tamaño de Washington DC. Como pasó con los primeros compases del ‘boom’ inmobiliario, comprar ahora una parcela puede ser la oportunidad de venderla mañana a un precio mucho mayor. Y todas funcionan con sus propias criptomonedas, como distintos países con distintas divisas.
Con esta fiebre del oro como incentivo, cada vez más empresas, fondos e inversores están destinando cientos de miles de euros a comprar parcelas de terreno virtual en las que edificar. En noviembre, la firma de inversión en el metaverso Republic Realm destinó 4,3 millones de dólares a comprar porciones de terreno digital en The Sandbox y la compañía tecnológica Tokens.com otros 2,4 millones de dólares a hacer lo mismo en Decentraland. Píxeles en los que no podrás vivir y que ahora parecen un frívolo derroche para llamar la atención pero que quizás en unos años pueden dar el mismo rendimiento que el que obtienen en el mundo real los grandes tenedores de vivienda al ponerla en el mercado de alquiler.
Carrera para hacer dinero
Los inversores ven en el metaverso una tierra fértil para los negocios. Eso ha desatado una carrera para ser el primero y tener así mejores oportunidades de éxito. Entre el 22 y el 28 de noviembre se vendieron más de 100 millones de dólares en terreno virtual. En Decentralad, por ejemplo, puedes construir un escenario y después cobrar a los otros usuarios para jugar o acceder en ellos. La casa de apuestas Sothebys ya ha abierto una réplica virtual de su galería de arte en Londres.
Pero la construcción en el metaverso va más allá del puro interés económico. El mes pasado, por ejemplo, Barbados se convirtió en el primer país del mundo en apostar por la compra de terreno virtual para levantar una embajada en Decentraland. La idea es que, si dentro de una década nos pasamos buena parte del día viviendo como un avatar en el metaverso, los Estados tengan ahí su representación para atender a sus ciudadanos. Hace más de una década, ya lo hicieron Maldivas, Suecia, Malta y Filipinas en Second Life.
Los inversores en criptomonedas creen que el metaverso será el espacio donde su uso pasará a ser socialmente normalizado. Sin embargo, más allá de los propios riesgos de esas divisas digitales por su volatilidad, hay quien desconfía de todas estas promesas y ven en ellas un peligro de burbuja especulativa. Y es que quienes más promocionan estas plataformas son quienes más han invertido en ellas, siendo esas promesas una vía para revalorizar aún más sus propiedades virtuales. Al fin y al cabo, el valor de ese terreno virtual dependerá de si la gente decide migrar y establecerse en el metaverso.
Suscríbete para seguir leyendo
- Muere Itxaso Mardones, reportera de Gloria Serra en 'Equipo de investigación', a los 45 años
- Hacienda te devuelve 300 euros si tienes un hijo menor de 25 años y 900 si tienes dos: así tienes que ponerlo en la declaración de la renta
- ¿Llamadas que cuelgan? Así son las robollamadas, la nueva táctica de spam telefónico
- La querella del novio de Ayuso se admitirá a trámite pese a la campaña del fiscal para que sea rechazada
- El cabecero de madera de Ikea que se ha convertido número uno en ventas por su precio y facilidad de montaje
- La mitad de los nuevos trabajadores indefinidos o son despedidos o renuncian al cabo de un año pese a la reforma laboral
- Sondeo elecciones Catalunya: Los catalanes prefieren a Illa como president y puntúan mejor a Aragonès que a Puigdemont
- El turista vizcaíno Álex García repatriado de Tailandia se encuentra ingresado en la UCI "estable y animado