Estrategia europea

Bruselas lanza un nuevo plan contra las variantes del covid-19

La Comisión Europea presenta una nueva estrategia para anticiparse a las mutaciones de covid19 y responder con rapidez

Firma un nuevo contrato con el laboratorio estadounidense para adquirir hasta 300 millones adicionales de su vacuna

La presidencia de la Comisión Europea duda del antídoto ruso Sputnik e insiste en que no han pedido autorización en la UE

Dos enfermeras valencianas logran una dosis extra en cada vial de la vacuna de Pfizer

Dos enfermeras valencianas logran una dosis extra en cada vial de la vacuna de Pfizer

Silvia Martinez

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Actuar más y, sobre todo, reaccionar mucho rápido. Es la nueva consigna de la presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, para responder a las nuevas variantes de coronavirus y hacer frente al aluvión de críticas de las últimas semanas por los errores en la gestión de la estrategia de vacunas. Con este objetivo, la Comisión Europea ha aprobado este miércoles un nuevo plan de preparación para la biodefensa contra las nuevas variantes que presentará la próxima semana a los 27 Jefes de Estado y de Gobierno de la UE y que busca anticipar la detección de mutaciones del virus, acelerar la autorización de emergencia o la adaptación de las vacunas y garantizar que la industria mejora su capacidad de producción.

“Las nuevas variantes del coronavirus están emergiendo con rapidez y tenemos que adaptar nuestra respuesta todavía más rápido”, ha insistido Von der Leyen durante la presentación. “La primera línea de defensa siguen siendo las vacunas autorizadas que son efectivas contra las variantes que conocemos pero el virus muta y las defensas tienen que evolucionar también”, ha recomendado la comisaria de sanidad, Stella Kyriakides, sobre el gran objetivo del plan, bautizado con el nombre de ‘Incubadora Hera’, que aspira a mejorar la coordinación entre investigadores, empresas de biotecnología, fabricantes y autoridades públicas a través de tres grandes líneas de actuación.

En primer lugar, detectar, analizar y evaluar las nuevas variantes del covid19 que puedan surgir. Para ello, la Comisión defiende el desarrollo de test adaptados a las nuevas variantes y dar más apoyo financiero a la secuenciación genómica –al menos 75 millones de euros- para hacer la secuenciación del 5% de todos los tests positivos –frente al 1% actual- y evaluar así la propagación y transmisión de las nuevas variantes. En este terreno también proponen destinar 150 millones para acelerar la investigación y el intercambio de datos así como crear una red de estudios clínicos llamada Vaccelerate entre 16 Estados miembros y cinco países asociados entre los que se incluyen Israel y Suiza.

El segundo gran foco de atención estará en acelerar la respuesta ante las nuevas variantes tomando como punto de partida el modelo ya aplicado para la vacuna de la gripe. La idea es enmendar el marco regulatorio de que forma que la Agencia Europea del Medicamento (EMA) pueda autorizar con las vacunas adaptadas sin tener que iniciar todo el trámite desde el principio. Además, la Comisión también plantea la posibilidad de desarrollar una nueva categoría de autorización de emergencia de vacunas a nivel europeo bajo responsabilidad compartida por los Estados miembros.

Mientras tanto, el último gran pilar del plan tiene como objetivo impulsar la capacidad de producción de vacunas en la UE reforzando la cooperación con la industria y desarrollando un nuevo mecanismo de concesión de licencias voluntario para permitir la transferencia de tecnología. “Hay que estar listo y preparados para adelantarnos a los acontecimientos”, ha defendido el comisario de industria, Thierry Breton.

Nuevo contrato con Moderna

Mientras tanto, la Comisión Europea sigue negociando nuevos contratos de vacunas. Von der Leyen ha anunciado este miércoles la firma de un segundo acuerdo con el laboratorio estadounidense Moderna para la adquisición de hasta 300 millones de dosis adicionales  -150 millones en 2021 y la opción de otros 150 millones en 2022- que se sumarán a los 160 millones ya acordados con la empresa. El mismo volumen adicional de dosis acordado en enero con Pfizer para la distribución también de hasta 300 millones de dosis y que han confirmado este miércoles. La idea, según ha explicado Kyriakides, no es solo cubrir las necesidades europeas a corto plazo sino garantizar que la UE estará en disposición en el futuro de hacer frente a las nuevas variantes.

“Asumimos que vamos a tener que renovar las vacunas para que puedan luchar de manera efectiva contra las nuevas variantes y por eso necesitamos nuevos contratos”, ha justificado la presidenta que ha explicado que hasta el momento se han entregado 33 millones de dosis de vacunas en las UE –frente a 53 millones en Estados Unidos y 41 millones en China- que han permitido inyectar una primera dosis a 21 millones de personas mientas que son 7 millones de euros los que han recibido hasta ahora la segunda. “En las próximas semanas y meses habrá que acelerar”, ha insistido la alemana que mantiene el objetivo de que el 70% de los europeos estén vacunados para el 21 de septiembre.

Dudas sobre la vacuna Sputnik

Bruselas, según ha explicado Breton, tiene garantías de la farmacéutica AstraZeneca “de una mejora del 50%” en su capacidad de producción, y confían en que será capaz de recuperar el tiempo perdido. La que no es una opción hoy por hoy es la vacuna rusa Sputnik. Es más, no solo el fabricante ruso no ha pedido hasta ahora autorización de comercialización a la EMA sino que Bruselas se cuestiona los motivos por los que Rusia esté ofreciendo su antídoto cuando no ha progresado suficientemente a su población.

“Nos preguntamos por qué, teóricamente, Rusia sigue ofreciendo millones y millones de dosis mientras que ni siquiera está vacunando a un número suficiente de sus ciudadanos”, se ha interrogado von der Leyen. Para poder llegar a formar parte algún día de la cartera de vacunas europea, el antídoto ruso no solo tendrían que ser aprobado por la EMA –y pasar todo el procedimiento de examen- sino que la UE tendría que poder inspeccionar las plantas donde se fabrica para garantizar que se cumplen los estándares de seguridad.