EN LA PENÍNSULA ARÁBIGA DESDE LOS 18 AÑOS

La odisea de una joven de L'Hospitalet presa en Omán

La mujer fue detenida en el país árabe hace tres años con siete kilos de morfina

La justicia omaní le ha impuesto una pena "excesiva", según su abogado, de 25 años de prisión

A la chica se le obliga a llevar en la cárcel burka y a rezar cinco veces al día

Fàtima Ofkir, la joven presa en Omán

Fàtima Ofkir, la joven presa en Omán / EL PERIÓDICO

J. G. Albalat

J. G. Albalat

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Fàtima Ofkir Reyes fue detenida hace tres años en Omán por tráfico de morfina. Tenía tan solo 18 años. Un tribunal de ese país condenó a esta vecina de L’Hospitalet de Llobregat a 25 años de cárcel. Se convirtió entonces en la presa española más joven entre rejas en un país extranjero. “Le obligan a llevar burka y rezar cinco veces al día”, asegura su madre, Rosario. Los abogados que ahora se han hecho cargo del asunto, Daniel Vosseler y Mónica Santiago, están moviendo cielo y tierra para que la joven regrese a España y cumpla aquí una condena que califican de “desproporcionada” y que, según ellos, la justicia española no hubiera impuesto nunca, pues la muchacha se arrepintió y colaboró con la policía.

Estos letrados se han puesto en contacto con diputados españoles y europeos, así como con la Comisión Europea, para que intercedan por Fátima que, reconoce la madre y sus abogados, “se equivocó en su día” al viajar a Omán. Según Vosseler, está previsto que la Comisión de Exteriores del Congreso vote el próximo día 16 de diciembre una proposición que inste al Ejecutivo de Pedro Sánchez a tramitar un convenio que permita la vuelta a España de la joven desde un país con el que no existe extradición.

Si hay “voluntad política”, en unos tres meses puede hacerse realidad la vuelta a casa de esta muchacha. En los próximos días se enviará una carta al papa Francisco. El rey Felipe VI ya recibió una de la madre. “En un momento tan difícil para todos, apelamos a todas las instancias nacionales e internacionales con el objetivo de permitir que Fàtima pueda cumplir la pena impuesta en España”, recalca el abogado. “Es una cuestión humanitaria”, precisa. “Estamos encontrando voluntad por parte de todos los grupos políticos españoles”, insiste.

Activa y deportista

Antes de viajar a Omán, Fàtima era una joven muy activa que se implicaba en los proyectos que le proponían. Estudiante de la Escuela Municipal de Música, miembro de la asociación de estudiantes de su ciudad y de la Associació Itaca, también destacaba como jugadora de softbol en su equipo, el Hércules. Justo cuando cumplió la mayoría de edad le tocó vivir un problema familiar importante que derivó, entre otras cosas, en la escasez de recursos económicos y en una situación dolorosa por la depresión en que cayó su madre. Después de la separación de sus padres, el mundo se hundió para ella. La joven poco a poco fue dejando sus actividades y se distanció de las amigas de siempre. Se encerró en su propio mundo.

Con 18 años viajó a Omán, donde fue arrestada después de que se encontraran siete kilos de morfina en la habitación del hotel donde se alojaba. Antes de su regreso a casa, la joven llamó a su madre para explicarle dónde se encontraba y que quería salir de allá sin llevar a cabo su cometido, pero ya fue tarde. Después de su detención y lo que parecía que podía ser una condena de ocho años de prisión, se convirtió en 25 después de la toma de posesión del nuevo sultán, que ha endurecido este tipo de delitos. Desde entonces, Fàtima está recluida en la prisión de Mascat y solo puede hacer tres llamadas al mes para hablar con su familia. La cónsula española la visita de vez en cuando. Su madre, Rosario, no ha podido.

“Solo puedo hablar uno o dos minutos con ella cuando llama. Así puede hablar también con el resto de la familia o los amigos. Está pasando por una depresión profunda. Está allí sola. Fátima necesita ayuda. En la prisión de Omán la obligan a asumir ciertas cosas de ese país (llevar burka) que vulnera su libertad como mujer. En la cárcel no hay ni médicos”, explica Rosario. El abogado Vosseler alerta: “Hay muchas redes internacionales que se dedican a captar gente joven vulnerable y los padres no pueden bajar la guardia”