Jóvenes contra la crisis climática

María Marcet: “Hace años que no cojo un avión para no contaminar”

La estudiante de la UAB, miembro de Fridays for Future, ha renunciado a los vehículos que usan combustibles fósiles y apuesta por modalidades más sostenibles

Las decisiones de este tipo, reitera, deberían de ser colectivas

María Marcet, del movimiento Fridays for Future

María Marcet, del movimiento Fridays for Future

Noèlia Villar

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María Marcet es una joven de 21 años. Siempre había tenido la idea de sacarse el carnet de conducir, pero a los 18 años entró a formar parte del movimiento Fridays for Future y la asamblea de ecologistas de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en Rubí, donde empezó a introducirse en el ecologismo. Fue entonces cuando no solo le cambió su manera de pensar sino que también de vivir. 

“Ahora que me podría sacar el carnet no me lo saco, tal y como se me planteaba tener un coche para mi sola para ir de un sitio a otro, prefiero adaptarme a las condiciones del transporte público”, asegura Marcet. Vive en Rubí, una zona en la que no le hace mucha falta el vehículo privado, ya que está cerca y bien conectada con el área metropolitana. Hace desplazamientos muy habituales a Barcelona y más ahora que es verano, aunque asegura que se tarda más en organizarlo e invierte más tiempo en el trayecto, se niega a sacarse el carnet de conducir hasta que no sea estrictamente necesario. “Me preocupa la cuestión de las emisiones aunque soy consciente de que lo que puedo contaminar yo a nivel industrial es mínimo comparado con el transporte de mercancías, pero pienso que es importante tener en cuenta que entre todos podemos hacer algo”.

Todo tipo de transporte

Hace años que ella no coge un avión. “Tenemos que pensar si es estrictamente necesario viajar y realizar esas larguísimas distancias”, reflexiona. "Hace muchos veranos que cojo trenes y autobuses, siendo consciente de que también contaminan, pero mucho menos”, afirma y reivindica que hay que pensar en cómo organizar el transporte para disfrutar de viajar sin poner en peligro el futuro del planeta. Insiste en que se tendrían que reducir mucho los viajes individuales, pero también debería redimensionarse el transporte de mercancías que contamina muchísimo más y no se tiene en cuenta ni se valora.

Sin perder la esperanza, insiste que aunque se sigan viendo aviones viajando, entre todos se puede hacer algo. Habla de la importancia de tomar la decisión de reducir el transporte. Estos pequeños cambios, explica, posicionan a cada país a nivel social poniendo de ejemplo el poder entre todos evitar la ampliación del Aeropuerto del Prat y evitar el excesivo uso de aviones y contaminación que estos implican.

Un futuro ecologista

Marcet afirma que en un futuro le gustaría mantener sus valores actuales. La decisión de no volar la pretende mantenerla de por vida porque, asegura, hay maneras de viajar muy útiles. Lo mismo le sucede con el carnet de conducir, “a veces pienso que es útil tenerl por si algún día surge una urgencia sanitaria, pero tener un coche no”.

Asegura que se está empezando a hablar entre los jóvenes en cómo compartir y cambiar la idea de la propiedad privada, pero aún queda mucho por hacer. Piensa que hay una saturación de la información y cree que el tema de viajar en concreto es uno de los más difíciles de plantear desde el punto de vista ecologista. “Plantear reducir la movilidad humana es muy complicado, aun así cada vez se está hablando más sobre las emisiones que debemos frenar urgentemente”. Asegura que aunque aún quede mucho trabajo por hacer, la gente acabará optando por otras maneras de vivir.

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