NUEVA COMPOSICIÓN

Fernando Valdés renuncia como magistrado del Constitucional

Fernando Valdés

Fernando Valdés / JUAN MANUEL PRATS

Ángeles Vázquez

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Se resistía a hacerlo, pero Fernando Valdés ha acabado por presentar este miércoles su renuncia como magistrado del Tribunal Constitucional en un escrito dirigido a su presidente, Juan José González Rivas. Era la única salida que tenía después de que el Tribunal Supremo diera por concluida la investigación que abrió contra él este verano por un presunto delito de malos tratos hacia su esposa

González Rivas ha aceptado la renuncia y el cese será publicado en el Boletín Oficial del Estado en los próximos días, lo que significa que el tribunal de garantías estará formado por 11 magistrados en lugar de 12 hasta que se proceda a su renovación. Se da la circunstancia de que Valdés formaba parte del grupo de jueces, correspondiente al Congreso, cuyo mandato ya ha caducado y que será sustituido cuando haya acuerdo de los grupos parlamentarios para ello. 

Por ese motivo el presidente del Constitucional ha comunicado la renuncia a la presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet, así como al magistrado de la Sala Segunda del Tribunal Supremo Andrés Martínez Arrieta, que ha instruido la causa contra Valdés en un tiempo récord.

Una semana

Hace justo una semana Martínez Arrieta daba 10 días al fiscal para acusar a Valdés o pedir el sobreseimiento de las actuaciones. Había tomado declaración a Valdés y su esposa, a una de sus hijas, a los policías que se desplazaron a la vivienda de Majadahonda (Madrid), donde residen, y a los testigos que desde un parque próximo oyeron la fuerte discusión que mantenía el matrimonio y se acercaron para ver si la mujer necesitaba ayuda. 

Tanto el hasta hoy magistrado como su esposa negaron cualquier tipo de malos tratos y sostuvieron que lo ocurrido no fue más que una discusión de pareja que pudo ser "sacada de contexto". Con independencia de lo que diga el juzgado al que finalmente le corresponda sentenciar lo que ocurrió -que ya no será el Supremo, porque con su dimisión ha perdido el fuero-, el episodio producía intranquilidad entre sus compañeros del Constitucional.

No solo era por la implicación que se espera de las instituciones en la lucha contra la violencia machista, sino también porque entre los argumentos de defensa utilizados se sacó a relucir la fuerte medicación que toma para hacer frente a la grave enfermedad que padece, como una posible explicación de un ataque de irascibilidad mayor del normal.

En el tribunal se temía que eso se pudiera ser utilizado en asuntos especialmente delicados para poner en cuestión las deliberaciones y sentencias en las que participara. Valdés se encontraba entre los magistrados más progresistas del alto tribunal y no era infrecuente que suscribiera votos particulares junto con Juan Antonio Xiol y María Luisa Balaguer.