Fiestas descontroladas

Los turistas, desde los botellones de Barcelona: "Aquí somos más libres"

Europeos de diferentes países (sobre todo Francia) participan cada fin de semana en las fiestas callejeras de la capital catalana

Muchos vienen expresamente a buscar una juerga que no encuentran en sus ciudades; otros son estudiantes Erasmus

Fiesta erasmus

Fiesta erasmus / Jordi Otix

Beatriz Pérez

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"There's a lot of fun here" ("Aquí hay mucha diversión"). Es la frase que más pronuncian los turistas europeos (sobre todo franceses) que ya están de nuevo en Barcelona, desterrados como lo estuvieron durante meses debido a las restricciones pandémicas. Han vuelto, sí, y la mayoría lo han hecho específicamente por la fiesta, esa que se cuece en los multitudinarios botellones callejeros que cada fin de semana, desde que decayó el estado de alarma (el pasado 9 de mayo), se celebran en diferentes partes de la ciudad.

Lo reconocen sin pudor, a cara descubierta, sin mascarilla ni distancia social. También sin ningún miedo a contagiarse de covid-19. El paseo del Born, la playa de la Barceloneta, los jardines de las Tres Xemeneies, Gràcia o algunas zonas del Raval son puntos fijos de estas citas ineludibles con la nocturnidad de cada fin de semana. Pásense cualquier viernes o sábado de madrugada y pongan la oreja: oirán hablar catalán y castellano, sí, pero también mucho francés e inglés. El ocio nocturno, pendiente de los resultados de la prueba piloto celebrada el jueves en Sitges, reclama reabrir tras 14 meses en dique seco y para poner control a estas fiestas desmadradas.

Un grupo de franceses bebe en la plaza de les Olles (Born), la madrugada del viernes al sábado.

Un grupo de franceses bebe en la plaza de les Olles (Born), la madrugada de este sábado. / Jordi Otix

"We are here to enjoy the night ("Estamos aquí para disfrutar la noche"). Hemos venido una semana y estamos en un Airbnb", comenta Adrien, un francés de 30 años que, pasada la medianoche, está con amigos bebiendo en la plaza de las Olles, en el Born. Ha venido desde París porque en Barcelona "los bares están abiertos", mientras que en Francia "todo está cerrado". "It's very easy to come here ("Es muy fácil venir aquí")", explica. Aunque junto a él, Marilyn, de 29 años, asegura que en el país vecino "hay más fiestas ilegales porque todo está cerrado". ¿Dónde continuarán la fiesta esta noche? "En el Airbnb en el que estamos", responde Adrien. Esta es la primera vez que viaja desde que estalló la pandemia. "I like this freedom ("Me gusta esta libertad")", reivindica.

En paralelo, pocos metros más allá, en el paseo del Born, tiene lugar un macrobotellón con cientos de personas pegadas unas a otras, la mayoría sin cubrebocas o con ellos por debajo de la barbilla. Nadie diría que el coronavirus sigue causando muertes cada día en todos los países del mundo. Lo que importa, aquí y ahora, es la juerga. "It's more fun here ("Es más divertido aquí")", comenta Sam, sueco de 29 años. "Tenéis que quitaros la mascarilla", increpa a los periodistas. Él asegura que tuvo covid-19, pero no le da miedo porque, según él, "es una enfermedad más". Cerca de él dice lo mismo Tom, alemán de 24 años: "Esto es mucho más divertido que Alemania. Podemos hacer fiesta mucho más fácil". Está estudiando negocios ("business") en Barcelona.

El paseo del Born tomado por turistas la noche de este viernes al sábado.

El paseo del Born tomado por turistas la noche de este sábado. / Jordi Otix

"Spain is the best country in the world ("España es el mejor país del mundo")", opina Abdul, parisino de 31 años, con una sonrisa de oreja a oreja. Él, dice, veraneaba siempre aquí antes de la pandemia. Y ahora ha vuelto unos días de vacaciones. "En París los bares cierran mucho antes", se queja mientras camina por la calle del Rec, con el resto de la marabunta, mientras la policía desaloja el paseo del Born. "Aquí soy más libre". "¡Revolución, masturbación!", grita esa marabunta mientras es seguida lentamente por los coche patrulla al rozar la 1 de la madrugada.

La fiesta sigue en la playa de la Barceloneta. A la 01.30 otros centenares de personas tienen tomada la torre de madera. Bailan y cantan a voz en grito. Como en el paseo del Born, la gran mayoría son extranjeros y no mantienen ningún tipo de prevención. "Todos los que estás viendo aquí son estudiantes Erasmus", explica un italiano de Bérgamo que no quiere dar su nombre. Él también es un estudiante de Erasmus en Barcelona. Asegura que en Bérgamo no hay tanta fiesta como en Barcelona, pero porque no tiene playa. Dice lo mismo que todos los turistas con los que hablan estos periodistas. "Sí, hago muchas fiestas. Y no tengo miedo del covid-19 porque aquí en Barcelona no veo a gente mayor". Si no fuera porque es 22 de mayo, la estampa bien podría ser la de cualquier Sant Joan (pero sin fuegos artificiales).

La torre de madera de la Barceloneta, rodeada de estudiantes Eramus.

La torre de madera de la Barceloneta, rodeada de estudiantes Eramus. / Jordi Otix

Bas, holandés de 19 años, va a las fiestas de la Barceloneta una vez por semana. Hace tres que vino a Barcelona, donde estudia. "Elegí esta ciudad porque las normas son más relajadas y por el tiempo".

Afuera, en el paseo de la Barceloneta, unos cuantos bicitaxis esperan a que los extranjeros acaben la fiesta para llevarlos a sus pisos o residencias. Los lateros venden una cerveza detrás de otra. Vuelven el baile y los cánticos a la torre de madera y dos jóvenes corren hacia allí: no quieren perdérselo.

En Gràcia, en 'petit comite'

A las 2 de la madrugada, ya en Gràcia, estos periodistas no ven ya las aglomeraciones presenciadas horas antes en Ciutat Vella. La plaza de la Virreina, un punto caliente de los últimos fines de semana, está vigilada por tres coches de los Mossos d'Esquadra. Pero unas calles más allá, en la plaza del Diamant, sí hay un par de grupos de personas que beben tranquilamente en los bancos. Con el oído ya acostumbrado al idioma extranjero, los periodistas se encuentran con cuatro belgas. Una trabaja en Barcelona, tres han venido de vacaciones.

"Yo aterricé esta mañana y vine a ver mi amiga", arranca Alex, de 25 años. Pero, con la sinceridad que ha caracterizado a todos los entrevistados a lo largo de la noche, explica claramente, a poco que se le insista, por qué más motivos ha venido a Barcelona: "The goal is to party a lot ("El objetivo es hacer mucha fiesta"). "Of course ("Por supuesto")", subraya a su lado una amiga suya. Y así es cómo, cerca de las 2.30, la noche cierra con la misma cantinela con la que empezó horas atrás: "There's much more fun here than in our country".

Turistas belgas en la plaza del Diamant, la noche de este viernes al sábado.

Turistas belgas en la plaza del Diamant, la noche de este viernes al sábado. / Jordi Otix

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