"Si pudiera ir a clase de otro modo, no me habría sacado ni el carnet de conducir"

Lucas Barrero es un estudiante de Biología y Ciencias ambientales en la Universitat de Girona (UdG), al que la preocupación por la crisis climática y ambiental le llevó a iniciar, junto con cuatro amigos y compañeros de la universidad, el movimiento 'Fridays for Future' en España. Barrero, como todo activista ecosocial o persona preocupada por el medio ambiente, pretende acabar con esta crisis climática cambiando algunos de sus hábitos por otros más sostenibles. Pero, ¿puede hacerlo?

Aunque tiene carnet de conducir desde hace tres años, asegura que este es justamente uno de los hábitos que quiere cambiar. “Es un dilema, llevo seis meses dándole vueltas", confiesa. "Al final te lo planteas porque se tiene que reducir el transporte privado pero no hay una red de transporte público que te permita moverte”, se excusa. Explica que por más que quiera evitarlo, el transporte privado básicamente le hace falta para trabajar. Si una persona estudia en una ciudad como Girona o Granada no es necesario tener coche, pero si lo hace en el medio rural es indispensable tanto el carnet como el vehículo. En su caso, y muy a su pesar, asegura que aunque no quiera, lo necesita.

Los jóvenes lideran la lucha en la calle contra el cambio climático

Barrero reclama una red de transporte público o conexiones que permitan desplazarse entre ciudades y de este modo evitar los coches. Asegura que si no tuviera esta necesidad ni se sacaría la licencia ni mucho menos se compraría el coche, porque, según afirma, "es una tontería". “Hay demasiados coches", sentencia. El joven estudiante defiende que se tiene que reducir tanto por todo lo que emite -como el nitrógeno o el CO₂- como por todas las consecuencias de la industria de los coches de un modelo basado en uso de coche privado y masificado. "Conozco a familias que tienen hasta tres coches en casa”, denuncia.

La dificultad de los jóvenes

Explica que está habiendo un cambio, pero por mucho que se lo propongan no está siendo como ellos quieren o al menos con la facilidad que esperan. Asegura que no se trata de dificultades medioambientales o grandes trabas en el proceso del cambio, sino que se basa en un tema económico. “Tampoco tenemos dinero para comprarnos un coche, del mismo modo que es más barato viajar en avión que en tren”, comenta. Asegura que tal y como está montado todo, es mucho más difícil ir hacia una movilidad sostenible.

Otra manera de reducir las emisiones

Barrero no solo quiere ir hacia una movilidad sostenible evitando el uso del coche sino que también defiende el hecho de no coger ningún avión. Ha hecho toda la carrera viajando y solo cogió uno en una ocasión. Después de valorarlo y probar distintos modos de viajar, se dio cuenta que tardaba el mismo tiempo, era más incómodo que el Ave o el tren de media distancia y al final, contaminaba mucho más. La única diferencia era el precio. “Si tengo que coger un vuelo me lo pienso mucho. Hace años que no cojo uno”, asegura.

El papel de los jóvenes en el cambio climático

Anna Winkelmann, del Consell de la Joventut de Barcelona, explica que en los últimos años quienes han liderado las luchas contra el cambio climático han sido los jóvenes. “Somos conscientes de que si queremos pararlo tendrá que haber un cambio en la forma de vivir, la forma de hacer y la forma de desplazarnos", reflexiona.

De la misma manera que lo hace Barrero, recalca que también que hay una visión diferente cuando hablamos de los jóvenes de una ciudad, de territorios más interconectados, a los que viven en pueblos o zonas con una conexión de transporte público inferior. Como Barrero, insiste en el factor económico: “El carnet de conducir tiene muchos gastos, si tienes otros transportes disponibles irás por el más barato.”

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